Los Turistores Kunas Antropologia del turismo etnico en ... - Inawinapi
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LOS TURISTORES KUNAS. ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO ÉTNICO EN PANAMÁ 345<br />
CAPÍTULO 12<br />
En la misma década de 1990, autores como Pitchford (1995) pres<strong>en</strong>tan un<br />
panorama más optimista <strong>del</strong> <strong>turismo</strong> étnico, afirmando que puede revitalizar<br />
artes, promover la creatividad cultural y producir una plataforma para la pres<strong>en</strong>tación<br />
positiva de tales grupos étnicos. En esa misma línea, la postura de<br />
Margarita Barretto (2007) es bi<strong>en</strong> ilustrativa, al def<strong>en</strong>der la idea de que el<br />
<strong>turismo</strong> no es el único motor de cambios <strong>en</strong>tre las comunidades receptoras.<br />
Moscardo y Pearce (1999: 149) difer<strong>en</strong>cian <strong>en</strong>tre dos tipos de situaciones<br />
de contacto <strong>en</strong> el <strong>turismo</strong> étnico. Por un lado la situación de contacto visual<br />
de artesanías, artes o arquitecturas; por otro la situación de repres<strong>en</strong>taciones<br />
interactivas como las danzas, las “living history” y otras. En función de este<br />
tipo de situaciones de contacto, pi<strong>en</strong>san que los impactos <strong>del</strong> <strong>turismo</strong> étnico<br />
son difer<strong>en</strong>tes.<br />
Entre los impactos positivos, están el conocer g<strong>en</strong>te difer<strong>en</strong>te, el intercambio<br />
cultural y el servir de estímulo para la producción artesanal (Getino, 1991:<br />
123). El <strong>turismo</strong> <strong>en</strong> comunidades indíg<strong>en</strong>as puede crear un mayor respeto por<br />
estas, ayudando a mant<strong>en</strong>er o revitalizar l<strong>en</strong>guas o tradiciones (Mastny, 2003:<br />
28), tray<strong>en</strong>do b<strong>en</strong>eficios económicos y combati<strong>en</strong>do la pobreza extrema.<br />
Desde una perspectiva adaptativa e investigadora <strong>del</strong> <strong>turismo</strong> y de<br />
acuerdo con Lisa Mastny (2003: 46-51), dos son las alternativas que modos<br />
turísticos como el <strong>turismo</strong> étnico pued<strong>en</strong> plantear. La primera es la<br />
participación local <strong>en</strong> el <strong>turismo</strong>, que puede reducir la fuga de ingresos,<br />
aum<strong>en</strong>tar el respeto local por sus recursos y promover la conservación <strong>del</strong><br />
medio ambi<strong>en</strong>te. La segunda alternativa es el <strong>turismo</strong> sost<strong>en</strong>ible, que es<br />
aquel que ti<strong>en</strong>e como fin lograr la gestión de todos los recursos de modo a<br />
satisfacer las necesidades humanas respetando la integridad cultural, los<br />
procesos ecológicos es<strong>en</strong>ciales y la diversidad biológica. Más que cualquier<br />
otra actividad, el <strong>turismo</strong> dep<strong>en</strong>de de un medio ambi<strong>en</strong>te limpio. Desde<br />
esta perspectiva podemos afirmar que el <strong>turismo</strong> étnico o el etno<strong>turismo</strong><br />
más que un simple producto para diversificar la oferta <strong>del</strong> sistema turístico,<br />
podría ser p<strong>en</strong>sado como una forma alternativa de hacer un <strong>turismo</strong> más<br />
reflexivo, ético y educativo.<br />
Muchos turistas pi<strong>en</strong>san que con dinero se puede llegar y visitar todo,<br />
pero como reacción, algunos habitantes de los locales visitados sacralizan<br />
espacios y crean límites de acceso a los turistas. Un autor que ha abordado<br />
esta problemática es el antropólogo Jeremy Boissevain (1996: 1-26; 2005),<br />
qui<strong>en</strong> con base <strong>en</strong> su trabajo de campo <strong>en</strong> Malta, afirma que <strong>en</strong> el caso europeo<br />
han sido exagerados los impactos negativos <strong>del</strong> <strong>turismo</strong> y también su<br />
poder intrusivo. Él está especialm<strong>en</strong>te interesado <strong>en</strong> conocer como las comunidades<br />
defi<strong>en</strong>d<strong>en</strong> las “back regions” (esferas privadas) fr<strong>en</strong>te al <strong>turismo</strong><br />
y los turistas. Para eso las comunidades int<strong>en</strong>tan mostrar al turista sólo las<br />
“front regions” (esferas públicas). Por un lado, el <strong>turismo</strong>, afirma Boissevain<br />
(1996; 2005), promueve el auto-conocimi<strong>en</strong>to, el orgullo, la solidariedad<br />
y la autoconfianza de los resid<strong>en</strong>tes locales fr<strong>en</strong>te a los visitantes. De este<br />
modo el <strong>turismo</strong> puede estimular la id<strong>en</strong>tidad étnica y local. Por otro lado,<br />
el <strong>turismo</strong> implica un riesgo de pérdida de privacidad y puede favorecer el<br />
intrusismo, lo que transforma las comunidades <strong>en</strong> museos abiertos con su<br />
cultura <strong>en</strong> proceso de “congelami<strong>en</strong>to”.<br />
Según este autor (Boissevain, 1996; 2005), las comunidades anfitrionas<br />
no son receptáculos pasivos <strong>del</strong> <strong>turismo</strong>, sino que a veces desarrollan<br />
estrategias de control, resist<strong>en</strong>cia y contestación a la invasión turística.<br />
Exist<strong>en</strong> seis estrategias de reacción de las comunidades anfitrionas fr<strong>en</strong>te<br />
al <strong>turismo</strong>. La primera es la que él d<strong>en</strong>omina resist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>cubierta, es decir,<br />
utilizar cotilleos e imág<strong>en</strong>es estereotipadas que infravaloran, fr<strong>en</strong>an y<br />
<strong>en</strong>gañan a los turistas. Esta estrategia ayuda a que las personas que están<br />
<strong>en</strong> una posición subordinada t<strong>en</strong>gan auto-respeto. La segunda estrategia es<br />
esconder aspectos de la cultura local a los turistas, para que no incomod<strong>en</strong>.<br />
La tercera estrategia es rechazar y cerrarse <strong>en</strong> la privacidad, por ejemplo<br />
cambiando una actividad que atraía turistas para otra fecha o local. Es una<br />
forma de limitar la participación de los turistas. La cuarta estrategia es el<br />
ritual y la performance, es decir, elaborar formas de celebrar la id<strong>en</strong>tidad<br />
comunitaria sin turistas. Es también una respuesta a las am<strong>en</strong>azas que el<br />
<strong>turismo</strong> lanza a la comunidad local. Otra estrategia es la protesta organizada<br />
y, finalm<strong>en</strong>te, Boissevain (2005) considera la estrategia da agresión<br />
viol<strong>en</strong>ta como expresión de hostilidad abierta.