Régimen Jurídico del Derecho Particular y las Obligaciones en el ...

En muchos casos, se pacta la caducidad del plazo, esto es que de vencerse
una o más cuotas, se tenga por vencida la totalidad de la deuda, condición que
es legal y lícita, ya que no hay norma legal que lo prohiba, y es el resultado del
convenio de los contratantes. Debiendo además agregarse que actualmente en
muchas otras obligaciones, como las que otorgan las Instituciones Financieras,
se aplica la cláusula de aceleración de pagos, lo que también es legal y lícito.
Del propio modo, las obligaciones condicionales, cuando estas se han cumplido,
pueden fundamentar al juicio ejecutivo, porque la obligatoriedad se ha hecho
perfecta y el título tiene la calidad que quiere la ley para darle ese valor. Si la
condición es resolutoria, tampoco hay inconveniente para que el título apareje la
demanda ejecutiva, porque la obligación es perfecta mientras la condición no se
cumple. Si parte de la obligación es líquida, no hay tampoco inconveniente para
que en esa parte ejerza el acreedor la acción ejecutiva, pues aquello que no
entraña dificultad alguna para conocer su certeza, debe tener la eficacia plena
de los títulos ejecutivos. Además así lo prescribe el inciso final del Art. 415.
Con el objeto de facilitar seguramente las transacciones comerciales, la ley ha
dado un valor especial a las letras de cambio y los pagarés a la orden,
valorándolos para el efecto de la ejecutividad, como verdaderos instrumentos
públicos, de allí que si estos documentos han sido objeto de cesión, no exige
para que con ellos se apareje la ejecución, sino el reconocimiento del último
cedente o endosante. Esto bien, por objeto de establecer la verdadera
capacidad del cesionario como titular del crédito -Art. 416-.
Si se trata de un documento privado a mas de la prescripción anterior, exige la
ley que lo reconozca el deudor, porque mientras esto no suceda, no se le
concederá a ese instrumento el valor de certeza, que caracteriza a los títulos
ejecutivos.
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