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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DE CUARKSMA, 107<br />

ni momonlo llcviulfis ÍI! snplii'io y ep^reftdoáu sognn quo<br />

lo onleimbii la ley <strong>de</strong> Moisés, cslablecula comía loscalmnnirdores<br />

y los tosligos falsos, los cuales eran con<strong>de</strong>nados<br />

a la misma pena fjiic mereeia el crimen <strong>de</strong> (¡lie falsami'iile<br />

acusaban á los otros. Helcias y su mi.j!>i* fueron<br />

á dar gracias á Dios por su bija, con Joaquín su marido<br />

y sus parientes, porque al fin habia sido reconocida<br />

su inocencia.<br />

Susana y José, el patriarca, son los dos ejemplares<br />

mas gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la casüíbu! para el uno y el otro sexo,<br />

(¡ce lia señalado ia Escritura en el antiguo Testamento.<br />

Sasana es también en particular el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la fé conyugal<br />

que las mujeres <strong>de</strong>ben á sus maridos. Esto os sin<br />

duda lo que la Iglesia ha querido propuiiornos, principalmeníe<br />

en el cuito qae ha permitido que se le rinda, su<br />

íiesta está señalada para el 20 <strong>de</strong> enero; y se celebra,<br />

sobre lodo en To'osa, bajo el título <strong>de</strong> sania Susana <strong>de</strong><br />

Jiabüonia.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> c4e dia refiere la bondad infinita que el<br />

Sa!va;.'or liene con los pecadores, en la conversión <strong>de</strong> la<br />

mujer adúllera.<br />

üabia venido el Salvador á Jerusalen cerca <strong>de</strong> seis mes.'..?<br />

áules <strong>de</strong>su muerte, para asistir á la fiesta <strong>de</strong> los tabernáculos.<br />

<strong>Los</strong> milagros que obró y las instrucciones que dió<br />

hicieron gran ruido; movióse con este motivo entre los<br />

judíos una gran división; los unos <strong>de</strong>cian (pac era un profeia,<br />

y aun el Erislo ; alros prevenidos, por los fariseos le<br />

miraban como un seductor, y hasta inlentaron pren<strong>de</strong>rle.<br />

Kico<strong>de</strong>mus , que. se hallabi en aquella asamblea, paró el<br />

g )!pe, y el Salvador <strong>de</strong>seando (pie cesase esta especie <strong>de</strong><br />

emoción popular esciiada con pretesto suyo, salió do Jerusalen,<br />

y se fuéá su retiro ordinario sobre la montaña<br />

<strong>de</strong> los olivos, á un cuarto <strong>de</strong> legua <strong>de</strong> la ciudad. Al o'ro<br />

dia al amanecer volvió a! templo, é inmediatamente corrió<br />

el pueblo en busca suya. <strong>Los</strong> escribas y los fariseos<br />

Escritura, capaz <strong>de</strong> cubrir <strong>de</strong> confusión a sus acusadores,<br />

San Gerónimo y muchos iiiléi ¡i¡ eles creen que lo que el<br />

Salvador escribía insinuaba á los <strong>de</strong>latores los pecados <strong>de</strong>,<br />

que ellos mismos eran culpables. Mas al fin, persistiendo<br />

ellos en pedirle una respuesta, se levantó, se volvió á ellos,<br />

y cerró á lodos la boca con estas palabras : Aquel <strong>de</strong> vosotros<br />

que eslá sin pecado, tire la primera piedra contra<br />

ella. No quiere <strong>de</strong>cir Jesucrislo que sea necesario eslar mío<br />

mismo exento <strong>de</strong> pecado para castigar legítimamente el<br />

crimen <strong>de</strong> otro ; lo que preten<strong>de</strong> únicamente por esta admirable<br />

respnesía, es poner á los fariseos en la necesidad<br />

ó <strong>de</strong> <strong>de</strong>clararse inocentes y fuera <strong>de</strong> toda nota, contra el<br />

leslimonio <strong>de</strong> su conciencia, ó <strong>de</strong> usar con aquella mujer<br />

<strong>de</strong> la jnísma clemencia <strong>de</strong> que trataban <strong>de</strong> hacer un crimen<br />

al Salvador. Tal vez eran ellos mismos culpables <strong>de</strong>l<br />

propio crimen cuyo castigo pedían, y que el Hijo <strong>de</strong> Dios<br />

á quien estaba [latente el fondo <strong>de</strong> su conciencia, les<br />

echaba tácitamente en cara con lo que escribía sobre ¡a<br />

tierra. En efecto, se bajó otra vez para conlinuar escribiendo<br />

lo que habia comenzado; pero aquellos capciosos<br />

acusadores no pudieron sostener masiiempo su presencia,<br />

se retiraron uno <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> otro sin <strong>de</strong>cir palabra , los primeros<br />

los mas ancianos como los mas abochornados, y en<br />

un momenlo (h-saparecieron lodos, temiendo sin duda que<br />

Jesucrislo revelase su torpeza, y les hiciese ver que eran<br />

ellos mas crimimilcs que la mujer á quien acusaban. Levaníándose<br />

enfonces el Salvador: Mujer, la dijo con aquel<br />

aire <strong>de</strong> dulzura (pie le acompañaba en todas parles, ¿dón<strong>de</strong><br />

