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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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174 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>rara vez en las discusiones políticas sobre <strong>el</strong> tema, aunque sea algo obviopara cualquier trabajador despedido por razones tecnológicas).En segundo lugar, hoy día todavía hay reservas latentes en forma degrandes poblaciones campesinas, autoempleados, mujeres y niños queno han sido todavía sometidos al trabajo asalariado. El reciente y enormeincremento d<strong>el</strong> trabajo asalariado en China ha supuesto una transformaciónde ese tipo. África conserva una vasta reserva potencial de mano deobra todavía por movilizar. Gran parte d<strong>el</strong> crecimiento que se ha producidoen los países BRIC y en otros lugares ha supuesto una movilización de esareserva latente. En los países capitalistas avanzados la inserción de mujeresen la mano de obra asalariada desempeñó en otro tiempo una funciónanáloga aunque <strong>el</strong> depósito de mano de obra rural excedente sólo estabaempezando a agotarse. Esa reserva latente no tiene por qué estar disponiblein situ. Desde la década de 1960 los capitalistas alemanes recurrieron a lamano de obra turca, los franceses a la magrebí, los suecos a los antiguosyugoslavos, los británicos a su antiguo imperio y los estadounidenses alos mexicanos como mano de obra inmigrante. Cuando se despertó unacreciente inquina contra los inmigrantes en la clase obrera tradicional, <strong>el</strong>capital emigró a las maquilas mexicanas y las fábricas chinas y bangladeshíes,en un desplazamiento masivo hacia donde se podía disponer de mano deobra excedente. Y aunque <strong>el</strong> capital no llegue a emigrar, la sola amenazade que pudiera hacerlo sirve a menudo para mantener apaciguados a lostrabajadores en sus reivindicaciones.No nos entretendremos en los detalles intrincados de esa dinámica. Loúnico que nos importa es registrar claramente con qué medios generalespuede mantener controlada <strong>el</strong> capital la participación d<strong>el</strong> trabajo en la rentanacional y cómo puede gestionarla, incluso frente a fuertes corrientes deoposición organizada y al p<strong>el</strong>igro de desencadenar una crisis de realizaciónestrangulando la demanda efectiva de los trabajadores. Es obvio que así lo hahecho durante los últimos cuarenta años, combinando los cambios tecnológicosque ahorran trabajo con una globalización aleatoria, incluso cuandola intensificación de la competencia internacional ejercía presiones a la bajasobre la tasa de beneficio no compensadas por al aumento de la tasa de explotaciónde la mano de obra. El efecto neto ha sido una tendencia global a lareducción de la cuota percibida por los trabajadores d<strong>el</strong> producto social, quees lo que subyace a las crecientes diferencias en la distribución individual deriqueza y renta prácticamente en cualquier rincón d<strong>el</strong> planeta.Hay que poner en su lugar sin embargo otra pieza d<strong>el</strong> rompecabezas.La ventaja obvia que obtiene <strong>el</strong> capital de una vasta reserva de mano deobra excedente plantea <strong>el</strong> problema de la supervivencia de esos trabajadoresexcedentes mientras están desempleados. En <strong>el</strong> caso de las reservas latentes,<strong>el</strong> problema se resu<strong>el</strong>ve a menudo mediante lo que se llama «proletarización

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