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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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Contradicción 12. Disparidades de renta y riqueza | 167pueden existir en <strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong> en general. En todas partes se evidencianlas distinciones de género, sexuales, raciales, étnicas, r<strong>el</strong>igiosas, culturales,nacionales y locales, y las cuestiones de estatus, habilidades, talentos,respeto y admiración por los logros y valores confieren distintas oportunidadesa los individuos y grupos étnicos, raciales, sexuales o r<strong>el</strong>igiososdentro de las formaciones sociales capitalistas. En la medida en que esascaracterísticas están asociadas con distintas oportunidades y remuneraciones,por ejemplo en <strong>el</strong> mercado laboral, de <strong>el</strong>las resultan grandes diferenciasde poder político y económico.No todas las distinciones económicas dentro d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong> se puedenatribuir al capital, pero éste tampoco es inocente en lo que se refiere alfomento de conflictos en <strong>el</strong> interior de grupos sociales o entre <strong>el</strong>los. Ésa esuna de las palancas cruciales de que dispone para consolidar su control sobr<strong>el</strong>os trabajadores. Por otra parte, <strong>el</strong> capital parece con frecuencia indiferentecon respecto a qué diferenciaciones sociales particulares debe apoyar y cuálesdiscriminar. Tiende a apoyar cualquier forma de emancipación socialque gana respaldo (como los derechos de los gays y <strong>el</strong> multiculturalismodurante los últimos años), con tal que no ponga en cuestión las estrategiasgenerales de control de la mano de obra y que constituya un nicho de mercadosusceptible de ser explotado. Pero <strong>el</strong> hecho de que esas distincionessociales adopten formas económicas y materiales conduce inevitablementea una feroz competencia por las cuotas de distribución entre los distintosgrupos sociales dentro de la población. Se trata de uno de esos nudosde interacción clave, a veces confusos y desconcertantes, en los que no sepuede distinguir claramente entre <strong>el</strong> capital y <strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>. Así sucedeparticularmente con respecto a las cuestiones de raza. En muchos lugaresd<strong>el</strong> mundo (como en Estados Unidos), las distinciones raciales han estadodurante tanto tiempo tan entr<strong>el</strong>azadas con distinciones de clase que lasdos categorías se refuerzan mutuamente y a veces resultan indistinguibles.Buena parte depende también de las ideas dominantes sobre cuálespodrían ser las disparidades de riqueza y renta «justas» o «éticamenteaceptables» y con qué medios se podrían rectificar las injusticias. Las preocupacionesde ese tipo no se limitan únicamente a los trabajadores; hahabido una larga tradición de reformismo burgués, dado que la miseria yla pobreza extrema, aunque no llegue a amenazar la salud pública (comosucedía en las epidemias de cólera que no respetaban las fronteras de clase),son juzgadas inaceptables en cualquier sociedad civilizada. Las encuestasmuestran repetidamente, por ejemplo, que la mayoría de los estadounidensestienen opiniones fuertemente igualitarias y que son partidarios, nosólo de la igualdad de oportunidades (como mantiene ritualmente la derecha),sino también de la niv<strong>el</strong>ación de ingresos. En un estudio realizado en2005 sobre una muestra de más de 5.000 personas en Estados Unidos, los

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