12.07.2015 Views

Temas de Patrimonio Cultural 20 Buenos Aires Gallega Inmigración ...

Temas de Patrimonio Cultural 20 Buenos Aires Gallega Inmigración ...

Temas de Patrimonio Cultural 20 Buenos Aires Gallega Inmigración ...

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> <strong>Gallega</strong>. Inmigración, pasado y presenteexplícitamente “a todos los hombres <strong>de</strong>l mundo que quieran habitar el suelo argentino”,mucha agua había <strong>de</strong> correr hasta que, en 1902, durante la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Roca y siendoministro alguien con la talla <strong>de</strong> Joaquín V. González, se instituyera aquella ominosa Ley<strong>de</strong> Resi<strong>de</strong>ncia, inspirada 6 años antes por otro escritor, Miguel Cané, y que permitía<strong>de</strong>volver a sus países <strong>de</strong> origen –aunque estuvieran gobernados por dictaduras inclusoasesinas– a los extranjeros “in<strong>de</strong>seables” (léase, sobre todo, agitadores sociales).¿Qué había sucedido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Alberdi dijera, casi en forma visionaria: “¿Quénombre daréis, qué nombre merece un país compuesto <strong>de</strong> doscientas mil leguas <strong>de</strong>territorio y una población <strong>de</strong> ochocientos mil habitantes? Un <strong>de</strong>sierto. ¿Qué nombredaréis a la Constitución <strong>de</strong> ese país? La Constitución <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sierto... El fin capital <strong>de</strong>la Constitución es poblar. La población es el fin y el medio al mismo tiempo”. ¿Quéhabía ocurrido para que nada menos que Sarmiento, criticando a la vez al gobierno <strong>de</strong>Roca y a la sociedad <strong>de</strong> su tiempo, exclamara visiblemente enfurruñado: “¡Qué chasconos hemos dado con la inmigración extranjera!”.O bien nuestra sociedad no digería <strong>de</strong>l todo a esos mismos inmigrantes quehabía convocado, o bien había sectores –en muchos casos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r– que, más allá <strong>de</strong>las imaginables resistencias que todo cambio irremediablemente provoca, sobre todo siestá constituido por la irrupción masiva <strong>de</strong> extraños, se sentían hostigados por aquellasnuevas presencias. O quizás, también, esta precisa sociedad tenía tal vez algunas características,que se reproducían incesantemente a pesar <strong>de</strong> los cambios, por encima (o por<strong>de</strong>bajo) <strong>de</strong> los cambios.Como siempre, hay matices. Pero también hay síntomas, evi<strong>de</strong>ncias más quesignificativas. Se sabe que el mismísimo Martín Fierro (3), aparecido por primera vezen 1872, llegó a convertirse legítimamente en poema nacional <strong>de</strong> los argentinos merceda la increíble repercusión que supo alcanzar, precisamente entre los humil<strong>de</strong>s <strong>de</strong>stinatariosque se había imaginado. Y también fue entronizado <strong>de</strong>spués como “biblia gaucha”muchas veces por aquellos mismos que habían contribuido no solo a la <strong>de</strong>finitiva liquidación<strong>de</strong>l gaucho, sino también a fomentar las circunstancias que iban permitiendo almismo tiempo convertirlo en mito. Pues bien, cual si tuviera conciencia culpable <strong>de</strong> estavictoria a lo Pirro, José Hernán<strong>de</strong>z incluye también en su texto momentos <strong>de</strong> innegablediscriminación, cuando no <strong>de</strong> clara xenofobia o <strong>de</strong> casi abierto racismo.Las opiniones categóricamente negativas contra el indio, y sin duda peyorativassobre el negro, no solo se enhebran en nuestro Martín Fierro con las legítimas reivindicaciones<strong>de</strong>l gaucho <strong>de</strong>svalido y saqueado, sino que también se potencian, por su propiaantinomia. Así, el i<strong>de</strong>alizado protagonista pue<strong>de</strong> robar abiertamente a “Un nápolesmercachifle”, confesando que “Ma gañao con picardía, / <strong>de</strong>cía el gringo y lagrimiaba,/ mientras yo en un poncho alzaba / todita su merchería”, para concluir refirmandoesa supuesta bajeza <strong>de</strong> linaje más que nítidamente: “Y esa calidá <strong>de</strong> gringo / no tieneSanto en el cielo”. Pero tampoco esto es casual, me temo. Ya en páginas anteriores, JoséHernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong>dica muchas sextinas <strong>de</strong>valuatorias a otro meridional italiano: “Era un415

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!