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Gabriel García Márquez - Vivir para contarla.pdf - www.moreliain.com

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—Tu papá tiene un hijo en la calle.<br />

Por el alivio que percibí en su voz me di cuenta de la ansiedad con que<br />

esperaba mi pregunta. Había descubierto la verdad por la clarividencia de los<br />

celos, cuando una niña del servicio volvió a casa con la emoción de haber visto<br />

a papá hablando por teléfono en la telegrafía. A una mujer celosa no le hacía<br />

falta saber más. Era el único teléfono en el pueblo y sólo <strong>para</strong> llamadas de<br />

larga distancia con cita previa, con esperas inciertas y minutos tan caros que<br />

sólo se utilizaba <strong>para</strong> casos de gravedad extrema. Cada llamada, por sencilla<br />

que fuera, despertaba una alarma maliciosa en la <strong>com</strong>unidad de la plaza. Así<br />

que cuando papá volvió a casa mi madre lo vigiló sin decirle nada, hasta que él<br />

rompió un papelito que llevaba en el bolsillo con el anuncio de una reclamación<br />

judicial por un abuso en la profesión. Mi madre esperó la ocasión de<br />

preguntarle a quemarropa con quién hablaba por teléfono. La pregunta fue tan<br />

reveladora que mi papá no encontró al instante una respuesta más creíble que<br />

la verdad:<br />

—Hablaba con un abogado.<br />

—Eso ya lo sé —dijo mi madre—. Lo que necesito es que me lo cuentes tú<br />

mismo con la franqueza que merezco.<br />

Mi madre admitió después que fue ella quien se aterró con la olla podrida que<br />

podía haber destapado sin darse cuenta, pues si él se había atrevido a decirle<br />

la verdad era porque pensaba que ella lo sabía todo. O que tendría que<br />

contárselo.<br />

Así fue. Papá confesó que había recibido la notificación de una demanda penal<br />

contra él por abusar en su consultorio de una enferma narcotizada con una<br />

inyección de morfina. El hecho habría ocurrido en un corregimiento olvidado<br />

donde él había pasado cortas temporadas <strong>para</strong> atender enfermos sin recursos.<br />

Y de inmediato dio una prueba de su honradez: el melodrama de la anestesia y<br />

la violación era una patraña criminal de sus enemigos, pero el niño era suyo, y<br />

concebido en circunstancias normales.

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