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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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Contradicción 3. La propiedad privada y <strong>el</strong> Estado capitalista | 57sistema descentralizado de propiedad privada. Sin embargo, la extensión d<strong>el</strong>estatus de persona jurídica individual a poderosas corporaciones e institucionescorrompe obviamente <strong>el</strong> sueño utópico burgués de un mundo perfectode libertad personal individual para todos, basado en la propiedad democráticamentedispersa.En <strong>el</strong> ámbito d<strong>el</strong> intercambio mercantil hay muchos problemas queinducen al Estado a ir mucho más allá d<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de un «vigilante nocturno»como guardián de la propiedad privada y de los derechos individuales. Paraempezar está <strong>el</strong> problema de la provisión de bienes y servicios colectivos ypúblicos (tales como las carreteras y autovías, puertos y aeropuertos, aguay alcantarillado, educación y sanidad). El campo de las infraestructurasfísicas y sociales es muy vasto y <strong>el</strong> Estado debe implicarse necesariamente,bien en la producción directa o en la subcontratación y regulación de laprovisión de esos bienes. Además, <strong>el</strong> propio aparato estatal debe ocuparse,no sólo de administrar, sino de asegurar las instituciones que tiene que proteger(de ahí la creación de cuerpos militares y policiales y la <strong>fin</strong>anciaciónde sus actividades mediante los impuestos).Por encima de todo, <strong>el</strong> Estado tiene que encontrar una forma de gobernary administrar poblaciones diversas, a menudo insumisas y levantiscas.Muchos Estados capitalistas han acabado haciéndolo mediante la instituciónde procedimientos democráticos y mecanismos de gobierno queap<strong>el</strong>an al consenso en lugar de recurrir a la coerción y la fuerza, lo que hallevado a algunos a sugerir, erróneamente a mi juicio, un lazo intrínsecoentre democratización y acumulación de capital. Aunque es innegable queuna u otra variante de democracia burguesa ha demostrado en generalser la forma más eficaz y eficiente de gobierno en <strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>, <strong>el</strong>lo noha sido necesariamente consecuencia d<strong>el</strong> ascenso d<strong>el</strong> capital a la posicióndominante como motor económico de esas formaciones sociales, sino adinámicas políticas más amplias y a intentos de largo alcance de hallar formascolectivas de gobernanza que atenúen efectivamente la tensión entre laarbitrariedad potencial d<strong>el</strong> poder autocrático d<strong>el</strong> Estado y <strong>el</strong> deseo popularde libertad individual.Luego está <strong>el</strong> problema siempre presente de qué hacer con los fallosd<strong>el</strong> mercado. Éstos surgen debido a los llamados efectos de externalidad,de<strong>fin</strong>idos como costes reales que no quedan registrados (por algunarazón) en <strong>el</strong> mercado. El campo más obvio es la contaminación, en <strong>el</strong> queni empresas ni individuos pagan por los d<strong>el</strong>etéreos efectos en la calidadd<strong>el</strong> aire, <strong>el</strong> agua y la tierra debidos a sus acciones. Existen otros tiposde externalidades, tanto positivas como negativas, que típicamente exigenuna acción colectiva más que individual: <strong>el</strong> valor de cambio de unavivienda, por ejemplo, está sometido a externalidades, dado que la inversióno desinversión privada en una casa o un barrio determinado tiene

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