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NAHJ ALBALAGH Cimas de Elocuencia Los Discursos, Cartas y ...

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<strong>NAHJ</strong> <strong>ALBALAGH</strong> <strong>Cimas</strong> <strong>de</strong> <strong>Elocuencia</strong> <strong>Los</strong> <strong>Discursos</strong>, <strong>Cartas</strong> y Dichos De HAZRAT ALI<br />

darse cuenta <strong>de</strong> que fue su necedad la que había llevado a ese callejón sin salida. El dijo:)<br />

¡Oh gentes! Hasta que la guerra no os cansó, estuvisteis obe<strong>de</strong>ciendo y siguiendo mis ór<strong>de</strong>nes, pero<br />

cuando agotó a alguno <strong>de</strong> vosotros, apareció la <strong>de</strong>bilidad en vuestra moral y fortaleza, y no tuvisteis<br />

nervios <strong>de</strong> ver y daros cuenta <strong>de</strong> que vuestro enemigo estaba a punto <strong>de</strong> una <strong>de</strong>rrota aplastante. Si<br />

hubierais continuado el combate por algún tiempo más, el enemigo habría sido llevado a una <strong>de</strong>sastrosa<br />

<strong>de</strong>rrota pero os pusisteis nerviosos, vacilasteis, perdisteis vuestra fe en Dios y Su Palabra, aceptasteis la<br />

astucia, y perdisteis la guerra.<br />

¿Qué pu<strong>de</strong> hacer yo? Mientras os mantuvisteis obe<strong>de</strong>ciendo mis mandatos, yo me mantuve<br />

conduciéndoos <strong>de</strong> victoria en victoria, pero me obligasteis a aceptar vuestras <strong>de</strong>cisiones. Prefiriendo este<br />

mundo vicioso a la gloria <strong>de</strong>l próximo, aceptasteis la humillación y la <strong>de</strong>sgracia y no estuvo en mi mano<br />

ayudaros. No pu<strong>de</strong> forzaros a continuar una guerra que no os gustaba.<br />

DISCURSO 214<br />

(En Basra, Hazrat Alí llamó a uno <strong>de</strong> sus compañeros, Ala ibn Zaid Harris, que estaba enfermo, tenía una<br />

casa muy gran<strong>de</strong> y espaciosa. Mirando la amplitud <strong>de</strong> su casa, le dijo Hazrat Alí:)<br />

¿Qué vas a hacer con una casa tan espaciosa en este mundo? Lo que realmente necesitas es una morada<br />

espaciosa en el paraíso don<strong>de</strong> vas a estar permanentemente. Si <strong>de</strong>seas sinceramente poseer una casa allí<br />

juntamente con esta y tan gran<strong>de</strong> como ésta, entonces haz <strong>de</strong> esta casa un centro <strong>de</strong> tu hospitalidad, trata<br />

bien a tus clientes, ve en su ayuda, distingüete en hacer tus <strong>de</strong>beres y obligaciones, entonces conseguirás<br />

tus propósitos. (Oyendo esto pidió aHazrat Alí que aconsejara también a su hermano cuyo nombre era<br />

Aasim ibn Zayd y contra el que Alá tenía que hacer una queja.<br />

Hazrat Alí inquirió que es lo que pasaba con él y <strong>de</strong> qué modo se estaba comportando mal. El dijo:<br />

«Señor, está usando una áspera capa <strong>de</strong> lana, se ha retirado <strong>de</strong> este mundo y lleva la vida <strong>de</strong> un ermitaño.»<br />

Hazrat Alí replicó: «Tráemelo». Cuando vino Hazrat Alí le dijo: «¡Oh enemigo <strong>de</strong> ti mismo! El diablo te<br />

ha extraviado. ¿No sientes piedad por tu esposa e hijos y otros miembros <strong>de</strong> tu familia? ¿Por qué no te<br />

preocupas <strong>de</strong> ellos? ¿Por qué piensas que Dios se enfadará contigo si comes, consumes y usas todas esas<br />

cosas que han sido permitidas por el Islam y que has ganado por medios piadosos y honestos? ¿Por qué<br />

renuncias a todo eso? Estás muy por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l nivel en el que se te pedirá tal renuncia.»<br />

A estas observaciones <strong>de</strong> Hazrat Alí contestó él: «Oh Emir al-mu'minin, estoy siguiendo tu ejemplo, mira<br />

tu vestido, qué vasto, áspero y barato es, ni los más pobres <strong>de</strong> entre nosotros lo usarían. Mira tu comida,<br />

es pan seco y rancio sin ni siquiera una pizca <strong>de</strong> sal.»<br />

Hazrat Alí dijo: «¡Ay amigo! Te equivocas, tú no eres como yo. Dios ha hecho obligatorio a los Imames<br />

verda<strong>de</strong>ros y justos, mantenerse al nivel <strong>de</strong> los hombres más pobres y humil<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> modo que esas<br />

personas pobres y humil<strong>de</strong>s puedan sentir vergüenza y humillación por causa <strong>de</strong> su condición, no pierdan<br />

su corazón, ni cedan a la frustración y la congoja, y puedan mantener su respeto propio.»<br />

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