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Leer-Diecisiete-contradicciones-y-el-fin-del-capitalismo

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66 | <strong>Diecisiete</strong> <strong>contradicciones</strong> y <strong>el</strong> <strong>fin</strong> d<strong>el</strong> <strong>capitalismo</strong>pirámides de Ponzi, manipulación de los tipos de interés y demás hallazgosde la ingeniería <strong>fin</strong>anciera).Pero más más allá de esas razones empíricas obvias, existen sólidasrazones teóricas para creer que la esencia misma d<strong>el</strong> capital alberga unaeconomía basada en la desposesión. La desposesión directa d<strong>el</strong> valor producidopor <strong>el</strong> trabajo social en <strong>el</strong> lugar de producción no es más que uneslabón (aunque primordial) de la cadena de desposesión que nutre y sostien<strong>el</strong>a apropiación y acumulación de grandes porciones de la riquezacomún por «personas jurídicas» privadas (esto es, entidades legales entr<strong>el</strong>as que se encuentran las grandes corporaciones).Los banqueros no se preocupan en principio, por ejemplo, por averiguarsi sus beneficios e ingresos privilegiados provienen d<strong>el</strong> préstamo dedinero a terratenientes que extraen rentas exorbitantes de labradores oprimidos,de comerciantes que estrangulan con sus precios a sus clientes, d<strong>el</strong>as tarjetas de crédito y compañías t<strong>el</strong>efónicas que estafan a sus usuarios,de compañías hipotecarias que desahucian ilegalmente a sus inquilinos ode fabricantes que explotan salvajemente a sus trabajadores. Aunque losteóricos de la izquierda política, inspirados por su lectura de la economíapolítica de Marx, han privilegiado siempre la última de esas formas deapropiación como más fundamental en cierto sentido que todas las demás,la evolución histórica d<strong>el</strong> capital ha mostrado una inmensa flexibilidad ensu capacidad de apropiarse de la riqueza común mediante todas las demásformas mencionadas y mediante muchas otras. Los altos salarios obtenidospor los trabajadores gracias a la lucha de clases en <strong>el</strong> lugar de trabajo lespueden ser fácilmente sustraídos por sus caseros, las empresas emisorasde tarjetas de crédito o los grandes comerciantes, por no hablar de losrecaudadores de impuestos. Los banqueros incluso construyen sus propiosjuegos de trileros, de los que obtienen inmensos beneficios, e inclusocuando resultan descubiertos es casi siempre <strong>el</strong> banco (esto es, sus accionistas)<strong>el</strong> que soporta <strong>el</strong> golpe y no los propios banqueros (sólo en Islandiafueron a la cárc<strong>el</strong> durante un tiempo estos últimos).En <strong>el</strong> centro de ese proceso de apropiación privada de la riqueza comúnestá la forma contradictoria en la que, como hemos visto, <strong>el</strong> dinero representay simboliza <strong>el</strong> trabajo social (valor). El hecho de que <strong>el</strong> dinero, comopolo opuesto al valor social que representa, sea intrínsecamente apropiablepor personas privadas, significa que (con tal que funcione bien comomedida y depósito d<strong>el</strong> valor) puede ser acumulado sin límite por estas. Y enla medida en que <strong>el</strong> dinero es un depósito de poder social, su acumulacióny centralización por un conjunto de individuos resulta decisiva, tanto parala construcción social de la codicia personal como para la formación de unpoder de clase capitalista más o menos coherente.

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