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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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Contradicción 15. El crecimiento exponencial y acumulativo sin <strong>fin</strong> | 235productividad laboral agregada y fue muy rentable. En <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato de RobertGordon fue la ola de innovación más potente en la historia d<strong>el</strong> capital 13 .Siempre ha habido importantes circuitos de lo que se puede denominar«capital ficticio»: inversiones en hipotecas, deuda pública, infraestructurasurbanas y nacionales, etc. De tiempo en tiempo esos flujos de capitalficticio se descontrolan y forman burbujas especulativas que <strong>fin</strong>almenteestallan produciendo graves crisis <strong>fin</strong>ancieras y comerciales. Las legendariasexpansiones y contracciones económicas ligadas al ferrocarril en <strong>el</strong> sigloXIX, así como <strong>el</strong> boom d<strong>el</strong> mercado inmobiliario en Estados Unidos enla década de 1920, fueron ejemplos en <strong>el</strong> pasado. Al promover estas actividadesespeculativas, los <strong>fin</strong>ancieros frecuentemente <strong>el</strong>aboraron manerasretorcidas, innovadoras y a menudo turbias de ensamblar y canalizar <strong>el</strong>capital ficticio para obtener ganancias a corto plazo (los hedge funds, porejemplo, han existido desde hace mucho tiempo), aunque las inversiones alargo plazo marcharan mal. Igualmente florecieron toda clase de enloquecidosplanes <strong>fin</strong>ancieros, lo que llevó a Marx a hablar d<strong>el</strong> sistema de créditocomo «la madre de todas las formas demenciales» al mismo tiempo queatribuía a Émile Pereire, un destacado banquero de la Francia d<strong>el</strong> SegundoImperio, «<strong>el</strong> encantador carácter d<strong>el</strong> embaucador y d<strong>el</strong> profeta» 14 . Esta noes una mala descripción de los amos d<strong>el</strong> universo de Wall Street, hombrescomo Lloyd Blankfein, director ejecutivo de Goldman Sachs, quien al sercriticado por un comité d<strong>el</strong> Congreso por no gestionar adecuadamente losnegocios de la gente, afirmó que él sólo hacía «<strong>el</strong> trabajo de Dios».La liberación a principios de la década de 1970 de la creación de dinerode sus constricciones como dinero-mercancía se produjo en un momentoen que las perspectivas de rentabilidad de los activos productivos eranespecialmente bajas y cuando <strong>el</strong> capital parecía experimentar un puntode inflexión en la trayectoria exponencial d<strong>el</strong> crecimiento. ¿Adónde ibaa ir todo <strong>el</strong> dinero excedente? La respuesta fue en parte prestarlo comodeuda pública a los países en vías de desarrollo, una forma muy particularde circulación d<strong>el</strong> capital ficticio porque, como decía <strong>el</strong> director ejecutivode Citigroup, Walter Wriston, «los países no desaparecen, siempre sabesdónde encontrarlos». Pero los Estados no están diseñados para funcionarcomo empresas productivas, y <strong>el</strong> resultado fue pocos años más tarde <strong>el</strong>estallido de la crisis de la deuda en <strong>el</strong> Tercer Mundo, que se extendió desde1982 hasta principios de la década de 1990. Es importante señalar que estacrisis se resolvió <strong>fin</strong>almente intercambiando obligaciones de deuda realesque jamás podrían saldarse por los llamados «bonos Brady» respaldados por13R. Gordon, «Is U.S. Economic Growth Over? Faltering Innovation Confronts the Six Headwinds»,cit.14K. Marx, Capital, vol. 3, cit., p. 574 [ed. alemana: Das Kapital, Band III, cit., p. 457; ed. cast.:El capital, III-II, cit., p. 149].

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