13.07.2015 Views

Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

32 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>estatus o de pertenencia social a algún subgrupo, como signo de riqueza ypoder, como señal mnemónica de memoria histórica (tanto personal comosocial), como objeto de importancia arquitectónica, o simplemente paraser admirado y visitado por los turistas como creación <strong>el</strong>egante y hermosa(como la Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright). Puede convertirseen un taller para un innovador con aspiraciones (como <strong>el</strong> famoso garajeque se convirtió en centro de lo que iba a ser Silicon Valley). Puede ocultarun taller de trabajo esclavo en <strong>el</strong> sótano o utilizarse como escondrijo parainmigrantes perseguidos o como base para <strong>el</strong> tráfico de esclavas sexuales.Podríamos proseguir con una larguísima lista de distintos usos que se lepueden dar a la vivienda. Sus usos potenciales son, en resumen, aparentementein<strong>fin</strong>itos y muy a menudo puramente idiosincrásicos.¿Pero qué se puede decir de su valor de cambio? En gran parte d<strong>el</strong>mundo contemporáneo tenemos que comprar la vivienda o alquilarla a<strong>fin</strong> de disponer d<strong>el</strong> privilegio de usarla, para lo que tenemos que empleardinero. La cuestión es cuánto valor de cambio se requiere para procurarnossus usos y cómo afecta ese «cuánto» a nuestra capacidad para disponer d<strong>el</strong>os usos particulares que deseamos y necesitamos. Suena como una preguntasimple, pero de hecho su respuesta es bastante complicada.Hace ya mucho tiempo, los pioneros de la frontera estadounidenseconstruían sus propias casas sin apenas ningún coste monetario: la tierraera gratuita, utilizaban su propio trabajo (o se procuraban la ayuda colectivade los vecinos sobre una base recíproca: tú me ayudas a mí ahora conmi tejado y yo te ayudaré la semana que viene con tus cimientos) y obteníand<strong>el</strong> entorno muchas de las materias primas (madera, adobes, etc.). Lasúnicas transacciones monetarias eran las r<strong>el</strong>acionadas con la adquisición dehachas, sierras, clavos, martillos, cuchillos, arneses para los caballos y cosasparecidas. Todavía pueden encontrarse sistemas de producción de viviendasde ese tipo en los asentamientos informales que constituyen las áreasurbanas hiperdegradadas [slums] de muchas ciudades de los países en víasde desarrollo y así se construyeron por ejemplo las fav<strong>el</strong>as en Brasil. La promociónde la «autoayuda» por <strong>el</strong> Banco Mundial desde la década de 1970señaló formalmente ese sistema de construcción de viviendas como adecuadopara las poblaciones de bajos ingresos de muchos países d<strong>el</strong> mundo.Su valor de cambio es r<strong>el</strong>ativamente limitado.Las viviendas se pueden también «construir por encargo». Alguien disponede su<strong>el</strong>o y paga arquitectos, contratistas y constructores para edificaruna casa con su propio diseño. El valor de cambio queda fijado por <strong>el</strong> costede las materias primas, los salarios de los albañiles y carpinteros y <strong>el</strong> pagopor los servicios necesarios para habilitar la casa. El valor de cambio nodomina en este caso, pero puede limitar las posibilidades de crear valoresde uso (no se dispone de suficiente dinero para construir un garaje o todo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!