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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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Contradicción 16. La r<strong>el</strong>ación d<strong>el</strong> capital con la naturaleza | 245La gran cuestión subyacente es: ¿bajo qué circunstancias podrían estas dificultadesinternas resultar p<strong>el</strong>igrosas, si no fatales, para la reproducción d<strong>el</strong>capital? Para contestar a esta pregunta es preciso que entendamos mejorcómo funciona la unidad contradictoria entre <strong>el</strong> capital y la naturaleza. Eneste sentido, resulta útil considerar de qué forma las siete <strong>contradicciones</strong>fundamentales d<strong>el</strong> capital afectan a estas cuestiones. La naturaleza es necesariamenteconsiderada por <strong>el</strong> capital –y debo hacer hincapié en que podríaser y es considerada de formas muy diferentes dentro d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong> en suconjunto – sólo como una gran reserva de valores de uso potenciales –deprocesos y objetos–, que pueden ser utilizados directa o indirectamentemediante la tecnología para la producción y realización de los valoresde las mercancías. La naturaleza es «una enorme gasolinera» (citando aHeidegger) y los valores de uso naturales son monetarizados, capitalizados,comercializados e intercambiados como mercancías. Sólo entoncespuede la racionalidad económica d<strong>el</strong> capital imponerse en <strong>el</strong> mundo. Lanaturaleza es dividida y repartida en forma de derechos de propiedadgarantizados por <strong>el</strong> Estado. La propiedad privada implica <strong>el</strong> cercamientode los bienes comunes naturales. Aunque resulta difícil aislar algunos <strong>el</strong>ementosde la naturaleza (como <strong>el</strong> aire que respiramos y los océanos en losque pescamos), es posible concebir diversas alternativas (generalmente conla ayuda d<strong>el</strong> Estado) para monetarizar y mercantilizar todos los aspectosligados a los bienes comunes d<strong>el</strong> mundo natural. Asimismo, a menudolas intervenciones d<strong>el</strong> Estado median para corregir los fallos d<strong>el</strong> mercado.Si bien estas intervenciones pueden parecer progresistas, sólo consiguenpromover la penetración de procesos y valoraciones mercantiles en todoslos aspectos de nuestro mundo de vida. Así sucede con <strong>el</strong> comercio de losderechos de emisión y con <strong>el</strong> creciente mercado que se ha generado entorno a los derechos de contaminación y las compensaciones ecológicas.Cuando se privatizan los bienes comunes naturales, se asigna un valor a latotalidad de las cosas, objetos y procesos que forman parte de los mismos(a veces arbitrariamente, a través de una orden burocrática) sin importar sise ha invertido en <strong>el</strong>los trabajo social. Así es como <strong>el</strong> capital crea su propioy característico ecosistema.De este modo, los individuos privados son libres de extraer riquezasocial de su propiedad de una naturaleza mercantilizada. Pueden inclusocapitalizarla como riqueza monetaria. Esto sienta las bases de una claserentista (y terrateniente) potencialmente poderosa que regula <strong>el</strong> acceso ala reserva de valores de uso en virtud de su poder monopolístico de clase yde las rentas que extrae de la tierra. Esta clase «es propietaria» de la naturalezaque necesitamos para vivir y puede amenazar la perpetuación d<strong>el</strong>capital monopolizando toda la riqueza para sí misma. Ricardo (siguiendoa Malthus) pensaba que <strong>el</strong> capital estaba condenado, como ya hemos visto,

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