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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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232 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>El capital ha reducido sistemáticamente <strong>el</strong> tiempo de duración de los bienesde consumo mediante la producción de mercancías perecederas, la presiónen pro de la obsolescencia programada y a veces instantánea, la creacióninmediata de nuevas líneas de productos (como sucede últimamente, porejemplo, en la <strong>el</strong>ectrónica) y la ac<strong>el</strong>eración d<strong>el</strong> ciclo de vida útil gracias alconcurso de la moda y de los poderes de la publicidad para destacar losvalores de la novedad y la falta de <strong>el</strong>egancia de lo viejo. Este comportamientose remonta a los últimos doscientos años y ha generado enormescantidades de despilfarro. Pero la tendencia se ha ac<strong>el</strong>erado, capturando einfectando visiblemente los hábitos d<strong>el</strong> consumo de masas durante los últimoscuarenta años, especialmente en las economías capitalistas avanzadas.La transformación de las pautas de consumo de la clase media en paísescomo China e India también ha sido notable. El sector de la publicidad ylas ventas es ahora uno de los mayores en Estados Unidos y gran parte desu trabajo se dedica a la reducción d<strong>el</strong> ciclo de vida útil d<strong>el</strong> consumo.Pero todavía existen límites físicos a la fugacidad d<strong>el</strong> tiempo de duración,por ejemplo, de los t<strong>el</strong>éfonos móviles y las modas. Por eso ha sidoaún más significativa la pauta adoptada por la producción y consumo deespectáculos, un tipo de mercancía que es efímera y se consume instantáneamente.En 1967 Guy Debord escribió un texto profético, La société duspectacle, y casi parece que los representantes d<strong>el</strong> capital lo hubieran leídocuidadosamente y hubieran adoptado sus tesis como los fundamentos desus estrategias consumistas 9 . Ahí se incluyen desde los programas de t<strong>el</strong>evisióny otros productos de los medios de comunicación, como p<strong>el</strong>ículas,conciertos, exposiciones y acontecimientos deportivos y megaculturales,hasta <strong>el</strong> turismo. Estas actividades dominan ahora <strong>el</strong> campo d<strong>el</strong> consumo.Todavía más interesante es ver cómo <strong>el</strong> capital moviliza a los consumidorespara que produzcan sus propios espectáculos a través de YouTube,Facebook, Twitter y otras redes sociales. Todos <strong>el</strong>los pueden ser consumidosinstantáneamente aunque absorben grandes cantidades de lo que deotra manera sería tiempo libre. Además, los consumidores producen unainformación que es absorbida por los propietarios de los medios para suspropios propósitos. El público funciona a la vez como productor y comoconsumidor, o en palabras de Alvin Toffler como «prosumidor» 10 . Aquítopamos con un importante corolario que aferra un tema que encontraremosen otros ámbitos: la obtención por <strong>el</strong> capital de beneficios procedentesno de la inversión en la producción, sino de la apropiación de rentas yroyalties por <strong>el</strong> uso de la información, <strong>el</strong> software y las redes que construye.9Guy Debord, La société du spectacle, París, Buchet/Chast<strong>el</strong>, 1967 [ed. inglesa.: The Society of theSpectacle, Kalamazoo (IL), Black & Red, 2000; ed. cast.: La sociedad d<strong>el</strong> espectáculo, Valencia,Pre-Textos, 2012].10Alvin Toffler, The Third Wave: The Classic Study of Tomorrow, Nueva York, Bantam, 1980 [ed.cast.: La tercera ola, Barc<strong>el</strong>ona, Plaza & Janés, 1992].

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