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374 DOMINGO SEGUxVDO.<br />
am palereiur, non com- pondía <strong>de</strong>l mismo modo; que<br />
winalmiur : ira<strong>de</strong>bat au~ en sus pa<strong>de</strong>cimientos no ametemjudkanli<br />
se injusm : nazaha al que lo con<strong>de</strong>naba ingut<br />
peccala nostra ipse jnstanuinte; (jue en oí ma<strong>de</strong>ro<br />
perlvlain corporesuo su~ do la cruz ha llevado en su<br />
per lignum : ut peccalis cuerpo nuestros pecados, á fin<br />
mortuiijusiiliai vivamus: <strong>de</strong> que quedando muertos al<br />
aijus tivure samli eslis. pecado vivamos á . la justicia;<br />
Lraüa cnim sicut oves er- aquel, en íin, en cuyas llagas<br />
mnies, sed comersi eslis liemos sido curados. Porque<br />
nunc ad pastorem et epis- erais como ovejas errantes,<br />
copum animarum veslra- mas abora habéis vuelto al que<br />
rum.<br />
es el paslor y el obispo <strong>de</strong><br />
vuestras almas.<br />
El fin principal <strong>de</strong>l apóstol san l'edroen esla carta es<br />
el coníirmar en la fé á los fieles á quienes escribia. Exhórtales<br />
á que sufran con paciencia los males que les sucedan,<br />
á ejemplo <strong>de</strong> Jesucristo.<br />
REFLEXIONES.<br />
«Jesucristo ha pa<strong>de</strong>cido por nosotros, <strong>de</strong>jándoos ejemplo<br />
para que vosotros sigáis sus huellas,» ¿Sígnese mucho<br />
este ejemplo? y Jesucristo <strong>de</strong>spués do haber hecho<br />
lodos los gastos <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse<br />
puesto al frente <strong>de</strong> todos los elegidos en cualidad<br />
<strong>de</strong> cabeza nuestra, ¿encuentra muchos que sigan sus<br />
huellas? En medio <strong>de</strong> esto él mismo es el camino, y<br />
cualquiera que no le sigue se eslravia. Este camino es estrecho,<br />
es escabroso, está sembrado <strong>de</strong> cruces, es verdad;<br />
pero es el camino que nos ha enseñado Jesucristo, y<br />
que él mismo ha llevado ; es la ley evangélica , penosa á<br />
los sentidos y al amor propio. El Salvador no nos ha enseñado<br />
otro camino; por el contrario nos dice positivamente<br />
que cualquiera otro aleja <strong>de</strong> la saliwi, y conduce á<br />
una eternidad <strong>de</strong>sgraciada. Hállanse ciertamente muchos<br />
oti-os caminos, todos muy espaciosos, llanos, floridos,<br />
pero ninguno <strong>de</strong> ellos, aunque tan risueños y tan anchos,<br />
conduce sino á la perdición; el número <strong>de</strong> los que entran<br />
por estos es muy gran<strong>de</strong>, nos dice él mismo. Apoyámonos<br />
algunas veces , con respecto á la salvación, en que<br />
seguimos la costumbre, y que hacemos lo que hacen los<br />
<strong>de</strong>más; esta es la jerigonza ordinaria <strong>de</strong> los mundanos,<br />
la máxima dogmática <strong>de</strong>l mundo; vívese, óbrase, piénsase,<br />
hablase como los <strong>de</strong>más; pero el obrar como los<br />
<strong>de</strong>más es obrar como el mayor número; y el mayor número<br />
según la sentencia <strong>de</strong> Jesucristo toma el camino <strong>de</strong><br />
la perdición. No hay camino mas fácil <strong>de</strong> andar qne el <strong>de</strong><br />
la perdición: es ancho, es espacioso, todo en él es cómodo,<br />
todo rie, todo agrada, todo lisonjea. De aquí es que<br />
nada hay mas fácil que el per<strong>de</strong>rse en el mundo; vívese<br />
en él como si fuera imposible con<strong>de</strong>narse, nasla en el estado<br />
religioso hay caminos anchos. No es Jesucristo quien<br />
los ha enseñado; no son los santos fundadores los que<br />
los han hallado ni trazado; no es el instituto ni las reglas<br />
los que los han dictado; este <strong>de</strong>scubrimiento funesto se<br />
<strong>de</strong>hesólo á la relajación. Desgraciados los que la siguen;<br />
] y quiera Dios que no sea el mayor número! ¡ Qué error!<br />
digámoslo mejor: ¡ qué barbarie! el imaginarse que porque<br />
se camina en numerosa compañía, nada hay que temer<br />
: como si no fuese una verdad <strong>de</strong> fé que el número <strong>de</strong><br />
