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Los opioides en la medicina del dolor 41<br />

como el íleo, el cual deberá tratarse regularmente con<br />

laxantes y opioides antagonistas administrados oralmente<br />

(ver más adelante).<br />

Sedación<br />

La reducción de los rangos de actividad del sistema<br />

nervioso central inducidos por opioides desde de<br />

una sedación ligera hasta un estado de coma profundo<br />

depende del opiáceo empleado, la dosis, la vía<br />

de aplicación y la duración del tratamiento. En dosis<br />

clínicas importantes, los opioides no sólo tienen<br />

un efecto narcótico puro, sino que también reducen<br />

considerablemente la concentración alveolar máxima<br />

(CAM) de los anestésicos volátiles utilizados para inducir<br />

un estado de inconsciencia durante los procedimientos<br />

quirúrgicos.<br />

Rigidez muscular<br />

Según la velocidad de aplicación y la dosis, los opioides<br />

pueden causar rigidez muscular, particularmente en el<br />

tronco, abdomen y laringe. Este problema se reconoce<br />

primeramente por la deficiencia de una adecuada ventilación<br />

seguida de hipoxia e hipercarbia. El mecanismo<br />

no se entiende totalmente. La dificultad que implique<br />

un riesgo para la vida en la ventilación asistida puede<br />

tratarse con relajantes musculares (p. ej., 250–100 mg<br />

i.v., i.m. de succinilcolina).<br />

Insuficiencia respiratoria<br />

La insuficiencia respiratoria es un fenómeno común<br />

de todos los agonistas opioides μ de uso clínico. Estos<br />

medicamentos reducen la frecuencia respiratoria,<br />

retrasan la exhalación y promueven un ritmo respiratorio<br />

irregular. Los opioides reducen la capacidad<br />

de respuesta para incrementar el dióxido de carbono<br />

(CO 2<br />

) elevando el umbral expiratorio final del pCO 2<br />

y<br />

atenuando la respuesta de ventilación hipóxica. El impulso<br />

fundamental para la respiración se localiza en los<br />

centros respiratorios del tronco encefálico que se compone<br />

de diferentes grupos de redes neuronales con una<br />

alta densidad de receptores opioides μ. El riesgo para<br />

la vida del paro respiratorio puede revertirse a través<br />

del ajuste con el opiáceo antagonista naloxona i.v. (p.<br />

ej., 0.4–0.8–1.2 mg.)<br />

Efectos antitusígenos<br />

Además de la insuficiencia respiratoria, los opioides<br />

suprimen el reflejo de tos, que es terapéuticamente<br />

producido por medicamentos antitusivos como la<br />

codeína, noscapina y dextrometorfano (p. ej., 5–10–30<br />

mg. de codeína oralmente). El principal efecto antitusígeno<br />

de los opioides es regulado por receptores opioides<br />

al interior de la médula.<br />

Efectos gastrointestinales<br />

Los efectos secundarios de los opioides en el sistema<br />

gastrointestinal son ampliamente conocidos. En general,<br />

los opioides provocan náusea y vómito, reducen<br />

la movilidad del tracto digestivo, incrementan las contracciones<br />

circulares, disminuyen la secreción de mucosidad<br />

gastrointestinal y aumentan la absorción de<br />

fluidos, que finalmente resulta en estreñimiento. Aunado<br />

a lo anterior, estos efectos incluyen ligeros espasmos<br />

musculares de la vesícula biliar, tracto biliar y en<br />

la vejiga, resultando en un incremento en la presión y<br />

retención de la bilis ó retención urinaria. Estos efectos<br />

gastrointestinales se deben principalmente a la participación<br />

de los receptores opioides periféricos en la<br />

submucosa mesentérica y del plexo y se debe en menor<br />

grado a los receptores opioides centrales. Por tanto,<br />

el ajuste de metilnaltrexona (100–150–300 mg administrados<br />

vía oral), el cual no penetra en el sistema<br />

nervioso central, atenúa exitosamente el estreñimiento<br />

inducido por los opioides. La práctica más común<br />

consiste en la administración paralela de laxantes tales<br />

como la lactulosa (3 x 10 mg a 3 x 40 mg/diariamente<br />

vía oral), que resulta obligatoria durante el uso crónico<br />

de opioides.<br />

Prurito<br />

El prurito (comezón) inducido comúnmente por el<br />

uso de opioides ocurre después de la administración<br />

sistémica y más comúnmente después de la administración<br />

por vía intratecal ó epidural de opioides. Aún<br />

cuando el prurito puede ocasionarse por la liberación<br />

generalizada de histamina después de la aplicación de<br />

morfina, también es provocado por el fentanilo, un<br />

pobre liberador de histamina. El mecanismo principal<br />

está pensado para ser centralmente mediado en esa<br />

inhibición del dolor que puede desenmascarar la actividad<br />

fundamental de las neuronas pruritoreceptoras.<br />

Los opioides que inducen el prurito pueden atenuarse<br />

exitosamente con la aplicación de naltrexona (6<br />

mg vía oral) ó con menor impacto en el efecto analgésico<br />

por la mezcla de agonistas como la nalbufina<br />

(p. ej., 4 mg i.v.).

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