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SAN AGUSTIN. OBRAS

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se puede encontrar en los impíos, los infieles que posean esta virtud aventajan a los<br />

cristianos manchados con el lodo de la concupiscencia carnal". No es como dices; estás en<br />

grave error. Porque los que usan bien de la concupiscencia no están manchados con el<br />

lodo de la libido, aunque los hijos nazcan tarados por el mal de la concupiscencia, y por<br />

eso necesitan ser regenerados; y en los impíos no se encuentra la pureza virginal aunque<br />

en ellos exista la virginidad física, porque la verdadera pureza virginal no puede<br />

encontrarse nunca en un alma adúltera. En consecuencia, no es posible anteponer el bien<br />

de la virginidad en los impíos al bien del matrimonio entre fieles. Los esposos que usan<br />

bien del mal de la concupiscencia son preferibles a las vírgenes que hacen mal uso del bien<br />

de la virginidad. Y así, cuando los esposos fieles usan bien del mal de la concupiscencia, no<br />

es, como calumnias, "en virtud de su fe el que obtengan la impunidad de su crimen", sino<br />

porque su fe produce en ellos no una falsa, sino verdadera virtud de castidad.<br />

51. ¿Qué nos importa digan los maniqueos, como afirmas: "Si alguno, por temor, comete<br />

un homicidio, es culpable, porque temió, pero si alguno, con audacia exultante, comete un<br />

crimen, creyendo hace en conciencia el mal que hace, evitará ser culpable?" La verdad es<br />

que nunca he oído decir esto a los maniqueos. Pero lo digan o sea invención tuya, ¿qué<br />

nos importa? La fe católica que profesamos, ciertamente no lo enseña y con su autoridad<br />

te acorralamos. Afirmamos que las obras que parecen buenas, no son verdaderamente<br />

buenas sin fe, porque las que en verdad son buenas es necesario agraden a Dios, y sin fe<br />

es imposible agradarle. Esto significa que sin fe no puede existir, en verdad, obra buena. Y<br />

las acciones que son evidentemente malas no son efecto de la fe actuada por la caridad 75 ,<br />

porque el amor al prójimo no obra mal 76 .<br />

52. "La concupiscencia natural -te sonroja llamarla carnal- es buena -dices-, pero siempre<br />

que esté enmarcada en sus justos límites y no reciba rociada alguna de impurezas". Te<br />

pregunto: ¿Cómo represarla en sus justos límites? ¿Cómo se la embrida sino oponiéndole<br />

resistencia? Y si se la resiste, ¿no es para impedir cumpla sus malvados deseos? ¿En qué<br />

sentido puede ser buena?<br />

Pudor y pecado<br />

IX. 53. Fijas tu atención en estas palabras de mi libro: "¿Acaso aquellos primeros<br />

esposos, cuyo matrimonio bendijo Dios diciendo: Creced y multiplicaos 77 , no estaban<br />

desnudos y no se avergonzaban 78 ? ¿Por qué motivo, después del pecado, nació la<br />

confusión en estos miembros sino porque en ellos surgió un movimiento deshonesto, que<br />

el matrimonio ciertamente no hubiera experimentado si los hombres no hubieran<br />

pecado?" Comprueba, y verás que estas mis palabras están tomadas de la Escritura, y<br />

todo aquel que haya leído o lea este pasaje del Génesis, sin duda aprobará lo que dije. En<br />

un interminable discurso sudas para contradecirme, pero no te has sincerado. E insistes,<br />

por el contrario, en tu depravado error, aunque compruebes, por experiencia, la ortodoxia<br />

de mi sentencia, sin que puedas destruir su verdad. Omito tus gestos en la disputa y tus<br />

jactancias, como hombre sin aliento que se esfuerza por llegar a donde no puede, o se<br />

pierde entre cendales de niebla y finge haber llegado a la meta.<br />

Con la ayuda del Señor, me dispongo a examinar y refutar hasta las más pequeñas partes<br />

de tu discurso, para que todo aquel que lea tus obras y las mías pueda ver tu obra<br />

arrasada y destruida; en especial aquellos pasajes que de mil maneras repites y otras<br />

tantas por nosotros anulados.<br />

54. Entre otras cosas, dices: "Al cubrir nuestros primeros padres sus partes íntimas, en las<br />

que radica la libido después del pecado, por sentir vergüenza de su desnudez, yo he<br />

querido probar que Dios instituyó un matrimonio espiritual". Si los matrimonios sin<br />

concupiscencia son espirituales, también, según tu razonar, serán espirituales los cuerpos<br />

cuando se vean libres de concupiscencias. ¿Es que la concupiscencia tiene para ti un<br />

encanto especial, y así como afirmas su existencia en el Edén, la quieres introducir en los<br />

cuerpos resucitados? No digo, corno afirmas, que "no es natural sino aquello sin lo que la<br />

naturaleza no puede existir". Lo que sí digo es que se llama vicio natural aquel sin el cual<br />

ningún hombre viene al mundo, aunque al principio la naturaleza no fue creada así. En<br />

consecuencia, este mal no trae su origen de la primera institución de la naturaleza, sino<br />

que viene de la mala voluntad del primer hombre. Mal que desaparecerá un día, pues será<br />

condenado o curado.<br />

55. Comparas mi doctrina a una chinche; viva, molesta; aplastada, hiede; como si te diera

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