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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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220 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>la informatización e iniciada alrededor de la década de 1960, y sostieneque esta última ha sido más débil en sus efectos de lo que generalmente sesupone y que, en cualquier caso, ahora está básicamente agotada tras alcanzarsu apogeo con la burbuja punto com de la década de 1990. A partir deesta constatación, Gordon predice que <strong>el</strong> «crecimiento futuro d<strong>el</strong> PIB realper cápita será más lento que <strong>el</strong> registrado en cualquier otro período prolongadodesde <strong>fin</strong>ales d<strong>el</strong> siglo XIX y que <strong>el</strong> crecimiento d<strong>el</strong> consumo realper cápita será incluso todavía más lento para <strong>el</strong> 99 por 100 menos favorecidode la escala de distribución de la renta». En <strong>el</strong> caso de Estados Unidos,la inherente debilidad de la última oleada de innovaciones se ve agravadapor una serie de «vientos en contra», que incluyen <strong>el</strong> aumento de la desigualdadsocial, los problemas derivados d<strong>el</strong> creciente coste y decrecientecalidad de la educación, los impactos de la globalización, la regulaciónmedioambiental, las condiciones demográficas (<strong>el</strong> envejecimiento de lapoblación), <strong>el</strong> crecimiento de las cargas fiscales y <strong>el</strong> exceso de endeudamientopúblico y privado 2 . Pero Gordon sostiene que aun sin esos «vientosen contra», <strong>el</strong> futuro sería de r<strong>el</strong>ativo estancamiento en comparación conlos últimos doscientos años.En <strong>el</strong> momento en que escribo estas líneas uno de esos «vientos encontra», la deuda pública, se ha convertido en Estados Unidos en unaarma política arrojadiza (con enormes reverberaciones en otros países).Ha sido <strong>el</strong> centro de argumentos y afirmaciones estridentes y exageradasen los medios de comunicación y en <strong>el</strong> Congreso. Se aduce una y otravez la carga supuestamente enorme y monstruosa que supondrá la deudapara las generaciones futuras para promover recortes draconianos d<strong>el</strong> gastopúblico y d<strong>el</strong> salario social (como siempre, en beneficio de la oligarquía).En Europa se utiliza <strong>el</strong> mismo argumento para justificar la imposición deuna ruinosa austeridad a países enteros (como Grecia), aunque no hacefalta demasiada imaginación para ver que en líneas generales esa políticatambién puede beneficiar a países ricos como Alemania y a los prósperosbonistas. En Europa, los gobiernos democráticamente <strong>el</strong>egidos de Greciae Italia fueron pacíficamente derrocados y reemplazados coyunturalmentepor «tecnócratas» que contaban con la confianza de los mercados de bonos.2Robert Gordon, «Is U.S. Economic Growth Over? Faltering Innovation Confronts the SixHeadwinds», Working Paper 18315, Cambridge (MA), National Bureau of Economic Research,2012. La reacción pública generalizada a los razonamientos de Gordon, descrita en ThomasEdsall, «No More Industrial Revolutions», The New York Times, 15 de octubre de 2012, fueque probablemente Gordon tenía algo de razón, pero que era demasiado pesimista sobre <strong>el</strong>impacto futuro de las innovaciones. Sin embargo, Martin Wolf, influyente economista jefe d<strong>el</strong>Financial Times, aceptó gran parte de lo que Gordon decía y llegó a la conclusión de que las <strong>el</strong>iteseconómicas de renta alta darían la bienvenida al futuro descrito por él, pero que al resto de lagente le gustaría «[…] muchísimo menos. Vayan acostumbrándose, esto no va a cambiar». Otracontribución al respecto sería la de Tyler Cowen, The Great Stagnation. How America Ate all theLow-Hanging Fruit of Modern History, Got Sick and Will (Eventually) Fe<strong>el</strong> Better, E-special fromDutton, 2011. Sin embargo, todos estos planteamientos están centrados en Estados Unidos.

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