los que caminan á la perdición es el mayor. ¿Queremos<br />
labrar nuestra salvación? caminemos por el camino es-<br />
trecho, sigamos las huellas <strong>de</strong> Jesucristo: él ha pa<strong>de</strong>cido<br />
por nosotros, <strong>de</strong>jándonos un gran<strong>de</strong> ejemplo á íiu <strong>de</strong><br />
que sigamos sus vestigios. Estravíase, piér<strong>de</strong>se uno siguiendo<br />
cualquiera otro sen<strong>de</strong>ro.<br />
El Evangelio <strong>de</strong> la misa es lo que sigue tomado <strong>de</strong>l <strong>de</strong><br />
san Juan, cap. 10.<br />
In illo íemporc : Dixü<br />
Jesús phariswis : Ego sum<br />
pastor bonus. Bonuspaslor<br />
animam suam dalpro<br />
En aquel tiempo dijo Jesús á<br />
los fariseos : Yo soy el buen<br />
pastor. El buen pastor da la<br />
vida por sus ovejas. Pero el<br />
ovibus suis. Merccnarius mercenario, el quq no es pasímím,<br />
et qui non estpas- tor y á quien no pertenecen<br />
íor, cvjus non sunt oves las ovejas, ve venir el lobo,<br />
proprke, vi<strong>de</strong>l lupum ve- abandona las ovejas, y huye;<br />
nientem , el dimillil oves, entretanto el lobo las arrebaet<br />
fugil; et lupus rapit, el ta, y las dispersa. El mercedispergit<br />
oves, mercena- nario huye porque es mercerms<br />
autem fugil, quia nario , y no tiene interés por<br />
•mereenarius est, et non lo quemira á lasovejas. Yosoy<br />
perlinelad eum <strong>de</strong> ovibus. el que es buen pastor; yo co-<br />
Ego sum paslor bonus; et nozco mi* ovejas, y mis ovecognosco<br />
meas, et cognos- jas me conocen. Como mi Pacunl<br />
me mem. Sicut novit dre me conoce, así yo conozco<br />
me Paler, et ego, agnosco á mi Padre, y doy mi vida por<br />
Palrem, el animam mcam mis oveja.';. Otras ovejas tenfjoíio<br />
pro ovibus meis. Et go , aunque no son <strong>de</strong> este<br />
alias oves habeo, quw non aprisco, y es necesario que yo<br />
suní ex /toe ovili : el alias las traiga á él; ellas oirán mi<br />
oporlet me adducere , el<br />
vocem meam audicnt, el<br />
[iet umm ovile, el mus<br />
paslor.<br />
voz, y no habrá mas que una<br />
cabana y un pastor.<br />
MEDITACION.<br />
De la misericordia <strong>de</strong> Dios con los pecadores.<br />
PUNTO PITMEIIO.—Consi<strong>de</strong>ra que nada hay , al parecer,<br />
que el Salvador nos haya querido persuadir tanto como<br />
la misericordia y la bondad que tiene con los pecadores-<br />
Su encarnación y los misterios <strong>de</strong> su pasión y <strong>de</strong> su muerte<br />
, sus discursos, sus espresiones, las parábolas <strong>de</strong> que<br />
so ha servido , sus ejemplos, todo nos predica, todo nos<br />
<strong>de</strong>muestra esta misericordia y esta predilección, por <strong>de</strong>cirlo<br />
así, hácia los pecadores. Su misericordia es el mas<br />
glorioso <strong>de</strong> sus atributos, y aun pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que es su<br />
atribulo favorito. En efecto, ¡un Dios haberse dignado<br />
hacerse hombre por salvar á los hombres que se hablan<br />
perdido por el pecado I Compren<strong>de</strong>d, si es posible, el<br />
misterio inefable <strong>de</strong> la Encarnación, y compren<strong>de</strong>reis<br />
entonces la gran<strong>de</strong>za inmensa y la incomprensibilidad <strong>de</strong><br />
su infinita misericordia; pero pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que nunca se<br />
<strong>de</strong>scubren mas los tesoros <strong>de</strong> la misericordia <strong>de</strong> nuestro<br />
Dios que en las parábolas <strong>de</strong> que se ha servido el Salvador<br />
para pintárnosla, y la manera dulce y obligante con<br />
que ha obrado. Si ha hecho el retrato <strong>de</strong>l pecador en la<br />
persona <strong>de</strong>l hijo pródigo, se ha pintado á sí mismo en la<br />
manera solícita, amable, preveniente, con que el padre<br />
<strong>de</strong> este hijo perdido le recibe. No espera que llegue á la<br />
casa; apenas le percibe á lo léjos, corre á él, le abraza,<br />
y ni aun le echa en cara sus eslravíos; la alegría que le<br />
causa el ver que vuelve á él, le hace olvidar sus <strong>de</strong>soí-