24.04.2013 Views

Gabriel García Márquez - Vivir para contarla.pdf - www.moreliain.com

Gabriel García Márquez - Vivir para contarla.pdf - www.moreliain.com

Gabriel García Márquez - Vivir para contarla.pdf - www.moreliain.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

trémulo— es la felicidad de que puedas por fin terminar tus estudios.» Nunca le<br />

dije cuánto me conmovió aquella dicha fantástica por una causa tan trivial.<br />

Sentí un soplo helado en el vientre, fulminado por la idea perversa de que el<br />

éxodo de la familia no era más que una astucia suya <strong>para</strong> obligarme a ser<br />

abogado. Lo miré directo a los ojos y eran dos remansos atónitos. Me daba<br />

cuenta de que estaba tan indefenso y ansioso que no me obligaría a nada, ni<br />

me negaría nada, pero tenía bastante fe en su Divina Providencia <strong>para</strong> creer<br />

que podía rendirme por cansancio. Y más aún: con el mismo ánimo cautivo me<br />

reveló que me había conseguido un empleo en Cartagena, y tenía todo listo<br />

<strong>para</strong> mi posesión el lunes siguiente. Un gran empleo, me explicó, al que sólo<br />

tenía que asistir cada quince días <strong>para</strong> cobrar el sueldo.<br />

Era mucho más de lo que yo podía digerir. Con los dientes apretados le<br />

adelanté algunas reticencias que lo pre<strong>para</strong>ran <strong>para</strong> una negativa final. Le<br />

conté la larga conversación con mi madre en el viaje a Aracataca de la que<br />

nunca recibí ningún <strong>com</strong>entario suyo, pero entendí que su indiferencia por el<br />

tema era la mejor respuesta. Lo más triste era que yo le jugaba con los dados<br />

<strong>com</strong>puestos, porque sabía que no sería aceptado en la universidad por haber<br />

perdido dos materias del segundo año, que nunca rehabilité, y otras tres<br />

irrecuperables en el tercero. Se lo había ocultado a la familia por evitarle un<br />

disgusto inútil y no quise imaginar siquiera cuál sería la reacción de papá si se<br />

lo contaba aquella tarde. Al principio de la conversación había resuelto no<br />

ceder a ninguna debilidad del corazón porque me dolía que un hombre tan<br />

bondadoso tuviera que dejarse ver por sus hijos en semejante estado de<br />

derrota. Sin embargo, me pareció que era hacerle demasiada confianza a la<br />

vida. Al final me entregué a la fórmula fácil de pedirle una noche de gracia <strong>para</strong><br />

pensar.<br />

—De acuerdo —dijo él—, siempre que no pierdas de vista que tienes en tus<br />

manos la suerte de la familia.<br />

La condición sobraba. Era tan consciente de mi debilidad, que cuando lo<br />

despedí en el último autobús, a las siete de la noche, tuve que sobornar al<br />

corazón <strong>para</strong> no irme en el asiento de al lado. Para mí era claro que se había<br />

cerrado el ciclo, y que la familia volvía a ser tan pobre que sólo podía sobrevivir

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!