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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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72 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>lo acontecido en los mercados <strong>fin</strong>ancieros y de la vivienda durante losúltimos años. Sin embargo, carecemos de una percepción común decuál podría ser la naturaleza exacta de esa mentira. Como consecuencia,solemos reducir <strong>el</strong> problema de la acumulación por desposesión a laincapacidad para aplicar, poner en práctica y regular satisfactoriamente<strong>el</strong> comportamiento de los mercados.De esa formulación hay que deducir otras dos percepciones. Antetodo, ¿qué es lo que garantiza que los individuos que saquean de esaforma la riqueza común actúen colectivamente de forma que aseguran lareproducción de esa riqueza común? Los individuos o corporaciones privadasque actúan únicamente por su propio interés a corto plazo su<strong>el</strong>ensocavar, si no destruir, las condiciones para su propia reproducción. Losgranjeros agotan la fertilidad de su tierra y los patronos extenúan a vecesa sus trabajadores hasta la muerte por karoshi o hasta tal agotamientoque trabajan ineficazmente. Esta dificultad es particularmente severa en<strong>el</strong> terreno de los daños y la degradación medioambientales, como muestra<strong>el</strong> ejemplo de British Petroleum en la marea negra en <strong>el</strong> Golfo deMéxico en 2010. En segundo lugar, ¿qué incentivo tienen los individuospara obedecer las reglas d<strong>el</strong> buen comportamiento de mercado cuandolos beneficios derivados de hacerlo son bajos y <strong>el</strong> rendimiento de la ilegalidad,la depredación, <strong>el</strong> robo y <strong>el</strong> engaño es muy alto aun teniendoen cuenta las enormes multas que podrían caer sobre <strong>el</strong>los por ese malcomportamiento? Las sanciones dictadas contra instituciones <strong>fin</strong>ancierascomo HSBC, W<strong>el</strong>ls Fargo, CitiBank, JPMorgan y otras parecidas en losúltimos años y las pruebas de que siguen dándose los mismos malos comportamientosen <strong>el</strong> terreno de las <strong>fin</strong>anzas sugieren que esto también esun problema para la reproducción de la riqueza común.Hasta que no se entienda claramente que las mediaciones «objetivas»pero totalmente ficticias de la monetización, la mercantilización y la privatizaciónde no mercancías como la tierra, <strong>el</strong> trabajo y <strong>el</strong> capital (todas<strong>el</strong>las iniciadas y a menudo sostenidas por medios extralegales y coercitivos)están en la raíz de la hipocresía de la constitucionalidad capitalista, nopodremos comprender cómo esta (y sus códigos legales) puede incorporarla ilegalidad en su propio fundamento. El hecho de que esas ficciones y fetichismosbeneficien sistemáticamente a algunos individuos más que a otros,constituyendo la base para la construcción d<strong>el</strong> poder de clase capitalista,no es puramente casual: es la razón de ser fundamental de todo <strong>el</strong> edificiopolítico y económico construido por <strong>el</strong> capital. La r<strong>el</strong>ación interna entre<strong>el</strong> poder de clase capitalista y esas ficciones y fetichismos es más evidenteque en ningún otro campo en la decisiva mercantilización, monetización yprivatización de la fuerza de trabajo, y a <strong>el</strong>lo debemos atender ahora.

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