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LOS TURISTORES KUNAS. ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO ÉTNICO EN PANAMÁ 125
CAPÍTULO 6
El impuesto del aeropuerto referencia la entrada y la salida de la comunidad,
y en muchos casos está incluido en el paquete cobrado al turista. Este
impuesto es cobrado por la comunidad en la mayor parte de los casos, porque
el aeropuerto pertenece a la comunidad y no al Estado panameño. Este impuesto
está generalmente incluido en el impuesto de la comunidad y no se
segmenta del mismo.
El impuesto de la comunidad presenta una gran diversidad y refleja diferentes
sensibilidades comunitarias frente al turismo. Por un lado, tenemos la
comunidad de Usdup, que cobra una tarifa alta, lo que representa un límite
simbólico fuerte, ultrapasado a cambio de un importante pago. Por otro lado,
tenemos comunidades que no cobran impuestos a los proyectos turísticos.
Ello sucede por varios motivos, uno es que la isla sea propiedad de los dueños
del proyecto turístico, otro es porque se establece un acuerdo entre el promotor
turístico y la comunidad por el cual el promotor, a cambio de aceptar
turistas, se compromete a donar bienes y dinero para obras comunitarias, escuelas,
fiestas y ceremonias de la comunidad. Es este un intercambio de redistribución
recíproca de la riqueza, más que un simple intercambio mercantil.
En relación al impuesto cobrado por el CGK, lo primero que hay que decir
es que el concepto impositivo apunta a dos aspectos: fiscalizar el proyecto y
fiscalizar los turistas. El concepto de empresa y el de turista están ahora en
discusión y en el reciente Congreso General Kuna, celebrado en Gardi Suitupu
en el mes de junio del 2008 se ha cambiado la tarifa cobrada por turista de 1 a
2 dólares. El turismo representaba para el CGK una buena fuente de ingresos,
pero ahora la principal fuente de ingresos procede del acuerdo con la multinacional
de las telecomunicaciones “Cable and Wireless”.
El sistema es más complicado aún, porque además de estos impuestos si
un turista quiere visitar otra comunidad o tomar baño en una isla privada,
tiene que pagar normalmente entre 1 y 2 dólares adicionales. Hay casos en la
zona de Gardi, como la isla Icodup, en que estos proyectos llegan a tener una
oficina recaudatoria en Gardi Suidup. En el caso de Digir son 2$ por turista
para entrar en la isla.
En el caso de los cruceros, la tarifa está acordada con las empresas, que
pagan una cantidad fija por crucero y otra variable en función del número
de turistas. En la actualidad (datos del 2007) los buques cruceros pagan al
Congreso General Kuna conforme al tamaño: los más grandes pagan 500$, los
medios 300$, los pequeños 200$ y los mini-cruceros 150$. Además de ello
todos pagan 2$ por turista.
Un caso más complicado es el de los veleros y yates que los kunas denominan
“hoteles flotantes”. A pesar de la prohibición del CGK algunas de estas embarcaciones
son manejadas empresarialmente por no kunas que utilizan el paisaje
kuna (islas, arrecifes, playas...) como reclamo turístico. Las embarcaciones de
placer están obligadas a pagar al Estado panameño (ej.: en El Porvenir) un impuesto
de navegación y zarpe, lo que les autoriza a navegar durante 3 meses y
partir hacia Colón (Panamá) o Cartagena (Colombia). El monto que se paga por
este impuesto depende de la eslora o tamaño del barco. Los barcos grandes pagan
20$ por mes y los chiquitos 15$. A este impuesto hay que añadirle el de anclaje
(8$). La multa por no pagar este impuesto puede rondar entre 100 y 500$.
Según fuentes oficiales del CGK y de las autoridades marítimas panameñas pasan
por El Porvenir alrededor de 250 yates al año, con mayor abundancia entre
enero y febrero de cada año, pero otras fuentes hablan de más. Este impuesto
tiene en teoría no sólo función recaudatoria, sino también la de dar seguridad
jurídica a los yates. Pero el problema es que además del Estado panameño, los
kunas se hayan con derecho a cobrar otros impuestos. Así por ejemplo en Tigre,
los veleros pagan 3$ por entrar en la comunidad además de otro impuesto de
anclaje. En otros casos como el de Dadiwe (Ailigandi), los yates pagan 5$ por
atraque y 5$ por bañarse. Esto es algo muy habitual pero no todos los veleros
tenían información sobre sus obligaciones, aunque recientemente el CGK ha
enviado una carta a las empresas de los veleros y yates para informarles de las
reglas kunas sobre el anclaje y uso del medio ambiente kuna.
Otros impuestos indirectos que genera el turismo, es cuando las mujeres
kunas que hacen molas van a vender sus productos a otras comunidades turísticas,
debiendo pagar un impuesto entre 1 y 3$ a la comunidad a la que se
desplazan, para poder vender sus molas. También es preciso pagar por tirar
fotografías o grabar en las comunidades, además de las autorizaciones necesarias,
también es preciso pagar por ello.
Todo este entramado de controles fiscales lleva en muchos casos a la desorientación
por parte del turista; pero peor aún, lleva a construir una imagen
negativa de que en Kuna Yala “hay que pagar por todo” y también de descon-