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SAN AGUSTIN. OBRAS

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luego, según esta doctrina, los ángeles buenos no pueden ser medios<br />

entre los miserables mortales y ,los bienaventurados<br />

inmortales, pues son también bienaventurados e inmortales, y los<br />

ángeles malos pueden ser medios, porque son inmortales con<br />

aquellos y miserables con éstos. Al contrario de estos espíritus es<br />

el mediador bueno, que contra su inmortalidad y miseria de<br />

ellos quiso ser mortal por algún tiempo, y pudo perseverar<br />

bienaventurado en la eternidad; por lo que a estos inmortales<br />

soberbios y miserables seductores, porque no atrajeran cautelosamente<br />

a la miseria por la jactancia de su inmortalidad, los<br />

destruyó con la humildad de su afrentosa muerte y con la benignidad<br />

de su bienaventuranza respecto de aquellos cuyos<br />

corazones purificó con su fe y los libró de la impura y abominable<br />

dominación de los espíritus infernales.<br />

Así que el hombre, mortal y miserable, desterrado y apartado de los<br />

inmortales y bienaventurados, ¿que medios podrá elegir<br />

para poder unirse a la inmortalidad y bienaventuranza? Lo que nos<br />

puede convidar y agradar en la inmortalidad de los<br />

demonios es miserable; lo que nos puede dar en rostro y ofender en la<br />

mortalidad de Cristo ya pasó; así que allá nos debemos<br />

guardar de la eterna infelicidad, y acá no hay que temer a la muerte,<br />

que no pudo ser eterna, y debemos amar y desear la<br />

bienaventuranza perpetua; porque con este objeto se interpuso el<br />

medio inmortal y miserable, a fin de no dejarnos pasar a la<br />

obtención de la felicidad inmortal, pues persevera obstinado en lo<br />

que impide, esto es, en la misma miseria; pero al mismo tiempo<br />

se interpuso el mortal y bienaventurado para que, pasada la<br />

mortalidad, nos hiciese, de muertos, inmortales, lo cual manifestó en<br />

sí mismo resucitando glorioso, y para hacernos, de infelices,<br />

perpetuamente felices, que es lo que El nunca dejó de ser.<br />

Infiérese, por lo mismo, que el uno es medio malo que divide y separa<br />

a los amigos, y el otro es medio bueno que reconcilia a<br />

los enemigos, por lo que hay muchos medios que nos dividen y apartan,<br />

porque la muchedumbre, que es bienaventurada,<br />

viene a serlo por la participación de un solo Dios, y la multitud de<br />

los ángeles malos es miserable por ser privada de la<br />

participación de este Dios, la cual podemos decir que se opone más<br />

pata impedir que se interpone para ayudar a la<br />

bienaventuranza; aun con su misma muchedumbre, en alguna manera<br />

embaraza e impide que podamos llegar a la posesión de<br />

aquel único bien beatífico que para que pudiéramos llegar a él fue<br />

necesario que tuviéramos no muchos, sino un solo mediador,<br />

quien fuera el mismo con cuya participación seamos bienaventurados,<br />

esto es, el Verbo divino, no hecho, sino Aquel por cuya,<br />

mano y omnipotencia se hicieron y criaron todas las cosas.<br />

Mas no por eso es tampoco mediador, por cuanto es Verbo, pues el<br />

divino Verbo, que es sumamente inmortal y sumamente<br />

bienaventurado, está muy distante de los miserables mortales, y sólo<br />

es mediador por lo que es hombre, demostrándonos<br />

realmente con esto mismo que no debemos buscar para aquel bien (no<br />

sólo bienaventurado, sino también beatífico) otros<br />

mediadores, por quienes entendemos que nos conviene procurar otras<br />

máquinas y escalas para poder subir y llegar, porque el<br />

bienaventurado y beatífico Dios, vistiéndose de nuestra humanidad,<br />

nos proveyó de un medio infalible para que pudiéramos<br />

llegar a participar de su dignidad, pues Iibrándonos de la mortalidad<br />

y miseria no nos lleva a los ángeles inmortales y<br />

bienaventurados, para que con su participación seamos igualmente<br />

inmortales y bienaventurados, sino que nos dirige a aquella<br />

sacrosanta Trinidad con cuya participación los ángeles son también<br />

bienaventurados; por lo cual, cuando para ser mediador<br />

quiso, en forma de siervo, ser inferior a los ángeles, sin embargo,<br />

en la forma que Dios quedó superior a los ángeles, siendo El<br />

mismo el que en lo inferior era el verdadero camino de la vida<br />

eterna, y en lo superior era la vida misma.

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