NAHJ ALBALAGH Cimas de Elocuencia Los Discursos, Cartas y ...
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<strong>NAHJ</strong> <strong>ALBALAGH</strong> <strong>Cimas</strong> <strong>de</strong> <strong>Elocuencia</strong> <strong>Los</strong> <strong>Discursos</strong>, <strong>Cartas</strong> y Dichos De HAZRAT ALI<br />
No importa cuan diferentes puedan ser vuestras formas <strong>de</strong> actividad y maneras <strong>de</strong> hacerlas, los principios<br />
básicos <strong>de</strong>l bien y el mal juntan a todos los hombres bajo ciertas categorías. Sabéis que hubo sólo un<br />
hombre que mató al camello <strong>de</strong> Saleh, el profeta, pero toda la nación hubo <strong>de</strong> sufrir por ello porque todos<br />
aprobaron la acción. El Señor sugirió indirectamente acerca <strong>de</strong>l inci<strong>de</strong>nte diciendo: «la apuñalaron pero al<br />
día siguiente (cuando se dice que <strong>de</strong>scendió la cólera <strong>de</strong> Dios), ellos (<strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>) lamentaron la<br />
acción (26:157). Su castigo vino en forma <strong>de</strong> un <strong>de</strong>vastador terremoto que se presentó con un sonido<br />
<strong>de</strong>moledor, seguido <strong>de</strong> es-tremecimientos y temblores terribles, que borraron <strong>de</strong> la existencia a toda la<br />
humanidad.<br />
¡Oh gentes! Quien sigue el camino recto, alcanza fácilmente la salvación, y quien se extravía, verá que el<br />
final <strong>de</strong> su viaje es la con<strong>de</strong>nación eterna.<br />
DISCURSO 207<br />
(Este es el discurso más triste que se ha recogido nunca <strong>de</strong> Haz-rat Alí. Lo dio en una ocasión muy triste<br />
<strong>de</strong> su vida. Estaba enterrando a su compañera más querida. Su pareja en la vida, que era la hija <strong>de</strong>l<br />
Sagrado Profeta y a quien amó tanto como había amado a su padre. Nadie le era más querido en este<br />
mundo que estos dos, ni su propia vida, ni siquiera sus dos famosos hijos. Y estos dos seres queridos le<br />
habían <strong>de</strong>jado el uno tras el otro, en un intervalo muy corto. El dolor <strong>de</strong>l phatos era más agudo en esta<br />
ocasión porque Fátima, su esposa más querida, había muerto en lo mejor <strong>de</strong> su vida, con apenas veinte<br />
años. Su muerte fue, <strong>de</strong> hecho, un martirio. Mientras su casa estaba ardiendo sobre su cabeza, fue arrojada<br />
sobre ella la puerta en llamas, que rompió sus costillas y mano izquierda. Esta crueldad provocó el<br />
nacimiento prematuro y la muerte <strong>de</strong>l niño que llevaba en su vientre y al final acabó con ella. Todo esto<br />
había sucedido a los dos o tres meses <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Sagrado Profeta. Hazrat Alí había intentado lo que<br />
pudo para evitar todo esto, pero estaba in<strong>de</strong>fenso contra circunstancias adversas. Su herencia le había sido<br />
también arrebatada por la fuerza, e incluso se rehusó tomar en consi<strong>de</strong>ración la donación. El insulto y la<br />
herida la mataron y cuando Hazrat Alí la estaba enterrando, no pudo resistir el arranque. Nadie pue<strong>de</strong><br />
realmente traducir ni dibujar el pathos que las palabras que Hazrat Alí transportaban.)<br />
Oh profeta <strong>de</strong> Dios, por favor, acepta mis «salams», acepta mis salams y los <strong>de</strong> tu hija, que está siendo<br />
enterrada no muy lejos <strong>de</strong> ti y que habrá <strong>de</strong> reunirse contigo enseguida. ¡Oh Apóstol Elegido! La muerte<br />
<strong>de</strong> tu querida hija me ha <strong>de</strong>jado sin soledad, ni paciencia. He perdido mi autocontrol y capacidad <strong>de</strong><br />
sufrimiento.<br />
Tras haber sufrido la separación <strong>de</strong> ti habré <strong>de</strong> soportar pacientemente esta catástrofe. ¡Oh Profeta <strong>de</strong><br />
Dios! Te <strong>de</strong>posité en la tumba con mis propias manos. Tu alma <strong>de</strong>jó tu cuerpo mientras estabas<br />
<strong>de</strong>scansando en mi pecho y tu cabeza yacía entre mi cuello y mi corazón. «Ciertamente pertenecemos a<br />
Dios y hacia El volvemos» (2:156). Tu <strong>de</strong>pósito (tu hija) que me fue confiado, me ha sido arrebatado. El<br />
pesar habita ahora en mí y la felicidad me ha <strong>de</strong>jado. Esta aflicción es tan abrumadora que traga y engulle<br />
a otras penas, y me ha <strong>de</strong>jado con noches insomnes y días sin alegría. De ahora en a<strong>de</strong>lante, mi vida será<br />
una continua congoja hasta que Dios me reúna con vosotros dos en el reino <strong>de</strong> Su Favor y Paz.<br />
¡Oh Apóstol <strong>de</strong> Dios! Tu querida hija pedirá como se ha comportado hacia ella tus seguidores y como la<br />
han maltratado. Por favor pregúntale los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> todo lo que le ha sucedido durante tan corto período<br />
<strong>de</strong> tiempo (apenas tres meses) tras tu partida al paraíso. Este período <strong>de</strong> ti fue tan corto que la gente te<br />
recuerda todavía y hablan todavía acerca <strong>de</strong> ti.<br />
Por favor, aceptar vosotros dos mí adiós y mi «salam» <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida. Es el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l corazón sincero que<br />
os ha amado y os amará siempre a los dos, un corazón que estimará y llevará, vuestro amado y tierno<br />
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