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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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136 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>se proclama en general como una actitud política esencial para cualquiereconomía capitalista saneada. En particular, se cita frecuentemente comoobjetivo importante de los gobiernos mantener una posición competitivaen <strong>el</strong> comercio internacional. Si existiera un mercado puro y perfectamentecompetitivo, libre de las distorsiones d<strong>el</strong> poder monopolístico, entoncestodo, se dice, funcionaría maravillosamente.Este r<strong>el</strong>ato asombrosamente arraigado ha prevalecido durante más dedos siglos desde que Adam Smith lo presentó tan persuasiva y brillantementeen La riqueza de las naciones. Constituye <strong>el</strong> mito fundacional d<strong>el</strong>a teoría económica liberal. Los economistas políticos liberales organizarondesde <strong>fin</strong>ales d<strong>el</strong> siglo XVIII una cruzada contra las intervenciones d<strong>el</strong>Estado en la fijación de precios en los mercados y contra <strong>el</strong> poder de losmonopolios, de la que no se apartó mucho Keynes. Aún más sorprendentemente,es aceptada reverencialmente en El capital de Marx, aunque ensu caso <strong>el</strong> razonamiento lleva a una conclusión distinta: si <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato utópicode Adam Smith fuera correcto, las cosas no irían en beneficio de todos; <strong>el</strong>resultado sería una profundización de la diferencia de riqueza y poder entérminos de clase que haría que <strong>el</strong> capital fuera aún más propenso a lascrisis aunque también más poderoso.A raíz de la crisis de 2007-2009, a los economistas les resultó muy difícildefender su guión acostumbrado. Los banqueros, tratando de protegersus intereses individuales, simplemente dejaron de contribuir al bienestargeneral, y en Estados Unidos la Reserva Federal rescató a los bancos, perono a la gente corriente. Esto ha llevado ahora a admitir que <strong>el</strong> poder de losmonopolios no es una aberración, sino un problema sistémico que surgede lo que los economistas denominan «búsqueda de rentas». Tal comoexplica <strong>el</strong> economista Joseph Stiglitz:Para decirlo sin ambages, hay dos formas de hacerse rico: crear riquezao arrebatárs<strong>el</strong>a a otros. La primera de esas formas enriquece a la sociedad,mientras que la segunda sustrae riqueza, ya que en <strong>el</strong> proceso dedepredación parte de <strong>el</strong>la se destruye 1 .La búsqueda de rentas no es más que una forma cortés y bastante neutralde referirse a lo que yo llamo «acumulación por desposesión».La virtud de la exposición un tanto truncada de Stiglitz sobre la búsquedade rentas o la acumulación por desposesión es que reconoce <strong>el</strong>paral<strong>el</strong>ismo entre <strong>el</strong> poder de los monopolios en las transacciones económicasy <strong>el</strong> poder monopolístico en <strong>el</strong> proceso político. Tomemos <strong>el</strong> caso deEstados Unidos. Impuestos regresivos y perdón de las deudas; captura de los1Joseph Stiglitz, The Price of Inequality, Nueva York, Norton, 2013, p. 44 [ed. cast.: El precio d<strong>el</strong>a desigualdad, Madrid, Taurus, 2012].

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