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Influencias etnoculturales y de género en el dolor 29<br />

efecto, un psiquiatra alemán, el doctor Larbig, mostró<br />

con electroencefalogramas (EEG) estudios donde las<br />

ondas cerebrales de los devotos cambian en todas las<br />

etapas del proceso. Es conocido que nuestros cerebros<br />

emiten frecuencias de onda diferentes durante actividades<br />

ó durante el sueño. Las ondas alfa son emitidas<br />

durante nuestras actividades conscientes regulares y son<br />

bastante rápidas entre 8–13 ciclos por segundo. Otra<br />

clase de ondas cerebrales, llamadas ondas theta son más<br />

lentas, 4–7 ciclos por segundo y ocurren durante el sueño<br />

ligero ó cuando el individuo se separa de la realidad<br />

para ser absorbido en pensamientos profundos. Los devotos<br />

de colgar en ganchos realmente mostraron ondas<br />

theta en todas las etapas del proceso (es decir, durante la<br />

introducción de los ganchos, al balancearse y durante el<br />

retiro de los ganchos).<br />

El doctor Larbig estaba fascinado por las cosas<br />

asombrosas que los faquires hacen e investigó a un<br />

faquir mongol de 48 años. Este hombre podía colocar<br />

dagas en su cuello, perforar su lengua con una espada,<br />

ó pinchar sus brazos con agujas largas sin ninguna indicación<br />

de dolor ó daño a su carne. Los científicos investigaron<br />

el comportamiento del faquir paso a paso<br />

durante uno de sus espectáculos y tomaron sangre de<br />

las venas de su brazo y fluido cerebroespinal de su espina<br />

por una “canilla espinal” (un procedimiento especial<br />

que es realizado insertando una aguja detrás de la<br />

espina, en la superficie de la médula espinal). También<br />

registraron las ondas cerebrales del faquir con una máquina<br />

EEG. Durante su espectáculo, se observó que el<br />

faquir miraba fijamente delante a algún punto imaginario<br />

fijo y no parpadeaba durante hasta 5 minutos (la<br />

gente normal parpadea sus ojos varias veces cada minuto).<br />

De hecho, el faquir estaba “en otra parte” en el espacio<br />

y tiempo, no consciente de sus alrededores. Sin<br />

embargo, cuando terminó su espectáculo, volvía rápidamente<br />

a un estado normal de conocimiento. Las pruebas<br />

de sangre mostraron que al final del acto del faquir<br />

los niveles de epinefrina (adrenalina) eran altos (similares<br />

a la adrenalina de los adictos a la emoción). Sin<br />

embargo, sus opiáceos endógenos (los propios asesinos<br />

de dolor del cuerpo) no fueron afectados. Las grabaciones<br />

de EEG mostraron que el faquir cambiaba sus ondas<br />

cerebrales del ritmo alfa a ondas theta de ritmo más<br />

lento. ¡Extraordinariamente, mientras el faquir no sintió<br />

ningún dolor durante su acto, él se quejó amargamente<br />

(ya cuándo había vuelto a su estado de ánimo normal)<br />

cuando la enfermera pinchó su brazo para tomar la sangre<br />

después de su espectáculo!<br />

Otro ejemplo extremo de influencias culturales<br />

en reducir la percepción y la expresión del dolor es el<br />

procedimiento de “trepanacion” (perforación craneal ó<br />

de agujero de erizo) en África Oriental. Durante el procedimiento,<br />

hecho hasta inicios del siglo veintiuno por<br />

varias razones, los pacientes no reciben ninguna forma<br />

de analgesia ó anestesia. El doktari ó daktari (doctor<br />

tribal) corta los músculos de la cabeza para destapar el<br />

cráneo huesudo a fin de taladrar un agujero y exponer<br />

la duramadre. Las trepanaciones (hay evidencia que han<br />

sido practicadas desde tiempos neolíticos) fueron hechas<br />

tanto por motivos médicos, por ejemplo patología<br />

intracraneal, como por motivos místicos. ¡Durante el<br />

procedimiento el paciente se sienta tranquilamente, totalmente<br />

despierto, sin señales de angustia y sostiene<br />

una cazuela que recolecta la sangre que gotea! No sé de<br />

ninguna investigación científica que haya examinado<br />

este fenómeno, tan espantoso para habitantes del oeste,<br />

pero no estaría sorprendido si los “sujetos” estuvieran<br />

usando algún método para cambiar su estado mental<br />

y bloquearan el dolor (uno es el cambio de ondas cerebrales<br />

que describí antes, el otro es la hipnosis).<br />

Hoy, los científicos tienen un mejor entendimiento<br />

de algunos estados de ánimo cambiados. Por<br />

ejemplo, la hipnosis se considera un “estado alterado de<br />

la conciencia” y ha sido bien investigado con estudios<br />

de representación funcional (un método por el cual los<br />

científicos pueden registrar la actividad de las células<br />

cerebrales en los cerebros de la gente cuando realizan<br />

ciertas actividades mentales ó experimentan ciertas sensaciones).<br />

La hipnosis hace a la persona más propensa<br />

a propuestas, modifica tanto la percepción como la memoria<br />

y puede producir cambios en las funciones que<br />

no están normalmente bajo el control consciente, como<br />

la sudoración ó el tono de los vasos sanguíneos. Otra<br />

vez, estos estudios son resumidos en el libro de ciencia<br />

popular, Más Allá del Dolor (3).<br />

¿Cómo explicamos las diferencias<br />

en la percepción del dolor y<br />

expresión entre grupos étnicos?<br />

Los grupos étnicos pueden tener diferente genética<br />

y mostrar características fisiológicas y morfológicas<br />

distintas (por ejemplo en el modo que ciertas medicinas<br />

son metabolizadas ó en las enzimas musculares<br />

después del ejercicio). Sin embargo, las diferencias<br />

físicas entre la gente de diferentes culturas son menos

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