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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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146 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>último término militar de las alianzas de clase en determinado espaciosobre las de otro. De ahí la r<strong>el</strong>ación interna entre monopolios, centralización,imperialismo y neocolonialismo. Profundizaremos más en este asuntocuando consideremos explícitamente <strong>el</strong> desarrollo geográfico desigual.Las dos formas en que se desarrollan las tendencias descentralizadoras ycentralizadoras d<strong>el</strong> capital no son independientes entre sí. La acumulaciónde poderes <strong>fin</strong>ancieros centralizados en los principales centros de las <strong>fin</strong>anzasglobales (Nueva York, Londres, Tokio, Shanghai, Frankfurt, São Pauloetc.) tiene mucha importancia, como la tiene la larga historia de florecimientode innovaciones en nuevos territorios como Silicon Valley, Baviera,la llamada «tercera Italia» en la década de 1980, etcétera, donde la aparent<strong>el</strong>ibertad de maniobra y ausencia de control regulador permite que sucedancosas que de otro modo podrían verse constreñidas por los poderes rígidosy dominantes d<strong>el</strong> Estado y <strong>el</strong> capital corporativo desmesurados. Esa tensiónha sido tan ubicua y palpable que los gobernantes pretenden ahoracaptar las posibilidades de las economías culturales y creativas basadas en <strong>el</strong>conocimiento mediante iniciativas centralizadas que apoyan la descentralizacióny desregulación d<strong>el</strong> poder económico y político. Ése era <strong>el</strong> propósitode la creación desde <strong>el</strong> Estado central de «zonas económicas especiales» enChina e India. En otros lugares, <strong>el</strong> desarrollo se deja a iniciativas locales porparte de aparatos administrativos municipales o metropolitano-regionalesmuy entr<strong>el</strong>azados con los grupos empresariales. Se espera reproducir asílas condiciones que impulsaron las innovaciones de la revolución digital y<strong>el</strong> despegue de la llamada «nueva economía» de la década de 1990, que apesar de su derrumbe al concluir <strong>el</strong> siglo, dejó tras de sí una reordenaciónradical de las tecnologías capitalistas. Eso es lo que se supone que debepromover la concentración geográfica de capital riesgo en regiones comoSilicon Valley. Aunque <strong>el</strong> éxito limitado de tales iniciativas debería darlugar a una reflexión más sosegada, se trata sin embargo de una buenailustración de cómo <strong>el</strong> capital aprovecha ciertas <strong>contradicciones</strong>, como laque se da entre centralización y descentralización, o entre monopolios ycompetencia, y las encauza en su propio beneficio.¿Cuales serían entonces las consecuencias políticas de esos análisis parala <strong>el</strong>aboración y puesta en práctica de una política anticapitalista? En primerlugar, debemos reconocer <strong>el</strong> enorme éxito que ha tenido en general<strong>el</strong> capital en la gestión de las <strong>contradicciones</strong> entre monopolio y competencia,así como entre centralización y descentralización, en su propiobeneficio, utilizando las propias crisis para conseguirlo. A mi entender,está muy claro que ningún orden social futuro podrá abolir d<strong>el</strong> todo esas<strong>contradicciones</strong>, por lo que lo verdaderamente interesante es cómo aprovecharlas.Pero deberíamos evitar la trampa de concebir esas oposicionescomo cuestiones independientes, más que como unidades contradictorias.

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