NAHJ ALBALAGH Cimas de Elocuencia Los Discursos, Cartas y ...
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<strong>NAHJ</strong> <strong>ALBALAGH</strong> <strong>Cimas</strong> <strong>de</strong> <strong>Elocuencia</strong> <strong>Los</strong> <strong>Discursos</strong>, <strong>Cartas</strong> y Dichos De HAZRAT ALI<br />
Gran<strong>de</strong>za no les ha permitido nunca apreciar altamente sus propias virtu<strong>de</strong>s. Una larga vida <strong>de</strong> oración y<br />
<strong>de</strong>beres no les ha hecho perezosos e indolentes ni están cansados <strong>de</strong> buscar Sus Favores; ni tienen ningún<br />
otro trabajo que les mantenga alejados <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber y las oraciones. No buscan el <strong>de</strong>scanso ni el placer, no<br />
olvidan sus <strong>de</strong>beres y obligaciones y no ce<strong>de</strong>n a las tentaciones. Desean hacer <strong>de</strong> su fe y confianza en<br />
Dios provisión para el Día <strong>de</strong>l Juicio. No Le rezan por avaricia, porque el único objeto <strong>de</strong> su existencia es<br />
buscar Su Agrado. Su <strong>de</strong>seo ardiente <strong>de</strong> asegurar Su Favor y su temor <strong>de</strong> Dios les mantiene vigilantes<br />
cuidadosos y perseverantes y los aparta <strong>de</strong> la negligencia, el letargo, la tentación, la avaricia, el orgullo, la<br />
arrogancia y la autoalabanza. <strong>Los</strong> placeres mundanos no les tientan ni les persua<strong>de</strong>n en concentrarse en<br />
activida<strong>de</strong>s mundanas en abandonar sus <strong>de</strong>beres. El orgullo nunca los persuadió a estimar su trabajo o,<br />
asimismo. Satán no los pue<strong>de</strong> seducir nunca a dudar <strong>de</strong> la Justicia <strong>de</strong> Sus Or<strong>de</strong>nes y Recompensas con<br />
castigos. La envidia no les hizo nunca disociarse o apartarse unos <strong>de</strong> otros. La enemistad y avaricia mutua<br />
no les afectó haciéndoles que disentieran unos <strong>de</strong> otros o se opusieran unos a otros. La timi<strong>de</strong>z y el miedo<br />
no se apo<strong>de</strong>raron nunca <strong>de</strong> ellos. Son sinceros en su creencia y el mal no pue<strong>de</strong> nunca confundirlos y la<br />
pereza no pue<strong>de</strong> mantenerlos apartados <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres. Nada pue<strong>de</strong> convencerlos para abandonar a Dios.<br />
No hay una pulgada <strong>de</strong> espacio en los cielos en la que no haya un ángel rezando al Señor o realizando<br />
algún <strong>de</strong>ber que le ha sido asignado. Cuando más rezan, más gran<strong>de</strong> llega a ser su conocimiento <strong>de</strong> Dios,<br />
y más firme llega a ser su fe en Su Po<strong>de</strong>r y Gloria.<br />
(Parte <strong>de</strong>l discurso anterior en el que se discute sobre la Tierra, lo que contiene y cómo fue<br />
habitada por Adán y su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia)<br />
Dios Todopo<strong>de</strong>roso ha solidificado y esparcido esta tierra sobre materia muy profunda y a partir <strong>de</strong><br />
olas terribles y gigantescas. La masa violenta estaba tan agitada que enormes olas se empujaban unas a<br />
otras y se encabalgaban unas sobre otras hasta que fueron solidificando gradualmente su masa. Esto<br />
continuó hasta que la presión <strong>de</strong> la tierra sólida (corteza) mantuvo a las masas internas (volcánicas) bajo<br />
control, como si la tierra estuviera presionando con su pecho el turbulento material <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella (su<br />
corteza) y forzándolo a enfriarse. Su corteza sólida, con ayuda <strong>de</strong> sus montañas, la presionó por todos<br />
lados <strong>de</strong> modo tal que fue forzada a liberar su energía (en forma <strong>de</strong> volcanes) y ce<strong>de</strong>r a esa fuerza y<br />
presiones superiores. La tierra por consiguiente se enfrió, y el tumulto fue controlado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su cuerpo,<br />
y se liberó en forma <strong>de</strong> volcanes que saltaron gran<strong>de</strong>s cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> agua en pequeñas corrientes. Estas<br />
corrientes comenzaron a llenar los valles, las <strong>de</strong>presiones y las tierras bajas con agua, convirtiéndolas en<br />
lagos, pantanos, mares y océanos. La violenta energía (volcánica) <strong>de</strong> la tierra, encontró otro camino. Se<br />
enfrió en forma <strong>de</strong> altas y elevadas montañas que tenían sus bases profundamente hincadas en la corteza<br />
terrestre. Estas montañas tienen un gran efecto <strong>de</strong> equilibrio y actúan como freno a sus movimientos<br />
(flotación <strong>de</strong> los continentes).<br />
Dios entonces proveyó a la tierra <strong>de</strong> aire para dar los medios <strong>de</strong> respiración y existencia a las<br />
criaturas vivientes que posteriormente harían <strong>de</strong> ella su habitáculo. El océano <strong>de</strong> la atmósfera era muy<br />
gran<strong>de</strong>, extendiéndose como una envoltura <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la superficie <strong>de</strong> la tierra hasta una apreciable<br />
profundidad <strong>de</strong>l espacio.<br />
Por consiguiente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> proveer así a la tierra, Dios hizo existir a los seres vivientes para que<br />
poblasen su superficie y los proveyó <strong>de</strong> todo lo que necesitaban y <strong>de</strong> todas las amenida<strong>de</strong>s necesarias para<br />
mantenerlos vivos y para que se propagasen sobre la tierra. Las tierras que no pudieron recibir agua <strong>de</strong> los<br />
ríos y lagos no fueron <strong>de</strong>jadas secas. Dios dispuso regarlas con nubes que <strong>de</strong>scargarían lluvia. Estas nubes<br />
trajeron vida a estas tierras don<strong>de</strong> floreció la vegetación, creció la hierba y se <strong>de</strong>sarrollaron los bosques.<br />
Pequeñas extensiones <strong>de</strong> nubes <strong>de</strong>sperdigadas se reunieron juntas en espesas nubes cargadas <strong>de</strong> agua que<br />
se extendían sobre gran<strong>de</strong>s áreas.Fueron movidas por el viento, y el trueno y el relámpago jugabán en su<br />
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