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LOS TURISTORES KUNAS. ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO ÉTNICO EN PANAMÁ 253
CAPÍTULO 9
Aparte de los grandes transatlánticos, en los últimos años han entrado con
fuerza los minicruceros. Las agencias que los gestionan son Friend Shiping y
American Caribean Canadian Line. Estos minicruceros navegan por toda Centroamerica.
Salen de Cartagena, van a Kuna Yala, cruzan el canal y van a la isla de
Contadora. Suelen llevar unos 150 pasajeros. Un minicrucero debe pagar 300
dólares de impuesto en concepto de anclaje al CGK. Los turistas en general, pero
especialmente los de los cruceros, no llegan a percibir la vida comunitaria kuna:
“Hoy a las doce de la noche ha muerto Rafael Mendez, el nainu saila
del pueblo. Un hombre que ha trabajado mucho para hacer crecer Gardi.
El pueblo está de luto. Duante el dia de hoy vendrá el cantor para acompañar
a Rafael a la casa de Paba con el masar igar... El luto y la tristeza
que acompaña a los comuneros no es exteriorizada hacia el turista. Los
pasajeros del crucero Star Flyer han desembarcado, se han paseado por
el pueblo y ni tan sólo se han dado cuenta que había un velorio de un
muerto. Nadie en la comunidad ha explicado que estaban de luto” (diario
de campo MMM, Gardi Sugdup, 13-11-2007).
Su percepción del lugar es realmente superficial. Muchas veces la información
que reciben sobre Kuna Yala se limita a las breves explicaciones que
reciben a bordo del crucero. Aunque en la comunidad los guías ofrecen sus
servicios a los turistas, su función es más de dirigir a los turistas hacia lugares
concretos (guiarlos hacia un lugar donde vendan refrescos, el muelle, etc.)
que explicar ciertos elementos de la sociedad y cultura kuna. La visita de los
turistas es muy breve y los guías saben que disponen de poco tiempo para
ocuparse de todos los turistas.
Un elemento que desconocemos y que debería ser estudiado con detalle
es la cantidad de dinero que reciben los kunas de la venta de artesanías a
los cruceristas y el uso que hacen de estos recursos. Algunos autores, como
Lopes (2004: 42) sostienen que los beneficios propiciados por el turismo son
invertidos en la compra de alimentos y artículos de primera necesidad y que
muchos informantes afirman que gracias a este dinero las familias pueden
mandar a sus hijos a estudiar a la capital. Después de varios meses de trabajo
de campo creemos que en la actualidad tenemos pocos elementos para defender
esta hipotesis. Aunque es cierto que este es el discurso de la mayoría
de familias del área, los niveles de consumo en las tiendas locales y la venta
de cerveza después de la llegada de un crucero nos hace pensar que estos
beneficios no producen una acumulación de capital. Tal afirmación es en estos
momentos una hipótesis exploratoria. No podemos verificarla sin una investigación
sistemática sobre el destino de los beneficios.
En un texto de Juddy Bennet (1998) apunta algunas respuestas en ese
sentido. Bennet detalla cómo se organizaba el turismo de cruceros a finales
de los años 1990. Según esta antropóloga, la estación de los cruceros va de
octubre a abril. Los cruceros anclan en la bahía de Gardi y desembarcan en botes
hasta El Porvenir, desde donde son distribuidos en cayucos por los kunas,
para visitar diferentes comunidades, entre ellas Nalunega, donde el grupo de
danzas local actúa para ellos. Todo ello es organizado por la comisión local de
turismo que fleta un cayuco con capitán y guía en inglés o español. Un visitante
describe la llegada como “un circo” con las calles llenas de molas para
los turistas, kunas con monos y pájaros posando para las fotografías. Para
este visitante los kunas están perdiendo su dignidad. Pero, por el contrario,
los kunas llevan haciendo esto durante muchas décadas y no lo siente de ese
modo, sino como una forma de ganar dinero. El grupo de danzas de Nalunega
tampoco interpreta como algo negativo la mercantilización de sus expresiones
culturales, “…si quieren mirar, nosotros vamos a danzar” dice uno de sus
miembros. Entre El Porvenir y Nalunega los kunas reciben de cada turista 5 $
USA por el transporte en cayuco. Cerca de 40 cayucos suelen llevar turistas
a Nalunega. En la temporada 1996-1997 los ingresos fueron los siguientes:
• Island Breeze: 72.400 $
• Meridian y Stella Solaris: 6.500 $
• Ocean Breeze: 50.000 $
El CGK cobraba de impuesto unos 300 $ por crucero que ancla en la comarca,
pero según Juddy Bennet (1998) este dinero no es siempre colectado en
realidad. La comunidad de Nalunega, donde realizó trabajo de campo Bennet,
cobraba en aquella altura 3 $ de impuesto por cada mujer vendedora de molas
que procedía de otra comunidad. La misma comunidad cobraba 25 $ por cada