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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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162 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>intento d<strong>el</strong> capital de mostrarse civilizado y de representar las más sublimesaspiraciones humanas.Pero en cierto sentido la pretensión d<strong>el</strong> capital es eficaz. Si podemosmaravillarnos y admirar las vistas urbanas de París, Barc<strong>el</strong>ona, Hong Kongy Shanghai, es en parte porque ese paisaje espectacular oculta los procesosy <strong>el</strong> trabajo humano insertos en su producción. Aparentemente, <strong>el</strong> capitalno quiere tener una imagen distintiva propia. ¡A juzgar por los fanzinesanticapitalistas, estaría muy lejos de ser halagadora! El paisaje urbano d<strong>el</strong><strong>capitalismo</strong> existe como imagen artificiosa de otro mundo más cercanoa cierto sentido transcendental de las aspiraciones y deseos humanos.Contemplar Venecia, Roma, Estambul, San Francisco, Brasilia, El Cairoo Lagos es como observar las esperanzas, logros y fracasos crónicos de eseempeño humano. Y no hablo aquí únicamente de las grandes ciudades.Los diversos paisajes rurales que se han ido forjando en todo <strong>el</strong> mundopueden inspirar tanto afecto, lealtad y admiración como cualquier ciudad.La campiña inglesa, <strong>el</strong> paysage francés, los pueblecitos toscanos, la pampaargentina, las onduladas llanuras d<strong>el</strong> valle d<strong>el</strong> Tigris en Anatolia, los in<strong>fin</strong>itoscampos de maíz en Iowa, las plantaciones de soja en Brasil, todos <strong>el</strong>losconstituyen palimpsestos d<strong>el</strong> empeño humano cada vez más movilizadopor y para <strong>el</strong> capital, aunque no únicamente por y para él.¿Qué fuerza ha tenido <strong>el</strong> desarrollo geográfico desigual para obligar alcapital a reinventarse a sí mismo? Sin ese desarrollo geográfico desigual,<strong>el</strong> capital se habría probablemente estancado, sucumbiendo frente a sustendencias esclerotizantes, monopolísticas y autocráticas, y perdiendo sulegitimidad como motor dinámico de una sociedad que pretende ser civilizadaaunque se halle al borde de caer en la barbarie. Azuzar la competenciainterurbana, interregional e internacional no es tan sólo un medio primordialpor <strong>el</strong> que lo nuevo sustituye a lo antiguo, sino un contexto en <strong>el</strong> qu<strong>el</strong>a búsqueda de lo nuevo, presentada como búsqueda de ventajas competitivas,resulta decisiva para la capacidad de reproducción d<strong>el</strong> capital. Eldesarrollo geográfico desigual sirve, por encima de todo, para desplazar losfallos sistémicos d<strong>el</strong> capital de un lugar a otro; esos fallos constituyen unblanco perpetuamente móvil.La homogeneidad que un orden internacional dominado por los bancoscentrales y unas pocas instituciones internacionales como <strong>el</strong> FMItrata de imponer, es, desde esta perspectiva, potencialmente devastadorapara las posibilidades futuras de supervivencia d<strong>el</strong> capital. El capital nopodría sobrevivir a la instauración de un gobierno global fuertementecentralizado a menos que, como ha sucedido en China, ese gobierno nosólo organizara sino liberara la competencia interregional e interurbana.Dadas las restricciones ahora impuestas sobre <strong>el</strong>los por <strong>el</strong> aparato disciplinariointernacional, no existe ninguna posibilidad de que Grecia,

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