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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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Contradicción 9. Divisiones d<strong>el</strong> trabajo | 125de Harry Braverman Labor and Monopoly Capital, publicada en 1974 1 .Braverman argumentaba que <strong>el</strong> capital, en particular en su forma monopolista,tenía gran interés en degradar la cualificación de los trabajadoresy destruir así cualquier sensación de orgullo que pudieran sentir por sutrabajo, al mismo tiempo que les arrebataba poder, en particular en <strong>el</strong> lugarde producción. A este respecto ha habido una larga historia de luchas. En<strong>el</strong> siglo XIX los ideólogos d<strong>el</strong> capital –en particular Charles Babbage yAndrew Ure– fueron muy citados por Marx como prueba de la querenciad<strong>el</strong> capital por la descualificación. Braverman insistía parecidamente enlos esfuerzos de Frederick Taylor y su gestión científica para descomponerlos procesos de producción hasta <strong>el</strong> punto en que un «gorila entrenado»fuera capaz de realizar esas tareas. La «ciencia» aplicada aquí consistía encombinar los estudios sobre tiempo y movimiento con técnicas de especializaciónpara simplificar todas las tareas, a <strong>fin</strong> de maximizar la eficiencia yminimizar los costes de producción en todas y cada una de las actividadesde una empresa.Tanto Marx como Braverman reconocían que se requeriría ciertarecualificación para poner en práctica los grandes cambios técnicos yorganizativos asociados a la descualificación de la gran mayoría de lostrabajadores. La introducción de la línea de montaje empoderaba alos ingenieros que la instalaban y gestionaban, d<strong>el</strong> mismo modo qu<strong>el</strong>os ingenieros participantes en la robotización o la aplicación de losordenadores tuvieron que adquirir nuevas habilidades para realizar sustareas. Los críticos de Marx y Braverman han señalado correctamenteque los escritos de Babbage, Ure y Taylor eran esencialmente folletosutópicos que nunca fueron aplicados plenamente, en parte debido a laintensa resistencia de los trabajadores y en parte porque la vía seguidapor la evolución d<strong>el</strong> cambio tecnológico no estaba ni está únicamentedirigida a controlar a los trabajadores.Nuevas tecnologías han exigido a menudo rede<strong>fin</strong>iciones de las habilidadesque dotan de ciertas ventajas a determinados grupos de trabajadores.Esto resulta ser mucho más importante de lo que Marx o Braverman suponían.Lo que <strong>el</strong> capital pretende no es la erradicación de la cualificaciónper se, sino la abolición de las habilidades monopolizables. Cuando cobranimportancia nuevas habilidades como la programación informática, <strong>el</strong> afánd<strong>el</strong> capital no es necesariamente la abolición de esas habilidades (algo quepuede en último término lograr mediante la int<strong>el</strong>igencia artificial) sinosocavar su carácter de monopolio potencial abriendo abundantes avenidaspara la formación en <strong>el</strong>las. Cuando la mano de obra equipada con habilidadesde programación pasa de ser r<strong>el</strong>ativamente pequeña a superabundante,1Harry Braverman, Labor and Monopoly Capital, Nueva York, Monthly Review Press, 1974.

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