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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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198 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>que habitamos actualmente. Podemos incluso imaginar iniciativas con lasque transformar nuestro mundo según una imagen diferente. Y si somoslibres para imaginar alternativas, ¿por qué no podemos luchar librementepor convertir en realidad nuestras imágenes, aunque reconozcamos qu<strong>el</strong>as circunstancias históricas y geográficas puedan no ser particularmentepropicias para promover y propugnar esas alternativas? No son únicament<strong>el</strong>os seguidores de la nov<strong>el</strong>ista libertaria de derechas Ayn Rand los que mantienenesa opinión. Radicales de todos los colores, incluyendo a Marx, lossuscribirían de buen grado. Después de todo, dice Terry Eagleton en su libroWhy Marx Was Right, «<strong>el</strong> libre florecimiento de los individuos constituye <strong>el</strong>gran objetivo de su política, siempre que recordemos que esos individuosdeben encontrar alguna forma de florecer en común» 2 . Lo que aleja a Randde Marx es que este último entendía que <strong>el</strong> auténtico florecimiento de lacreatividad individual (un ideal que se remonta a la concepción aristotélicade la vida buena) sólo se alcanzará mediante la colaboración y asociacióncon otros en un impulso colectivo por abolir las barreras de la escasez y lanecesidad material, más allá de la cual, mantenía Marx, podría empezar <strong>el</strong>auténtico reino de la libertad individual.Pero por detrás de todo esto acecha una cuestión complicada: ¿hayalgo en <strong>el</strong> significado y la de<strong>fin</strong>ición contemporánea de la libertad queimpida o dificulte optar por alternativas anticapitalistas? ¿Acabaré yo enprisión, como Lov<strong>el</strong>ace, por propugnar tales alternativas? ¿Operamos, casisin saberlo, con un concepto parcial, devaluado y en de<strong>fin</strong>itiva restrictivode la libertad que meramente apoya <strong>el</strong> statu quo y que más en profundidadencarna la distorsionada visión que propone <strong>el</strong> capital de los derechoshumanos y la justicia social? ¿Está tan poderosamente comprometido <strong>el</strong>motor económico d<strong>el</strong> capital con ciertos conceptos fundamentales peroparciales de la libertad como para excluir todo lo que no sea un enfoqueempresarial y como mucho liberal humanista de la cuestión política crucialde la libertad frente al sometimiento?Prácticamente en la totalidad de los discursos inaugurales de los presidentesestadounidenses que conozco, un tema recurrente ha sido que EstadosUnidos defiende la libertad y que no solamente hará cualquier sacrificioque considere necesario para contrarrestar las amenazas a las libertades qu<strong>el</strong>a conforman, sino también que utilizará su poder e influencia para promoversu extensión al mundo entero. George Bush Jr, quien repetidamenteusaba la palabra libertad en todos sus discursos, describía con vibrantestérminos retóricos la tradición estadounidense de esta forma (mientras <strong>el</strong>ejército estadounidense se disponía a arrasar Iraq): «El avance de la libertad2Terry Eagleton, Why Marx Was Right, New Haven, Yale University Press, 2011, p. 87 [ed. cast.:Por qué Marx tenía razón, Barc<strong>el</strong>ona, Península, 2011].

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