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SAN AGUSTIN. OBRAS

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actos innecesarios para la procreación. De esta tu protegida tejes el elogio en un tono que<br />

nadie puede creer te atrevas ahora a condenarla, pues no enrojeciste al ponderar sus<br />

excelencias, pues hasta la colocaste en el paraíso de delicias.<br />

La semilla, Dios la creó<br />

41. Jul.- "Son los gérmenes creadores, no los vicios, los que se transmiten a los que<br />

nacen. La fuerza seminal la da Dios, pues, según tú mismo confiesas, la bendice".<br />

Ag.- La semilla Dios la creó, pero los que saben distinguir en la naturaleza viciada el bien y<br />

el mal, no consideran un mal la naturaleza, ni el vicio, naturaleza; estos pueden discernir<br />

perfectamente entre naturaleza y vicio, y conocen lo que Dios crea y sana. Vosotros sois<br />

incapaces de distinguir esto, pues sois pelagianos, no católicos. Di ya, por favor, di en qué<br />

sentido se han de interpretar estas palabras: Por un hombre entró el pecado en el mundo<br />

30 .<br />

Ni el engendrar ni el nacer es pecado<br />

42. Jul.- "Los hijos no son culpables, aunque al engendrarlos pequen sus padres, pues los<br />

padres sólo lo son en relación con sus hijos, como los hijos sólo lo son en relación con sus<br />

padres. El que engendra, consta, comunica a los hijos la naturaleza, y en la naturaleza no<br />

hay culpa, Y si declaras que el Apóstol confirma lo que la razón demuestra, nosotros, con<br />

todo derecho y de acuerdo con el Apóstol, sostenemos que el pecado de los padres no se<br />

transmite a los hijos; pues el Apóstol, iluminado por el Espíritu Santo, y nosotros, guiados<br />

por la razón, y tú mismo, aplastado por la verdad que atacas, reconocemos que los<br />

padres, en cuanto padres, no son culpables; y los hijos, en cuanto hijos, es decir, antes de<br />

tener voluntad libre para actuar, no pueden ser culpables".<br />

Ag.- Los padres, es cierto, al engendrar, son padres, y los hijos, al nacer, son hijos. Ni el<br />

engendrar es un mal ni lo es el nacer, pues es consecuencia de la acción creadora de Dios,<br />

y ambas cosas pudieron existir en el paraíso si nadie hubiera pecado. Porque la libido de la<br />

que nos avergonzamos, no sería libido de no nacer del pecado, o ser por el pecado<br />

viciada; o incluso, sin ella, los órganos genitales estarían al servicio de los padres, como<br />

están las manos al servicio de la acción manual; o estaría tan sometida a la voluntad que<br />

nunca pudiera solicitar al que no quiera. Y que no existiría, tal como hoy es, lo prueba la<br />

castidad que ha de combatir contra estos movimientos desordenados, incluso en los<br />

casados, ora para que no se entreguen mutuamente a lascivia, ora para no resbalar hacia<br />

el adulterio; y, en los castos, para no hundirse en el consentimiento. De esta<br />

concupiscencia viene el pecado original, y he aquí por qué no quiso nacer de ella aquel que<br />

vino a quitar nuestro pecado, no a sobrellevar el suyo.<br />

Edificio en ruinas el de Juliano<br />

43. Jul.- "Dejemos a nuestro adversario agotar los recursos de su ingenio a la búsqueda<br />

de argumentos en favor de su doctrina maniquea; emplee todo el tiempo que quiera en<br />

esta penosa tarea; le prometo, no por orgullo, sino por religiosa convicción, que no<br />

conseguirá destruir este edificio por mí levantado".<br />

Ag.- Lo que llamas edificio es un montón de escombros, que de tal manera te aprisionan<br />

que te ves forzado a elogiar lo que combates, si es que aún tienes un átomo de pureza<br />

que te haga combatir lo que alabas.<br />

Se repite Juliano para no decir nada<br />

44. Jul.- "¿Con qué descaro añades: Por un hombre entró el pecado en el mundo y por el<br />

pecado la muerte, y así pasó por todos los hombres en el que todos pecaron? Palabras que<br />

interpretas como si el Apóstol enseñase que este hombre transmite el pecado por<br />

generación a todos los mortales. Pero antes habías dicho que el Doctor de los gentiles no<br />

condenaba el matrimonio, bendecido por Dios; que en el niño no existe querer para el<br />

pecado; que los padres, en cuanto padres, lícita y legítimamente se unen para engendrar<br />

hijos -y al momento, como si todo esto lo dijeses dormido-, añades que el crimen se<br />

transmite por generación, aunque la unión sea querida y bendecida por Dios: ¿Con qué<br />

descaro, con qué derecho, con qué palabras te atreves a enseñar que la generación es<br />

causa de culpa, fuente de crímenes, instrumento del diablo?".

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