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LOS TURISTORES KUNAS. ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO ÉTNICO EN PANAMÁ 82
CAPÍTULO 4
“En Ustupu, con los cubanos, el Sr. De León Kantule se encargaba.
Había un barco de unos cubanos, Martín se llamaba uno de ellos
y usaban la isla “Usergandup”, isla Granada. Era en la misma época
de Moody. Yo ya estaba en la ciudad de Panamá. Al cubano después le
quitaron todo. En Narganá hubo una isla de turismo, Francisco Soo hizo
negociaciones con los colombianos para esto, pero lo destituyeron por
eso. Prisciliano Montero también tuvo un proyecto pero fracasó” (hombre,
68 años, noviembre de 2008).
A finales de los años 1960 los kunas ya tenían una gran familiaridad con el
turismo, así nos lo expresa este relato sobre un informante:
“Arturo Díaz nació en esta misma comunidad de Nalunega en 1948. Vivió
tres años en Costa Rica, trabajó en las bananeras de Changuinola con la Chiriqui
Land Company. El Intendente de la Bananera, Diomedes Carles, lo recomendó
para trabajar en el Holiday Inn de la ciudad de Panamá, de ahí partiría
luego hasta Contadora. Cuando Arturo vive en Contadora había allí unos 85
kunas, incluyendo buzos que vivían en la isla. Fue a fines de los 1960 y duró
ocho años. Trabajaba “para los americanos” como motorista (entre otras, fue
motorista del “pontón”). Hacía también de mecánico y un poco como guía.
De Contadora es el inglés que en parte domina, pero que entendí no lo utiliza
ahora. Recuerda que en alguna ocasión voló con turistas desde Contadora
directamente a El Porvenir. Los guiaba: “Varios días se quedaban y se iban
encantados”. Tuvo una experiencia también y por medio año con el crucero
“Britanis... “Cuando trabajé en el barco Britanis por 6 meses, estuve en Jamaica,
Aruba, Colombia. En Kuna Yala cada semana buscaba a 10 personas de
una comunidad distinta para que trabajen en el barco. Así repartía la ayuda a
las comunidades” (hombre, 61 años, 29-01-2009).
La década de 1970
En esta época el turismo continúa su desarrollo en Kuna Yala, al cual contribuyen
guías como el de Alejandro Julio Jaén (1977) titulado “Manual para el
turista en dialecto kuna. Tourist Manual of the Kuna Dialect” y orientado a los
turistas estadounidenses y otros de habla inglesa. James Howe (2009: 199)
nos cuenta como en esta época aumenta la visita de aventureros, visitantes
de la iglesia baptista, y compradores de molas. Además y según Howe (2009:
201) el interés comercial e intelectual por las molas hace que mude la imagen
de los kunas de una identidad bárbara y estigmatizada a una identidad
nacional positiva. A ello hay que añadir el activismo indígena kuna y la reindigenización
(Howe, 2009: 219). El turismo, junto con la escritura popular y la
etnografía académica ayudaron entonces a consolidar la posición de los kunas
en Panamá y en el exterior, según afirma Howe (2009: 208).
En el año 1972 fallece el gran saila kuna Olotelibiliquiña y los conflictos
internos kunas aumentan. Los conflictos turísticos agitaron la estructura política
kuna y en 1975 fueron destituidos los tres caciques generales. A partir
de esa fecha las máximas autoridades kunas pasan a ser elegidas en asamblea
y no por herencia como sucedía antes. Se nombraron tres nuevos caciqués:
Valdés (de Gardi), Guerrero (de Ogosukum) y Kawidi (de Mulatupu). A este
proceso contribuyó decisivamente el MJK (Movimiento de la Juventud Kuna),
un movimiento social de izquierda creado en el año 1972, y que ya en esa
época proponían “un turismo que favorezca a la comunidad” y no “cambios
deformantes”. Los mismos líderes del MJK reconocen que la visión de los años
1970 era la del turismo como amenaza, algo que ahora ha cambiado al ser
visto como algo positivo desde que se haga una “apertura controlada”.
En esta década los conflictos continúan y en una asamblea del CGK celebrada
en Ailigandi en febrero de 1979 4 , los kunas solicitaron la intervención
del presidente de la República para eliminar la empresa turística de Moody
y su apoyo para establecer hoteles turísticos manejados por los mismos
kunas. Pero el gobierno se mostró indiferente a la solicitud de los congresistas
argumentando que no podía tomar cartas en el asunto porque la
indemnización era demasiada alta. Según Falla (1979: 25) las instituciones
gubernamentales no hicieron nada para acabar con Moody porque también
estaban interesadas en promover el turismo en la zona y además, el norteamericano
tenía muy buenas relaciones con el “Estado Mayor”. Él tenía 14
huéspedes por día, al precio de 100 dólares. De acuerdo con Arcadio Bonilla
4
AI: Resolución, 9 febrero 1980, Ailigandi.