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cando tanto aqm;lb harina y aquel poco <strong>de</strong> aceito, que<br />
tuvo suficientemente para alimentarse ella y su hijo hasta<br />
el fin <strong>de</strong>l hambre.<br />
En el Evangelio <strong>de</strong> este dia nos previene Jesucristo que<br />
creamos loque nos dicen los ministros <strong>de</strong>l Señor, y que<br />
pracliquomos lo que nos enserian en materia <strong>de</strong> salvación,<br />
sin <strong>de</strong>tenernos en los malos ejemplos que puedan darnos.<br />
Acababa el Salvador <strong>de</strong> confumlir la envidia y la malicia<br />
<strong>de</strong> los escribas y fariseos, y <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarles que él no solo<br />
era Uijo <strong>de</strong> David, sino Ilijo <strong>de</strong> Dios ; y esto es lo que habla<br />
manifestado <strong>de</strong> un modo tan convincente, que no habían<br />
sabido que respon<strong>de</strong>rle; así que no se atrevieron ya<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel tiempo á hacerlo ninguna pregunta : como lo<br />
que acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir podía inspirar al pueblo y h sus<br />
discípulos alguna indignación contra los doctores <strong>de</strong> la<br />
ley, quiso ensenar á lodo el mundo una verdad muy importante,<br />
esto es, que <strong>de</strong>bía siempre practicarse lo que<br />
los ministros <strong>de</strong>l Señor nos predican, sin <strong>de</strong>tenernos en lo<br />
que bacen, no confundiendo jamás sus costumbres con su<br />
doctrina. <strong>Los</strong> escribas y los fariseos, les <strong>de</strong>cía, están encar.<br />
gados <strong>de</strong> enseñar y <strong>de</strong> esplicar la ley <strong>de</strong> Dios- al pueblo:<br />
no atendáis mas que á lo que os ensenan. Y supuc-to<br />
que ocupan osle lugar y que <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>béis recibir la<br />
instrucción, poned en práctica los preceptos que ellos<br />
os esplíquen, aun cuando ellos mismos nolos observen. Su<br />
conducta <strong>de</strong>smiente su mol-ai, nada hacen menos que lo<br />
que or<strong>de</strong>nan á los otros; pero la ley <strong>de</strong> Dios no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />
obligar porque la esplíquen gentes que no la guardan.<br />
Aunque el bcraldo que publica la ley <strong>de</strong>l príncipe la viole,<br />
íaley no pier<strong>de</strong> nada <strong>de</strong> su autoridad. ¡Buen Dios! ¡cuan<br />
pi'onlo estarla el mundo convertido si los ministros <strong>de</strong>l<br />
Señor predicasen tanto con sus ejemplos como con sus palabras!<br />
Inúfilmenfe aconseja un padre do familias la virtud<br />
a sus hijos y á -sus domésticos, si sus costumbres correspon<strong>de</strong>n<br />
mal á su moral. Nada hay mas elocuente ni mas<br />
persuasivo que el ejemplo. Las palabras sin el ejemplo<br />
dieren los oidos; pero el ejemplo, aun sin las palabras,<br />
habla al corazón y lo conmueve. La palabra <strong>de</strong> Dios, lo<br />
'"ismo es palabra <strong>de</strong> Dios en la boca <strong>de</strong> un apóstol infiel,<br />
^"een la boca <strong>de</strong> un discípulo fervoroso; pero ¿rpié no<br />
pue<strong>de</strong> esta misma palabra <strong>de</strong> Dios en la boca <strong>de</strong> un ministro<br />
po<strong>de</strong>roso en palabras y en obras? Si el pastor quiere<br />
Po<strong>de</strong>rse, aprovechémonos siempre <strong>de</strong> sus instrucciones<br />
Para salvarnos. La corrupción <strong>de</strong> sus costumbres no disln,nnycn<br />
en nada la santidad <strong>de</strong> la ley que predica; asi<br />
como Ja santidad <strong>de</strong> la ley que predica no autoriza nunca<br />
corrupción <strong>de</strong> sus cosíumbres. Ellos imponen caigas<br />
Pesad;<br />
as y que no se pue<strong>de</strong>n soportar, aña<strong>de</strong> el Salvador;<br />
ahí<br />
^ é los <strong>de</strong>más, pero ni aun quieren aplicar un <strong>de</strong>-<br />
0" ^0s Nfós relajados en su conducta son por lo común los<br />
as Sevoi"os en su moral. Es muy fácil aumentar la carga<br />
1 o n0 sp |uoo .'lnjin0 (le Jesucristo refiere en se-<br />
(j'3 milcl'os hechos que muestran el orgullo <strong>de</strong>smesura-<br />
B los fariseos y <strong>de</strong> los escribas; ellos afectan una apaocili<br />
lollS'osa, un aire <strong>de</strong>voto, un esterior austero, y<br />
oorwr ^ ^0 t'C csl0 sel)U'C1'0 blanqueado un corazón<br />
^ mpido y una a]ma la mas negra, no tratan mas que<br />
PretetK?5'1'1)lll)lico con s'nSiila''íd.i<strong>de</strong>s estudiadas. Ellos<br />
