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Gabriel García Márquez - Vivir para contarla.pdf - www.moreliain.com

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Tal vez lo había olvidado cuando regresó aquella vez, pero le volvió de golpe<br />

desde la primera noche en una casa sombría en la que había detectado al<br />

instante un cierto aire del castillo de Drácula.<br />

La primera noticia de la Mujer X había sido el hallazgo del cuerpo desnudo e<br />

irreconocible por su estado de des<strong>com</strong>posición. Apenas se pudo establecer<br />

que era una mujer menor de treinta años, de cabello negro y rasgos atractivos.<br />

Se creyó que la habían enterrado viva porque tenía la mano izquierda sobre los<br />

ojos con un gesto de terror, y el brazo derecho alzado sobre la cabeza. La<br />

única pista posible de su identidad eran dos cintas azules y una peineta<br />

adornada con lo que pudo ser un peinado de trenzas. Entre las muchas<br />

hipótesis, la que pareció más probable fue la de una bailarina francesa de vida<br />

fácil que había desaparecido desde la fecha posible del crimen.<br />

Barranquilla tenía la fama justa de ser la ciudad más hospitalaria y pacífica del<br />

país, pero con la desgracia de un crimen atroz cada año. Sin embargo, no<br />

había precedentes de uno que hubiera estremecido tanto y por tanto tiempo a<br />

la opinión pública <strong>com</strong>o el de la acuchillada sin nombre. El diario La Prensa,<br />

uno de los más importantes del país en aquel tiempo, se tenía <strong>com</strong>o el pionero<br />

de las historietas gráficas dominicales —Buck Rogers,Tarzán de los Monos—,<br />

pero desde sus primeros años se impuso <strong>com</strong>o uno de los grandes precursores<br />

de la crónica roja. Durante varios meses mantuvo en vilo a la ciudad con<br />

grandes titulares y revelaciones sorprendentes que hicieron famoso en el país,<br />

con razón o sin ella, al cronista olvidado.<br />

Las autoridades trataban de reprimir sus informaciones con el argumento de<br />

que entorpecían la investigación, pero los lectores terminaron por creer menos<br />

en ellas que en las revelaciones de La Prensa. La confrontación los mantuvo<br />

con el alma en un hilo durante varios días, y por lo menos una vez obligó a los<br />

investigadores a cambiar de rumbo. La imagen de la Mujer X estaba entonces<br />

implantada con tanta fuerza en la imaginación popular, que en muchas casas<br />

se aseguraban las puertas con cadenas y se mantenían vigilancias nocturnas<br />

especiales, en previsión de que el asesino suelto intentara proseguir su<br />

programa de crímenes atroces, y se dispuso que las adolescentes no salieran<br />

solas de su casa después de las seis de la tarde.

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