están los quo te acusaban ? ¿Ninguno le ha con<strong>de</strong>nado?<br />

Ninguno, Señor, respondió ella, ¡Si yo tampoco te con<strong>de</strong>naré,<br />

repusí el Salvador; vele, y no peques mas en a<strong>de</strong>lante,<br />

¡ Quó admirable os esla conducta <strong>de</strong>l Salvadla-; pero<br />

qué encantadora y llena <strong>de</strong> inslruccíones ! El halii;i dicho<br />

que no habia venido á con<strong>de</strong>nar, sino á convenir y sijjvar<br />

que no trataban mas que <strong>de</strong> disminuir ja ví'neracion que á los ¡locadores. Conociendo, pues, la disposición <strong>de</strong>l corazón<br />

el pueblo le tenia, creyeron haber encontrado una ocasión<br />

para <strong>de</strong>sacreditarle, y atraerle el odio |ej pueblo : trajeronle<br />

una mujer que habia sido sorprendida en adullerio,<br />

y habiéndola colocado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él, en medio <strong>de</strong> la asamblea<br />

: Maestro, dijeren aquellos hipócritas al Salvador,<br />

acaba <strong>de</strong> ser sorprendida esla mujer en adulterio : Moisés<br />

nos manda apedrear todas las mujeres convencidas <strong>de</strong> este<br />

crimen; vos quo nada ignoráis, y que aun corregí y esplicais<br />

las leyes, <strong>de</strong>cidnos cuál es sobre esto vuestro pa -<br />

recer, y qué es lo que <strong>de</strong>bemos hacer? lié aquí cabalineule<br />

el carácter <strong>de</strong> la hipocresía ; gritar con Ira los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes<br />

<strong>de</strong> aquella pecadora, su arrepenlimiento, su cou-<br />

tricíon, se contenta con mandarla que no peque mas. Si<br />

aquella mujer no hubiese <strong>de</strong>testado su pecado, y si no<br />

hubiese estado perfectamente convertida, es verosímil quo<br />

viendo que sus acusadores se habian retirado, no hubiera<br />

permanecido ella (leíanle <strong>de</strong> su juez ; nadie la relenia, y<br />

la coiil'usiím (pie tenia hubiera <strong>de</strong>bido hacerla huir. Pee®<br />

no hay gana <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar á Jesucristo cuando uno está verda<strong>de</strong>ramente<br />

con vertido. ¡Cuántoconfun<strong>de</strong> la dulzura <strong>de</strong> osle<br />

divino Salvador con una pecadora, el ;'elo duro y amargo<br />

<strong>de</strong> los fariseos con respecto á los pecadores ! Todos los<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>más; instar por su castigo; quererlo santos, á ejemplo <strong>de</strong> Jesucristo, han leníd ) un zelo artricíon,<br />

refu-iiiar iodo, sin trabajar nunca en su propia reforma,<br />

los fariseos creyeron embarazar al Salvador, porque si<br />

<strong>de</strong>ciaquoera necesario perdonar á aquella mujer, habia<br />

<strong>de</strong>recho para hacerle un crimen porque <strong>de</strong>struía la ley;<br />

y si la con<strong>de</strong>naba se atraía la indignación <strong>de</strong>l pueblo,<br />

¿.i'ero, qué es lo que pue<strong>de</strong> toda la sabiduría humana contra<br />

la sabiduría divina? Era este un lazo qiui le íendian,<br />

Seguros <strong>de</strong> que su respuesta Ies proporcionaría alguna<br />

"Valeria para calumniarle; pero aquellos taimados se las<br />

NWao con un hambre-Dios, que pendrando el Lndo<br />

diente por la salud <strong>de</strong> las almas; pero un zelo dulce, pacífico,<br />

compasivo; no escusaban el pecado, pero estaban<br />

llenos <strong>de</strong> compasión y ternura para con el pecador. ¿De<br />

dón<strong>de</strong> nace que los quo ciertamente no son santos, tienen<br />

por |o común una severidad siempre <strong>de</strong>smedida ? No<br />

parece sino que prelen<strong>de</strong>n tranquilizar los remordimientos<br />

<strong>de</strong> su propia conciencia, imponiendo á los otros las<br />

penitencias que conocen bien que <strong>de</strong>berían hacer ellos<br />

mísnios. Se <strong>de</strong>be, sí, <strong>de</strong>struir el pecado, pero salvar al pecador.<br />

<strong>de</strong> los coraiones, sabia bien el medio <strong>de</strong> confundirlos, Je-<br />

8us «(> bajó, y como si no escuehas.í su acusación, se apli- üi opinan <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia es como sigue:<br />

Cü a escribir con el <strong>de</strong>dos ¡bre la tierra. San Ambrosio pa- /'rcr.sííí. ^««'StoHtfs-, OÍÍHÍÍ- Haced, os rogamos, ó<br />

90 mclina á creer que cscribU alguna sentencia <strong>de</strong> la ¡lokns ücus: ul qui se (f///t- Dios omnij.olente, que aqne-

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