maesi • ^ 0cil')ai"'os prinieros puestos, y ser tratados como<br />
haceV05' >'su orgullo se ostenta en todas parles. Por lo que<br />
cl,^^01'"08' añado el Salvador, tomad en todas partes<br />
0 "'gar, y poned loda vuestra gloria en pasar por los<br />
TOMO IV. -<br />
DE CUARESMA.<br />
últimos do mis siervos. Huid todos esos litólos <strong>de</strong> honor<br />
que jamás dan el mérito, no ambicionéis mas que la cualidad<br />
<strong>de</strong> hijos <strong>de</strong> Dios, y sostenadla con la pureza <strong>de</strong> vuestras<br />
costumbres. Vosotros no tenéis mas que un Padre, el<br />
cual está en el cielo. Aprenda <strong>de</strong> aquí el gran<strong>de</strong> á no ensoberbecerse<br />
con su estado, y á mirar al pobre como su<br />
hermano; y noménos <strong>de</strong>be apren<strong>de</strong>r el pobre á no envidiar<br />
la snerte<strong>de</strong>l gran<strong>de</strong>, puesto quelieneá Dios por padre, lo<br />
mismo que él, y que está <strong>de</strong>stinado á la misma herencia<br />
en el cielo; herencia mucho mas segura para los pobres<br />
que para los ricos ; en don<strong>de</strong> las primeras plazas no se dan<br />
sino á los mas humil<strong>de</strong>s, y don<strong>de</strong> no se entra sino <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> haberse hecho pequeños como los niños. En fin,<br />
el Salvador concluye su instrucción por este oráculo, el<br />
cual contiene una verdad práctica que sirve <strong>de</strong> base á todas<br />
las virtu<strong>de</strong>s cristianas, que cualquiera que se ensalzare<br />
será humillado, y cualquiera que se humillare será ensalzado.<br />
El polvo no se levanta sino para caer, y solo se levanta<br />
pisándolo. El orgullo es el mayor enemigo <strong>de</strong> nuestro<br />
reposo y el tirano <strong>de</strong>l corazón humano: no nos solicita<br />
á subir muy alto, sino para hacernos dar mayores<br />
caídas. No hay verda<strong>de</strong>ro mérito, ni por consiguiente verda<strong>de</strong>ra<br />
gloria, sino en la humildad.<br />
Li oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia es como sigue:<br />
Perfue, quwsumus, Domine,<br />
betiignus tu nobis obsermnUm<br />
saarlm siihsidiiun: ut<br />
qim te anctore facienda coguovimus,<br />
tenprninip impleamus.<br />
Per Domimm...<br />
La Epístola está sacada <strong>de</strong>l tercer<br />
Continuad, Señor, dándonos<br />
por vuestra bondad la<br />
asistencia <strong>de</strong> que necesitamos<br />
para observar perfectamente<br />
el sanio ayuno, á fin<br />
<strong>de</strong> que conociendo cuales<br />
son las cosas que exigís <strong>de</strong><br />
nosotros, las hagamos con<br />
el ausilio <strong>de</strong> vuestra gracia.<br />
Por nuestro Señor, etc.<br />
libro <strong>de</strong> (os Renes.<br />
In diebus UHs: Factus est En aquellos días le dirigió<br />
semo DominiadEliam Thesfcifcíi,<br />
dicens: Surge, ctva<strong>de</strong><br />
in Sarephta Sidoniorum, et<br />
manebis ibi: pracepi enim ibi<br />
rnulicri vidm;, ut pasca! te.<br />
Surrexit, et aldit in Sarephta.<br />
Cumqne venisset ad portam<br />
civitalis, nparuit ei mulier<br />
ridan colligcns ligna, ci vocavil<br />
eam, dixilqm ei: Da<br />
milñ paulidum aquw in vasc,<br />
ut Iribam. CuiiKjue illa pergerct<br />
ut a¡¡erret, clamavit<br />
post tergum pjus , dicens;<br />
Afjh-'] mihi, obsecro, et buceltam<br />
pañis in manu tua.<br />
Qum respondil: Vivit Dominus<br />
Deus tms, quia non habeo<br />
panem, nisi quantum pugillus<br />
capere potest farinw in<br />
hidria, el pauhlum olei in<br />
lecylho: en colligo dúo ligna<br />
MÍ ingrediar, el faciam illud<br />
mihi etfdio meo, ut cornada-<br />
el Señor su palabra á Elias<br />
Thesbita y le dijo: Levántate,<br />
y vé á Sarepta, ciudad<br />
<strong>de</strong> los sidoníos, y estáte allí,<br />
porque yo he mandado á<br />
una mujer viuda <strong>de</strong> allí que<br />
le alimente. Levantóse inmedíalamcnlcElias,<br />
y fuéá<br />
Sarepta. Cuando llegó á la<br />
puerta <strong>de</strong> la ciudad, apercibió<br />
á la mujer viuda que<br />
hacia leña; la llamó y la dijo<br />
: Dámo un poco <strong>de</strong> agua<br />
en un vaso para beber. Cuando<br />
ella hubo Midióla espalda<br />
, encaminándose para<br />
Iraérscla, la llamó y la djio:<br />
Trácme también, lo ruego,<br />
en la mano un pedacito <strong>de</strong><br />
pan. A lo cual ella respondió<br />
: Vive el Señor lu Dios,<br />
que no tengo pan , y solo<br />
tengo en una olla la harina<br />
que cabe en un puñado , y<br />
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