24.04.2013 Views

Gabriel García Márquez - Vivir para contarla.pdf - www.moreliain.com

Gabriel García Márquez - Vivir para contarla.pdf - www.moreliain.com

Gabriel García Márquez - Vivir para contarla.pdf - www.moreliain.com

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

le parecía bien o mal, sino que me hizo tomar conciencia de sus valores éticos.<br />

Al terminar me observó <strong>com</strong>placido y concluyó con su sencillez cotidiana:<br />

—Esto es el mito de Antígona.<br />

Por mi expresión se dio cuenta de que se me habían ido las luces, y cogió de<br />

sus estantes el libro de Sófocles y me leyó lo que quería decir. La situación<br />

dramática de mi novela, en efecto, era en esencia la misma de Antígona,<br />

condenada a dejar insepulto el cadáver de su hermano Polinices por orden del<br />

rey Creonte, tío de ambos. Yo había leído Edipo en Colona en el volumen que<br />

el mismo Gustavo me había regalado por los días en que nos conocimos, pero<br />

recordaba muy mal el mito de Antígona <strong>para</strong> reconstruirlo de memoria dentro<br />

del drama de la zona bananera, cuyas afinidades emocionales no había<br />

advertido hasta entonces. Sentí el alma revuelta por la felicidad y la desilusión.<br />

Aquella noche volví a leer la obra, con una rara mezcla de orgullo por haber<br />

coincidido de buena fe con un escritor tan grande y de dolor por la vergüenza<br />

pública del plagio. Después de una semana de crisis turbia decidí hacer<br />

algunos cambios de fondo que dejaran a salvo mi buena fe, todavía sin darme<br />

cuenta de la vanidad sobrehumana de modificar un libro mío <strong>para</strong> que no<br />

pareciera de Sófocles. Al final —resignado— me sentí con el derecho moral de<br />

usar una frase suya <strong>com</strong>o un epígrafe reverencial, y así lo hice.<br />

La mudanza a Cartagena nos protegió a tiempo del deterioro grave y peligroso<br />

de Sucre, pero la mayoría de los cálculos resultaron ilusorios, tanto por la<br />

escasez de los ingresos <strong>com</strong>o por el tamaño de la familia. Mi madre decía que<br />

los hijos de los pobres <strong>com</strong>en más y crecen más rápido que los de los ricos, y<br />

<strong>para</strong> demostrarlo bastaba el ejemplo de su propia casa. Los sueldos de todos<br />

no hubieran bastado <strong>para</strong> vivir sin sobresaltos.<br />

El tiempo se hizo cargo de lo demás. Jaime, por otra confabulación familiar, se<br />

hizo ingeniero civil, el único de una familia que apreciaba un diploma <strong>com</strong>o un<br />

título nobiliario. Luis Enrique se hizo maestro de contabilidad y Gustavo se<br />

graduó de topógrafo, y ambos siguieron siendo los mismos guitarristas y<br />

cantantes de serenatas ajenas. Yiyo nos sorprendió desde muy niño con una<br />

vocación literaria bien definida y por su carácter fuerte, del cual nos había dado

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!