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Cartas filosóficas.pdf

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264<br />

que son una misma cosa. Todo lo disputa, ú todo se opone,<br />

y en todo malicia. Cuando Averroes volvió de llevar el prólogo,<br />

venia eí buen hombre tan afligido y lleno de lágrimas,<br />

que era una compasión mirarle. Movidos de ella , quisimos<br />

saber la causa de su pena; y arrancando él de lo intimo del<br />

pecho un suspiro tan grande, que en esa tierra.pudiera haber<br />

pasado por rebuzno, se lamentó amargamente de su mala<br />

suerte, porque no le dejó nacer en siglo tan feliz como<br />

el presente. Pues ¿qué tiene este siglo mas que los otros? replicó<br />

el Pimporrero. Ay amigo, respondió Averroes , ¿ qué<br />

tiene ? ¿ Es poco tener el que ahora pueda un hombre con<br />

toda seguridad saber que es docto y virtuoso? Chúpate esa,<br />

dijo el Pimporrero , diéramos gracias á Dios de que ahora<br />

supieran los cojos de qué pie cojeaban, cuanto y mas de que<br />

supieran unas cosas, de las cuales la primera no debe saberla<br />

el que la tiene, y la segunda no puede conocerla mas que<br />

Dios. Pues yo, dijo Averroes , sin ser Dios, lo conozco, y<br />

me consta. Pues V. es un salvage, replicó el otro. De aquí<br />

se agarraron: ¡qué gritos, qué patadas, qué dicterios! Nos<br />

vimos y nos deseamos para apaciguarlos, porque el Pimporrero<br />

parecía que habia comido lengua, y hablaba rnas que<br />

un corral de mugares. Escarmentado yo de este ruido, y temiéndome<br />

que la cosa pasase otro dia á lo que no queríamos<br />

, llamé á Averroes , y le pregunté si era cierta la especie<br />

: él me aseguró que no admitía duda : que habia visto<br />

por aquellos ojos que habia comido la tierra, á uno que estaba<br />

en conocimiento de que era santo y docto ; y no solamente<br />

lo estaba, sino que en fuerza de ello pretendía conseguir<br />

no sé qué cosa, no ya por la vía ordinaria, sino por<br />

la egecutiva , siendo él en una pieza parte que pedia , juez<br />

que. sentenciaba, y escribano que lo hacia saber. Le pregunté<br />

sobre si era justa la sentencia; á que respondió: que en<br />

caso de no ser justa, sería solamente por la parte de docto,<br />

sobre que habían resultado varias instancias, no de muy poco<br />

momento; pero en cuanto á lo santo era negocio pasado<br />

en autoridad de cosa juzgada en un tribunal, que para<br />

decidir en esta materia hay en el mundo , sin licencia del<br />

Rey, ni aprobación del Papa. Certificado así, me ha ocurrido<br />

aprovecharme de este descubrimiento para contener al<br />

Pimporrero. Hágame V". favor de buscar por ahí á uno de

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