Informe GEO Uruguay 2008 - CLAES
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das robustas de manejo; (4) las estimaciones de<br />
biomasa se restringen prácticamente a recursos<br />
tradicionales; y (5) no se ha integrado información<br />
económica en los análisis, cuando es<br />
sabido que las poblaciones explotadas deben<br />
analizarse bajo un criterio bioeconómico, incluyendo<br />
ingresos y costos.<br />
El Plan Pesquero definido por el Gobierno <strong>Uruguay</strong>o<br />
en los 80’s se centró principalmente en<br />
las pesquerías marítimas de carácter industrial<br />
y la pesca artesanal no fue mayormente considerada.<br />
Los primeros proyectos de apoyo al<br />
sub-sector artesanal datan de 1982 y fueron<br />
respaldados por FAO con el fin de fijar algunas<br />
líneas de acción y políticas de desarrollo (IN-<br />
FOPESCA 2001). Lamentablemente, la mayoría<br />
de las propuestas tendientes a desarrollar la<br />
pesca artesanal en <strong>Uruguay</strong> y mejorar las condiciones<br />
de vida de los pescadores no pasaron<br />
de quedar como expresiones de deseo, salvo<br />
el caso de algunos programas puntuales (e.g.,<br />
San Gregorio de Polanco) que culminó en la<br />
formación de una cooperativa pesquera (Amestoy<br />
1999, Puig 2006). Varios factores socio-económicos,<br />
tanto locales como internacionales,<br />
han agravado la situación anterior, que sin<br />
ninguna duda se han traducido en un aumento<br />
de las capturas y del esfuerzo pesquero (Defeo<br />
1989, INFOPESCA 2001, Puig 2006 y referencias<br />
contenidas en éste): (1) desempleo en<br />
zonas rurales, que propiciaron en algún caso y<br />
momento en especial la migración a zonas costeras<br />
y ocupación en pesca artesanal; (2) bajos<br />
costos operativos y fácil acceso a recursos costeros,<br />
que justificaron un aumento del esfuerzo<br />
de pesca aún en presencia de bajos niveles<br />
de abundancia; (3) aumento de precios de los<br />
productos debido a un aumento de la demanda<br />
internacional; (4) agotamiento de recursos análogos<br />
en caladeros de Europa, USA y Asia; y (5)<br />
débiles esquemas de manejo e ineficiente control<br />
de las regulaciones adoptadas, en especial<br />
en recursos costeros de alto precio unitario.<br />
La información científica y estadística disponible<br />
sobre los recursos artesanalmente explotados<br />
es en general insuficiente, en especial en lo<br />
referido a las estimaciones de biomasa. La amplia<br />
distribución de los recursos, algunos de los<br />
cuales no pueden ser manejados sólo por <strong>Uruguay</strong>,<br />
agrega un componente de incertidumbre<br />
a dichas estimaciones (Amestoy 2001). A efectos<br />
de proveer bases de manejo, es necesaria<br />
la implementación de un monitoreo de largo<br />
plazo, la creación de áreas protegidas y la implementación<br />
de vedas espacio-temporales a<br />
la actividad pesquera. Dada la extensión de los<br />
cuerpos de agua continental, así como su gran<br />
variedad de hábitat e ictiofauna, un monitoreo<br />
exitoso dependerá de la jerarquización de sitios<br />
de acuerdo a criterios bio-socio-económicos y a<br />
aquellos referidos a su sensibilidad ambiental y<br />
riesgos de impacto ecosistémico.<br />
De lo anterior surge como necesario desarrollar<br />
un Plan Nacional de Pesca Artesanal mediante<br />
el cual sea posible estructurar, desarrollar y<br />
consolidar un marco de ordenación eficaz en<br />
el largo plazo para dicho sub-sector. Esto incluye<br />
la institucionalización de un esquema de<br />
co-manejo de pesquerías artesanales, definido<br />
sobre la base de sistemas de responsabilidad<br />
conjunta y participativa en el manejo y control<br />
de los recursos entre el Estado y los usuarios<br />
(ver numeral 1.6).<br />
4.5. Aspectos socio-económicos<br />
4.5.1 Número de embarcaciones<br />
Si bien el volumen de las capturas es sustancialmente<br />
menor en la pesquería costera artesanal<br />
con respecto a la industrial, el número<br />
de embarcaciones registradas por la autoridad<br />
estatal ha sido, en promedio, más de 6 veces<br />
superior en la primera (Figura 3.9). La flota<br />
industrial ha estado compuesta en promedio<br />
por 90 embarcaciones (período 1975-2003),<br />
habiéndose incrementado desde 1997 y mostrando<br />
un máximo histórico en el 2003 de 116<br />
barcos.<br />
En contrapartida, el número de barcas artesanales<br />
aumentó linealmente entre 1975 (269)<br />
y 1996 (905), año en el cual se realizó una<br />
depuración de embarcaciones de los registros<br />
en función de las reglamentaciones vigentes,<br />
dándose de baja por la no entrega de partes<br />
de pesca por un período determinado, por<br />
sustituciones no declaradas o por cambio de<br />
actividad. No obstante, el número de buques<br />
volvió a aumentar en forma lineal desde 1996<br />
a 2003, llegando a cerca de 600 barcas al final<br />
del período analizado (Figura 3.9). Es importante<br />
remarcar que estas estadísticas no incluyen a<br />
los “pescadores de tierra”, quienes extraen recursos<br />
del intermareal con implementos simples<br />
de uso manual (e.g., almejeros).<br />
4.5.2 Mano de obra<br />
La flota industrial ha registrado en promedio<br />
1 538 pescadores en el período 1997-2003.<br />
Para dicho lapso, el número de pescadores<br />
artesanales ha sido 1 283, registrándose una<br />
tendencia al incremento para ambas flotas,<br />
con un máximo histórico en el último año de<br />
análisis de 1 782 y 1 400 pescadores para la<br />
flota industrial y artesanal, respectivamente<br />
<strong>GEO</strong> <strong>Uruguay</strong><br />
Zona Costera<br />
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