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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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Contradicción 3. La propiedad privada y <strong>el</strong> Estado capitalista | 61a ciertos requerimientos d<strong>el</strong> capital, por ejemplo con respecto a su libertadde movimientos, queda expuesto a influencias populistas de diversos tipos.Si, como sucede a veces, queda en manos de las organizaciones obreras ylos partidos políticos de izquierda, éstos pueden emplear sus poderes paracontrarrestar los d<strong>el</strong> capital como propiedad privada. El capital no puedeentonces seguir operando libremente en muchos campos de la economía(mercado laboral, procesos de trabajo, distribuciones de la renta y otrosparecidos), viéndose obligado a funcionar en <strong>el</strong> marco de una auténticas<strong>el</strong>va reguladora que limita sus libertades. De vez en cuando, por lo tanto,la contradicción entre Estado y propiedad privada se intensifica convirtiéndoseen una contradicción absoluta que enfrenta lo público contra loprivado, al Estado contra <strong>el</strong> mercado. En torno a esa contradicción puedenestallar entonces feroces batallas ideológicas y políticas.Pero permítaseme repetir claramente que no trato de presentar aquíuna teoría general sobre <strong>el</strong> Estado capitalista; intento simplemente llamarla atención sobre los aspectos y funciones específicas d<strong>el</strong> Estado quetienen que operar de determinada manera para facilitar la reproducciónd<strong>el</strong> capital. Dados sus poderes fiscales y la sensibilidad d<strong>el</strong> Estado frentea las influencias e intereses políticos, sus poderes se pueden reorientar aveces políticamente hacia <strong>fin</strong>es económicos que sobrepasan la actividad ylos intereses empresariales privados. Durante las fases de control políticosocialdemócrata (como en Gran Bretaña y otros países europeos despuésde la Segunda Guerra Mundial) y bajo diversas formas de gobernanza dirigista(como en Francia con de Gaulle, en Singapur con Lee Kuan-Yew o enmuchos otros Estados asiáticos, incluida China) se pueden crear y organizarinstituciones estatales como agentes económicos que asumen <strong>el</strong> controlde las principales palancas de la economía u orientan las prioridades deinversión. La planificación gubernamental a distintas escalas (macroeconómica,urbana, regional o local) ocupa en ocasiones <strong>el</strong> centro de la escenaen competición o más a menudo en asociación con actividades privadasy empresariales. Buena parte de la acumulación de capital pasa entoncesa través d<strong>el</strong> Estado en formas que no están necesariamente dirigidas a lamaximización d<strong>el</strong> beneficio, sino a <strong>fin</strong>es sociales o geopolíticos. Inclusoen los Estados más volcados en los principios de la privatización y la neoliberalización,<strong>el</strong> complejo militar-industrial queda aparte d<strong>el</strong> resto de laeconomía como un lucrativo abrevadero en <strong>el</strong> que se sacian libremente losintereses privados subcontratados.Desde <strong>el</strong> otro extremo d<strong>el</strong> espectro político, la forma de organizarlas <strong>fin</strong>anzas d<strong>el</strong> Estado es algo que los libertarios de derechas entiendenclaramente como profundamente contradictorio con las libertades individuales,al entregar <strong>el</strong> control monopolista sobre <strong>el</strong> dinero y <strong>el</strong> crédito aun conjunto de instituciones no democráticas y no <strong>el</strong>egidas, encabezadas

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