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darificetur Filius homims.<br />
Amen, amen dico vobis, nisi<br />
gramm frumenti ca<strong>de</strong>ns in<br />
lerram morluum fueiit, ip~<br />
sum solum manet. Si aulem<br />
mortuum fuerit, mullum<br />
fi-uctum aflert. Qui amat<br />
animam mam, per<strong>de</strong>t eam: el<br />
qui odit animam suam, in<br />
hoc mundo, in vitam ceternam<br />
cuslodil eam. Si quis<br />
mihi ministral, me sequalur:<br />
el ubi sum ego, Ulic et mi~<br />
nisler mus erit.si quis mihi<br />
minislraveril, honorifieabit<br />
eum Palcr meus. Nunc anima<br />
mea túrbala esl. Et quid<br />
dicam? I'aler, salvifica me ex<br />
hac hora. Sed proplerea veni<br />
in horam hune. Pater, clarifica<br />
nomcn tuum. Venil crgo<br />
vox <strong>de</strong> cmlo: Et clarificavi,<br />
el ilerum\ clarificabo. Turba<br />
ergo qua¡ stabat, el audicrat,<br />
dicebal tonilrmm esse factum.<br />
Aliidicebant: Ángelus ei<br />
heutus est. liespondil Jesús,<br />
el dixü: Nonpropler me hmc<br />
vox venil, sed propler vos.<br />
Nunc judicium esl mundi,<br />
nunc princeps hujus mundi<br />
rjicielur [oras. Eí ego si exalialus<br />
fuero a térra, omnia<br />
traham ad meipsum {hoc OHíem<br />
dicchat, significans qua<br />
morte essel moriturus). RespondÁl<br />
ei turba: Nos audivimus<br />
ex kge*, quia Christus<br />
vmnel in wtermm: et quomodo<br />
tu dicis: Oportel exallari<br />
Filium hominis? Quis esl<br />
isie Filius hominis? Dixil ergo<br />
eis Jesús: Adhuc modicum<br />
lumen in vobis est. Ambulale<br />
dum Imem habetis, ut non<br />
vos lenebrm comprehendant:<br />
el qui ambulal in lenebris,<br />
nescit qao vadat. Dum lucem<br />
hnbelis, írcdüe in lucem, ut<br />
filiilucis sitis. Ila'c heutus<br />
est Jesús: etabiit, el abscondilse<br />
ab eis.<br />
DE PASION.<br />
<strong>de</strong>scartamos ver á Jesús.<br />
Felipe fué, y se lo dijo á<br />
Andrés, y Andrés y Felipe<br />
se lo dijeron á Jesús. Jesús,<br />
pues, les dió esta respuesta:<br />
Ha llegado el tiempo en<br />
qyeel Hijo <strong>de</strong>l Hombre va á<br />
ser glorificado. En verdad<br />
os digo, que si el grano dé<br />
trigo sembrado en la tierra<br />
no muere, se quedará solo;<br />
pero si muere, llevará mucho<br />
fruto. El que ama su<br />
vida, la per<strong>de</strong>rá; mas el<br />
que en este mundo aborrece<br />
su vida, la asegura para<br />
la vida eterna. Si hay alguno<br />
que pertenezca á mis siervos,<br />
que me siga; y en<br />
cualquiera parle que yo estoy,<br />
alli estará también m¡<br />
siervo. Si alguno se<strong>de</strong>dicaá<br />
mi servicio, mi Padre le ensalzará<br />
con honor. Ahora<br />
nú espíritu está turbado, ¿y<br />
qué diré yo? Padre salvadme<br />
<strong>de</strong> esta hora; pero precisamente<br />
por esta hora he<br />
venido. Padre mío, glorificad<br />
vuestro nombre. Al instante<br />
vino una voz <strong>de</strong>l cielo<br />
(que dijo]: Yo le he glorificado,<br />
y le glorificaré todavía.<br />
La lurbaque estaba allí,<br />
y que habia oido el ruido,<br />
<strong>de</strong>cia que habia sido un<br />
trueno: otros <strong>de</strong>cian : es un<br />
ángel que le ha hablado.<br />
Entonces respondió Jesús:<br />
No ha sido por mí por quien<br />
se ha hecho oir esta voz,<br />
sino por vosotros. Ahora se<br />
vaáhacerel juicio <strong>de</strong>l mundo,<br />
ahora va á ser arrojado<br />
fuera el "príncipe <strong>de</strong> este<br />
mundo, y cuando yo fuere<br />
elevado <strong>de</strong> la tierra, todo<br />
lo atraeré á mí (<strong>de</strong>cia esto<br />
para significar qué género<br />
<strong>de</strong> muerte habia <strong>de</strong> sufrir),<br />
Dijéronle algunos <strong>de</strong> la mu<br />
chedumbre : Nosotros hemos<br />
oido sogun la ley que<br />
el d isto permanece eternamente;<br />
¿cómo pues dices<br />
tú que conviene que sea<br />
exaltado el Hijo <strong>de</strong>l hombre?<br />
¿quién esesle Hijo <strong>de</strong>l hombre?<br />
A esto les dijo Jesús:<br />
Todavía tenéis entre vosotros<br />
la luz por un poco <strong>de</strong><br />
tiempo. Caminad mientras<br />
MEDITACION.<br />
279<br />
