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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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120 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>Las <strong>contradicciones</strong> en la división d<strong>el</strong> trabajo son abundantísimas. Hayque hacer sin embargo una distinción general e importante entre la divisióntécnica y la división social d<strong>el</strong> trabajo. Con la primera aludo a lasdistintas tareas concretas en una serie compleja de operaciones que cualquierapuede hacer en principio, como vigilar una máquina o fregar <strong>el</strong>su<strong>el</strong>o, mientras que la segunda se refiere a las tareas especializadas que sólopersonas con <strong>el</strong> adecuado entrenamiento o estatus social pueden realizar,como los médicos, los programadores de software o los camareros en unrestaurante de cinco estr<strong>el</strong>las. Menciono este último ejemplo para enfatizarque las divisiones y de<strong>fin</strong>iciones existentes a menudo dependen tanto dehabilidades sociales, culturales e interpersonales y de la actitud personalcomo de la experiencia y formación técnica.Hay muchas otras distinciones a tener en cuenta, como las debidas a lanaturaleza (por ejemplo, la maternidad), la cultura (por ejemplo, la situaciónde las mujeres en la sociedad); entre ciudad (urbano) y campo (rural);int<strong>el</strong>ectual y manual; social (en toda la sociedad en general) y local (dentrode una empresa o corporación); de cu<strong>el</strong>lo azul y de cu<strong>el</strong>lo blanco; cualificadoy no cualificado; productivo y no productivo; doméstico (hogar) oasalariado; simbólico o material, etc. Están también las distinciones sectorialesentre <strong>el</strong> sector primario (agricultura, silvicultura, pesca y minería), <strong>el</strong>secundario (industria y manufactura), <strong>el</strong> terciario (servicios y los subsectoresde <strong>fin</strong>anzas, seguros y propiedad inmobiliaria, que han cobrado mayorr<strong>el</strong>evancia en los últimos tiempos) y lo que algunos prefieren considerarcomo <strong>el</strong> cuarto sector compuesto por actividades culturales y basadas en <strong>el</strong>conocimiento, cada vez más importantes. Como si todo esto no fuera bastante,la clasificación de los distintos sectores y ocupaciones en los censosengloba generalmente más de cien categorías.En la medida en que tales distinciones y oposiciones pueden ser fuentede tensión y antagonismo, pueden entrechocar y convertirse en <strong>contradicciones</strong>que desempeñan algún pap<strong>el</strong> en la generación y resolución de crisis.Al analizar los movimientos de reb<strong>el</strong>ión, sería muy raro que las causas y losparticipantes activos no se encontraran en una u otra de esas oposicioneso en los correspondientes sectores. En la teoría socialista ha sido tradicional,por supuesto, privilegiar al proletariado industrial (los trabajadores«productivos» dentro de la división general d<strong>el</strong> trabajo) como vanguardiade la transformación revolucionaria. Los oficinistas, empleados de banca,trabajadoras domésticas y barrenderos nunca han sido considerados comoagentes revolucionarios, mientras que los mineros, trabajadores d<strong>el</strong> automóvilo d<strong>el</strong> metal y hasta los profesores y maestros de escu<strong>el</strong>a sí lo han sido.La mayoría de esos dualismos resultan ser distinciones toscas que nosayudan muy poco a entender un mundo cada vez más complejo e intrincadosometido permanentemente a transformaciones revolucionarias. Es,

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