12.07.2015 Views

Temas de Patrimonio Cultural 20 Buenos Aires Gallega Inmigración ...

Temas de Patrimonio Cultural 20 Buenos Aires Gallega Inmigración ...

Temas de Patrimonio Cultural 20 Buenos Aires Gallega Inmigración ...

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Temas</strong> <strong>de</strong> <strong>Patrimonio</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>20</strong>cena, se sentara junto a nosotras. Cuando se <strong>de</strong>spidió al día siguiente, sentí mucha pena<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la cariñosa atención que ni mi propio padre habría <strong>de</strong> prodigarme. Pero aquelmaravilloso encuentro me bautizó contra los prejuicios raciales.No fue auspicioso el encuentro con mi padre. Subió al barco a buscarnos, yaque mamá, muy angustiada porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el puente no veía ningún familiar, se negabaa <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r. El <strong>de</strong>sconocido, serio, bien parecido y más bajo que el oficial que lo acompañaba,nos saludó parcamente. En el muelle aguardaban otros parientes. Yo creí queManolo <strong>de</strong> Mitra, un primo <strong>de</strong> mamá que me alzó en brazos y me prestó atención casiexclusiva, era mi padre. Hasta que al momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedirnos, el hombre que menossimpatía me había inspirado por adusto y viejo (tenía 35 años), me obligó a marchar conél, con gran disgusto y <strong>de</strong>cepción <strong>de</strong> mi parte. Yo había imaginado que papá me recibiríaalegremente, con los brazos abiertos, como había visto que hacían mis tíos cuando sushijas corrían hacia ellos. Pero el temperamento poco <strong>de</strong>mostrativo <strong>de</strong> mi padre, la fallaen la información que en aquel momento dieron los adultos o mi hipoacusia, impidieronun a<strong>de</strong>cuado encuentro. Esa misma tar<strong>de</strong> viajé primero en subte y luego en tren,que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> unos cuarenta minutos <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> Constitución nos <strong>de</strong>jó en la localidadsuburbana <strong>de</strong> Quilmes. Allí compartiríamos con María Severina, (219) hermana menor <strong>de</strong>mi madre, y su marido una mo<strong>de</strong>sta casita <strong>de</strong> material en la calle San Juan, todavía sinasfaltar y enclavada en una barriada que aún tenía más <strong>de</strong> campo que <strong>de</strong> ciudad. En laesquina <strong>de</strong> aquella calle había un ombú que me evocaba los árboles <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a, y trepadaa sus ramas bajas fantaseaba con el regreso a mi tierra. Hasta aquellos pagos llegó lainundación, aunque el agua no entró en nuestra casa, que disponía <strong>de</strong> un amplio terrenodon<strong>de</strong> las mujeres cultivaban hortalizas y criaban gallinas. Pero <strong>de</strong> todas las noveda<strong>de</strong>sque inicialmente ofreció el nuevo país, la que más me sorprendió fue la <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong>rol <strong>de</strong> mi madre. Ella quedó sometida a la indiscutible autoridad <strong>de</strong> mi padre, y si en supresencia se la veía obediente y animada, en su ausencia se volvía <strong>de</strong>presiva e inestable,y <strong>de</strong> a poco se convertiría en un manojo <strong>de</strong> nervios. Fueron malos tiempos para nuestrovínculo, porque su mayor presencia física no facilitó la comunicación en la medida <strong>de</strong>lo que yo esperaba y también me costaba reconocer en ella la madre afectuosa que habíatenido en Galicia. Muchas veces me pregunté cómo habría sido el reencuentro con suesposo, casi un <strong>de</strong>sconocido <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cinco años. Para mí, como para Luz, el viaje a<strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> fue imaginado como una especie <strong>de</strong> paseo, un ir a buscar a papá para queluego la familia reunida regresara a casa. Pero a medida que pasaba el tiempo crecíanla ansiedad y la terrible sospecha <strong>de</strong> que nunca nos marcharíamos. El momento <strong>de</strong> laverdad llegó el día en que oí a mis padres hablar <strong>de</strong> anotarme en la escuela. Salí al sol <strong>de</strong>lmediodía, cerré los ojos, y a través <strong>de</strong> mis lágrimas imaginé el mar y el barco pasandopor mi puerta para llevarme <strong>de</strong> regreso a Galicia. Al abrirlos ya me había quedado sininfancia.219 María Severina López López <strong>de</strong> López, hija <strong>de</strong> Manuel López Matalobos y Rosa López Tejo, nació en Ardagán, Marrozos, el 24 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1926y arribó a <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> el 22 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1951 con su marido, Manuel López Mahía con quien se había casado dos años antes. Es la hermana menor <strong>de</strong> mimadre y entre ambas, había dos varones, Manuel y Andrés. Entrevistada en <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> el 29 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> <strong>20</strong>07.170

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!