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Temas de Patrimonio Cultural 20 Buenos Aires Gallega Inmigración ...

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<strong>Temas</strong> <strong>de</strong> <strong>Patrimonio</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>20</strong>como si necesariamente los argentinos <strong>de</strong>bieran ser más inteligentes y capaces. No se leocurrió <strong>de</strong>cir: “¿No les da vergüenza que la aban<strong>de</strong>rada sea una sorda?”, apelando asía una limitación real para el aprendizaje. Esta maestra, no pudo evitar, pese a ser hija <strong>de</strong>gallegos y a su especial cariño por mí, tropezar también con el estereotipo negativo <strong>de</strong>lgallego. (221) Luego, en el secundario, tuve uno <strong>de</strong> los mejores promedios <strong>de</strong>l colegio, eincluso llegué a cursar parte <strong>de</strong> una carrera universitaria, que finalmente abandoné pordiversas razones.La nueva cultura urbana me producía, como dije, una honda curiosidad, peromis padres restringían en Ciuda<strong>de</strong>la mucho más que en Quilmes mis salidas fuera <strong>de</strong>lhogar, todo lo contrario a lo que sucedía allá en la al<strong>de</strong>a, don<strong>de</strong> integraba la pandilla <strong>de</strong>primos y vecinos <strong>de</strong> mi edad. Al año siguiente <strong>de</strong> llegar a <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> ya encontrabaa mis vecinos en la escuela. Recuerdo, por ejemplo, <strong>de</strong> la etapa quilmeña, a una chicamorocha con muchos hermanos que vivía en una casa con piso <strong>de</strong> tierra: ella escuchabamis relatos <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a con fascinación, y su madre me trataba con mucha amabilidad,una actitud que se repetiría con otras familias originarias <strong>de</strong>l interior argentino. Perolos chicos <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> europeos se burlaban cuando yo no conocía el nombre castellano<strong>de</strong> algún utensilio, o cuando hablaba <strong>de</strong> la vaca o el chancho. Ciertamente mimadre tampoco tenía una actitud muy favorable a la adquisición <strong>de</strong> hábitos <strong>de</strong> la nuevasociedad, y durante muchísimos años continuó llamando a los elementos domésticos consu <strong>de</strong>nominación gallega. Maribel y Luz recuerdan con rabia las burlas que pa<strong>de</strong>cieronpor su acento gallego, dificultad que (como ya mencioné) yo no sufrí porque aprendíel castellano en <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> y, a<strong>de</strong>más, pronto <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> hablar gallego por directaprohibición <strong>de</strong> mi padre. Maribel sostiene que los que más discriminan son los hijos<strong>de</strong> inmigrantes. Las tres recordamos el tono <strong>de</strong>spectivo en que nos llamaban gayegas.Yo no entendía por qué ser gallega era un <strong>de</strong>fecto grave, ni tampoco por qué papá nosprohibía a mi hermano y a mí hablar en nuestra lengua, e interpreté su permiso tácitopara que mamá siguiera hablándolo, entreverado con el castellano, como una concesióna su escasa inteligencia. Sin darme cuenta yo había asimilado otro estereotipo confirmadopor la sumisión <strong>de</strong> mamá: los inteligentes y, por lo tanto, los más capaces pararesolver los asuntos importantes, son los varones. De adulta comprendí mejor el uso <strong>de</strong>la sumisión como estrategia, pero también interpreté la prohibición <strong>de</strong> papá respecto <strong>de</strong>lidioma gallego como el producto <strong>de</strong> una doble presión: la <strong>de</strong> su socialización bajo elfranquismo, y su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que no tuviéramos dificulta<strong>de</strong>s en la escuela para el aprendizaje<strong>de</strong> la lecto-escritura, y nos integráramos así más fácilmente en la nueva sociedad. Luzcuenta que llegó a odiar lo gallego y a pensar que “si me cargan es porque los gallegosson malos, no sirven”, y que “trataba <strong>de</strong> ocultar que era gallega. Pensaba: me estánmirando y riéndose porque soy gallega”. Desgraciadamente no fue la única en pa<strong>de</strong>cerestos complejos. Personalmente, pasé <strong>de</strong> la natural expresión <strong>de</strong> mi origen a la cautela:intentaba atajar la sonrisa burlona <strong>de</strong>l interlocutor diciendo que era española, pero comocon este gentilicio tampoco evitaba la mofa, alguna vez lo intenté diciendo que eraeuropea. Luz recuerda que la hacían sentir inferior, le <strong>de</strong>cían que era “cuadrada” y le221 Luz recuerda que la directora <strong>de</strong> su escuela le negó la beca que merecía por ser la mejor alumna porque era extranjera, y se la otorgó a una argentinacon promedio inferior.172

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