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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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132 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong><strong>el</strong> que las distintas funciones sociales constituyen modos alternativosde actividad 4 .Con ese <strong>fin</strong> <strong>el</strong> capital necesitaría un tipo de mano de obra educada yadaptable y no específica, pero si los trabajadores deben ser instruidos,¿quién sabe lo que ese «individuo totalmente desarrollado» [total entwick<strong>el</strong>teIndividuum] podría leer y qué ideas políticas podría llegar a concebir?Para Marx, la inserción de las cláusulas educativas en la Factory Act inglesade 1864 era una clara prueba de la necesidad de que <strong>el</strong> Estado intervinieray y por cuenta d<strong>el</strong> capital asegurara la realización de ciertos cambiosorientados hacia la educación d<strong>el</strong> «individuo totalmente desarrollado». Deforma similar, aunque era fácil señalar y denunciar los abusos d<strong>el</strong> empleode mujeres durante la Revolución Industrial, Marx también veía posibilidadesprogresivas a largo plazo para la construcción de «una forma nuevay más alta» de vida familiar y de r<strong>el</strong>aciones de género a partir de lo que <strong>el</strong>capital ofrecía y requería de las mujeres en <strong>el</strong> lugar de trabajo.En esa formulación queda por aclarar qué es lo que un «individuo totalmentedesarrollado» quiere o necesita saber y quién va a enseñárs<strong>el</strong>o. Éstaes una cuestión central en <strong>el</strong> campo de la reproducción social, que consideraremosen breve, pero que exige al menos una mención aquí. Desde <strong>el</strong>punto de vista d<strong>el</strong> capital, los trabajadores sólo necesitan saber lo necesariopara seguir las instrucciones y realizar sus tareas dentro de una división d<strong>el</strong>trabajo diseñada por aqu<strong>el</strong>. Pero una vez que los trabajadores pueden leer,existe <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro de que lean y sueñen e incluso actúen a partir de todo tipode ideas recogidas de una inmensa variedad de fuentes. Por esta razón sehacen esenciales los controles ideológicos sobre <strong>el</strong> flujo de conocimiento einformación, junto con la instrucción en las ideas correctas de subordinaciónal capital y sus exigencias para la reproducción. Pero es difícil, si noimposible, para los individuos instruidos y totalmente desarrollados, nopreguntarse sobre la naturaleza de la totalidad de una sociedad humanaen la que su propia actividad laboral no es sino una parte minúscula y quépodría significar ser humano en un mundo tan fragmentado como paraque se haga difícil deducir ninguna apreciación directa d<strong>el</strong> significado deuna vida. Sospecho que era por esta razón por la que incluso <strong>el</strong> capitalpermitía que una pequeña dosis de educación humanista en literatura yarte así como en conceptos culturales y sentimientos morales y r<strong>el</strong>igiosospudiera proporcionar un antídoto a las ansiedades generadas por la pérdidade significado en <strong>el</strong> trabajo. Las fragmentaciones y divisiones d<strong>el</strong> trabajonecesarias para la diversidad cada vez mayor de nichos ocupacionales ofrecidospor <strong>el</strong> capital generan serios problemas psicológicos; pero lo más4Karl Marx, Capital, Volume 1, cit., p. 618 [ed. alemana.: Das Kapital, Band I, cit., p. 512; ed.cast.: El capital, I-II, cit., p. 230].

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