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Temas de Patrimonio Cultural 20 Buenos Aires Gallega Inmigración ...

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<strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> <strong>Gallega</strong>. Inmigración, pasado y presenteriendas <strong>de</strong>l negocio. Justamente el hecho <strong>de</strong> que muchas <strong>de</strong> esas alianzas se forjasen conhijas <strong>de</strong> inmigrantes gallegos o peninsulares en general arribados con anterioridad –y queen la documentación eclesiástica o civil figuran como naturales <strong>de</strong>l país–, lleva a pensarque en un porcentaje apreciable la exogamia ocultaba, en realidad, copiosos casos <strong>de</strong>endogamia encubierta: un inmigrante galaico se casaba con la hija <strong>de</strong> otro compatriotagallego, que a menudo podía proce<strong>de</strong>r, a su vez, <strong>de</strong> su misma parroquia <strong>de</strong> origen.No era tampoco casual que hacia mediados <strong>de</strong>l siglo XIX la prensa rioplatenseya recogiese <strong>de</strong> vez en cuando chistes <strong>de</strong> gallegos, en parte una continuación <strong>de</strong> aquelestado <strong>de</strong> opinión antihispánico heredado <strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, más queun retrato real <strong>de</strong> la inserción social <strong>de</strong> los inmigrantes gallegos. Pero en ellos tambiéncomenzaba a adivinarse cierto <strong>de</strong>sprecio social hacia la humil<strong>de</strong> condición <strong>de</strong> los reciénllegados como inmigrantes extranjeros a un país in<strong>de</strong>pendiente. En la década <strong>de</strong> 1860se registraron en <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> y en otros lugares <strong>de</strong>l país varios enfrentamientos entreinmigrantes españoles y criollos que se solidarizaban con Chile durante la guerra <strong>de</strong>lPacífico; y el mote <strong>de</strong>spectivo siempre utilizado seguía siendo el <strong>de</strong> gallegos para <strong>de</strong>signara todos los españoles presuntamente imperialistas. De ahí también que se emplease eltérmino gallego como insulto puro y simple para <strong>de</strong>scalificar a los oponentes políticos enla escena pública argentina. Los prejuicios hacia los gallegos –inmigrantes o no– salíana flote, a<strong>de</strong>más, en buena parte <strong>de</strong> la prensa argentina en cuanto surgía algún conflictolaboral o social en el que se veían envueltos trabajadores <strong>de</strong> ese origen, particularmenteen los oficios <strong>de</strong> baja calificación <strong>de</strong>l sector servicios en los que aquellos tenían un visibleprotagonismo. Por ejemplo, en septiembre <strong>de</strong> 1865, cuando los serenos <strong>de</strong> <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>,en su gran mayoría gallegos –<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la reorganización <strong>de</strong>l cuerpo operada tras lacaída <strong>de</strong> Rosas en 1852, cuando los inmigrantes <strong>de</strong> ese origen fueron preferidos para<strong>de</strong>sempeñar el oficio– se negaron a renunciar a la ciudadanía española para continuar ensu trabajo, como les exigía la municipalidad. Hubo incluso varios enfrentamientos entrelos promotores <strong>de</strong> la protesta y fuerzas <strong>de</strong> policía. Como recogía el periódico porteño LaEspaña casi contemporáneamente a los hechos, en Argentina parecía que “el nombre <strong>de</strong>Gallego sea sinónimo <strong>de</strong> judío para ciertas autorida<strong>de</strong>s subalternas”.Esta dinámica, que continuó durante los veinte años siguientes, a juzgar por variostestimonios aislados, se encuadraba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que era la percepción general <strong>de</strong> laselites intelectuales argentinas, en las que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa década empezó a aparecer un ciertomiedo a las consecuencias <strong>de</strong> la inmigración masiva que sustituía el pasado optimismosobre sus supuestas bonda<strong>de</strong>s. Aunque el temor principal eran los inmigrantes italianos(por su mayor número y escasa disposición a acriollarse rápidamente) y los inmigrantesespañoles pasaron a ser revalorizados por algunos intelectuales y políticos australes ya<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo XIX, las jerarquías regionales estaban claras: los gallegosocupaban uno <strong>de</strong> los escalones más bajos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los no muy apreciados españoles.En 1888 el periodista y escritor Emilio Daireaux afirmaba que gallegos y napolitanoscompartían el sentimiento <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>spreciados por la sociedad receptora a causa <strong>de</strong> subaja cualificación, siendo su gentilicio sinónimo <strong>de</strong> bruto e ignorante. Hasta el punto <strong>de</strong>27

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