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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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Contradicción 16. La r<strong>el</strong>ación d<strong>el</strong> capital con la naturaleza | 253la amenaza que suponen la mayoría de las catástrofes medioambientales,aunque nunca todas. Sin embargo, es poco probable que <strong>el</strong> capital tome lasmedidas oportunas sin que se produzca una lucha tanto entre sus faccionesenfrentadas como con otros actores que se ven afectados por la transferenciade costes que tan oportunamente se está produciendo. Los motivospor los que persisten los problemas son de orden político, institucional eideológico y en ningún caso atribuibles a límites naturales.Si hay problemas graves en la r<strong>el</strong>ación capital-naturaleza, se trata de unacontradicción interna y no externa al capital. No podemos sostener que <strong>el</strong>capital tiene <strong>el</strong> poder de destruir su propio ecosistema al tiempo que negamosarbitrariamente que tiene un poder potencial similar para sanearse yresolver o cuanto menos equilibrar debidamente sus propias <strong>contradicciones</strong>.El capital ha logrado responder con éxito a estas <strong>contradicciones</strong> ennumerosas ocasiones, normalmente animado u obligado por los poderesd<strong>el</strong> Estado, que a menudo se muestran absolutamente incoherentes respectoa las políticas medioambientales en su conjunto, o influenciado porlas presiones procedentes de la sociedad capitalista en general. Los ríos ylas atmósferas d<strong>el</strong> norte de Europa y América están hoy mucho más limpiosde lo que lo estaban hace una generación y la esperanza de vida por logeneral está incrementándose y no reduciéndose como sucede en <strong>el</strong> norte deChina. El Protocolo de Montreal que limita <strong>el</strong> uso de CFC frenó, aunqueen absoluto perfectamente, una grave amenaza medioambiental a través deun acuerdo internacional. Los efectos perjudiciales d<strong>el</strong> DDT han sido igualmenterestringidos, por citar un ejemplo más entre muchos otros. En <strong>el</strong> casod<strong>el</strong> Protocolo de Montreal sobre los CFC fue la conversión de MargaretThatcher, conservadora y, por lo demás, gran seguidora d<strong>el</strong> libre mercado,en defensora activa d<strong>el</strong> acuerdo intergubernamental (en parte debido a suformación como química y a su comprensión de las cuestiones técnicasimplicadas) lo que influyó de manera significativa. En r<strong>el</strong>ación al cambio climático,hay sencillamente demasiados «negadores» ocupando posiciones depoder como para permitir que se tomen medidas paliativas y, hasta la fecha,no ha venido al rescate ninguna Margaret Thatcher. Han sido algunos de lospaíses más pobres y directamente amenazados, como Bolivia y Maldivas, losque han tenido que defender la causa de la justicia climática. Así, pues, noestamos en condiciones de averiguar si <strong>el</strong> capital sería capaz de llevar a cabolos enormes ajustes necesarios para abordar este problema con eficacia.La mayoría de los datos de los que disponemos no apoyan la tesis queanuncia <strong>el</strong> colapso inminente d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong> ante los riesgos medioambientales.No nos quedaremos sin energía a pesar d<strong>el</strong> «pico petrolero»; hay tierray agua suficientes como para alimentar a una población cada vez más numerosadurante muchos años y en medio de un crecimiento exponencial. Sise produce la escasez específica e inminente de tal o cual recurso, somos lo

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