teneiSiluz, no sea quo la noche<br />
os sorprenda; el que<br />
camina en las tinieblas no<br />
sabe por dón<strong>de</strong> va: mientras<br />
tenéis luz, creed en la<br />
luz, á fin <strong>de</strong> que seáis hijos<br />
<strong>de</strong> la luz. Esto es lo que dijo<br />
Jesús; en seguida se retiró<br />
y se escondió <strong>de</strong> ellos.<br />
De la morlificacion <strong>de</strong>l cuerpo.<br />
PCXTO PRIMERO.—Consi<strong>de</strong>ra que la maceracion <strong>de</strong> la<br />
carne no es únicamente la virtud <strong>de</strong> los <strong>de</strong>siertos y <strong>de</strong><br />
los claustros; fruto es <strong>de</strong> la penitencia que crece en todas<br />
las tierras y se da en todas las estaciones. Llevamos con<br />
nosotros un cuerpo <strong>de</strong> pecado que es preciso <strong>de</strong>struir crucificándole<br />
con Jesucristo. Nuestros sentidos están <strong>de</strong> inteligencia<br />
con el enemigo <strong>de</strong> nuestra salvación; no hay<br />
uno que no sea, por <strong>de</strong>cirlo así, para nosotros una ocasión<br />
<strong>de</strong> pecado, ninguno que no nos tienda lazos. La muerte<br />
ha entrado en nuestras casas, dice el Profeta, porque ha<br />
subido nuestras ventanas. Desengañémonos, no es posible<br />
conservarse en la inocencia sin la mortificación <strong>de</strong> los<br />
sentidos. Es necesario macerar la carne con los ayunos y<br />
las austerida<strong>de</strong>s, es indispensable que el recato y la mo<strong>de</strong>stia<br />
sean como un freno que contengan la licencia <strong>de</strong> los<br />
ojos, por don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>sliza el veneno mas sutil hasta el<br />
alma. El contagio apo<strong>de</strong>rado ya <strong>de</strong> los senli<strong>de</strong>s gana muy<br />
pronto el corazón.<br />
Son en verdad temibles nuestras pasiones; sin embargo,<br />
apenas <strong>de</strong>ben su fuerza á otra cosa que á nuestra inmortificacion.<br />
Nuestra sensualida<strong>de</strong>s la que las nutre; so<br />
rebelan contra nosotros luego que nosotros les damos las<br />
armas. Detestemos sus perniciosos <strong>de</strong>signios todo lo quo<br />
gustáremos; hagamos resoluciones cuanto quisiéremos; el<br />
medio <strong>de</strong> enflaquecer este enemigo interior es macerar la<br />
carne, mortificar los sentidos, llevar una vida penitente.<br />
¿Quítase esta cérea? Qué estraño es que la viüa que<strong>de</strong><br />
espuesta al robo, que los pasajeros la pisen, que lodo<br />
género <strong>de</strong> animales pasen por ella. El que mantiene <strong>de</strong>licadamente<br />
á su esclavo, dice el Sabio, le verá muy pronto<br />
rebelarse contra él. El alma se resiente siempre <strong>de</strong> la<br />
disposición <strong>de</strong>l cuerpo; búscanse en lodo sus comodida<strong>de</strong>s;<br />
llévase una vida blanda y sensual; pásanse los mas<br />
bellos dias en las <strong>de</strong>licias y la ociosidad; nada se niega á<br />
los sentidos; refinase todavía sobre la misma <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za,<br />
¿y se quiere que la concupiscencia no diga una palabra,<br />
que las pasiones estén sometidas á la razón, que al tiempo<br />
mismo que por todas parles se encien<strong>de</strong> el fuego, pueda<br />
uno pasearse sin sentir ni aun el calor, como en medio <strong>de</strong>l<br />
horno <strong>de</strong> Babilonia? contar con semejantes milagros, ¿no<br />
es quererse aturdir para "per<strong>de</strong>rse con ménos remordimientos?<br />
¡Y me quejo yo, Señor, me admiro <strong>de</strong>spués do<br />
esto <strong>de</strong> mis enfermeda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> mis caídas!<br />
PUNTO SEGUNDO.—Consi<strong>de</strong>ra si hay uno solo entre los<br />
gran<strong>de</strong>s santos que forman el objeto <strong>de</strong> nuestra veneración,<br />
y que la Iglesia nos propone todos los dias por mo<strong>de</strong>los,<br />
que no haya mortificado sus sentidos, macerado<br />
su carne y llevado una vida austera. <strong>Los</strong> que no habian<br />
| jamás perdido su inocencia como los que habian pecado.