Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

obrar mi salvadon; pero icubto siento el habérmelos
yo mismo hecho inútiles! No permitáis, mi dulce Jesús,
que esta confesión soa para mí nn nuevo molivo de dolor.
PUMO SECUNDO.—Considera que además de los medios
comunes á lodos los fieles, encuentra cada uno en su condición
y en su estado medios particulares para hacerse
santo. La divina rrovidencia ha dispuesto de tal modo todas
las cosas y arreglado tan bien todas las condiciones,
que lodos son caminos para llegar seguramente á nuestro
último fin. No envidiemos el retiro de los unos ni la tranquilidad
de los otros; nosotros podemos, cada uno en su
propio fondo, hallar los mismos frutos ó á lo menos equivalentes.
No seamos siervos ociosos ni obreros inútiles, pocas
tierras hay que no pudiesen dar el céntuplo, pocos tulentos
que no se multiplicasen ai duplo si se tuviese cuidado
de hacerlos valer.
No hay estado, no hay condición sobre la (¡erra, no
hay edad en la vida que no haya tenido grandes santos, y
eslos santos de la misma edad y en el mismo estado que
nosotros, no han ido á buscar en otra pai te otros medios
para hacerse santos que ios que nuestra edad y nuestra
condición nos proporcionan; aun tenemos nosotros mas
que ellos, pues tenemos el auxilio de sus buenos ejemplos.
¡Dios mió, será así que todo me predique, que todo me
facilite mi salvación, y que todo me eche en cara mí flojedad
y mi indolencia! Y qué, divino Salvador mió, ¿será
posible que solo yo sea el que descuide, el que no quiera
m salvación? ¿que solo yo sea el que pouga á ella los mayores
obstáculos? ¿He aprovechado los medios que he le-
"'dopara hacerme santo? ¿Qué es lo que he hecho para
"o serlo? ¡Dios mió,.quién podrá resistir en la hora de la
muerte contra estas reconvenciones, sobre todo cuando se
pensare en lo que tantos hombres ilustres han hecho para
ser santos!"
¡Con qué fervor han trabajado tantos santos en su propia
perfección, y con que zelo se han aplicado á la salad
de los otros! ¡Qué vida mas laboriosa, mas austera,
ni mas inocente! jY á cuántos confundirán estos ejemplos!
Qué poco me he aprovechado, mi dulce Jesús, de los
medios que tengo para hacerme sanio; y qué mal he cori'cspomiido
á lodas vuestras gracias! Yo admiro todos los
dias lo que los santos han hecho para hacerse santos y no
"le aprovecho de sus ejemplos. Continuadme, Señor, los
Exilios de vuestra gracia, y desde este momento voy ápo-
Rei' fin á mis infidelidades.
JACULATOIUAS.—Yo no viviré ya, Señor, sino para cantoi'
vuestras alabanzas,; porque en todo lo (pie haheis hecbo,
encuentro incentivos para ello. (Psalm. 118.)
Vos, Señor, me asistís sin cesar, yon todos ios estados
de la vida encuentro caminos que me conducen con segundad
á vos. (ibid.)
PROPÓSITOS.
DE CÜAHESMA. 207
ga mejor al enemigo de la salvación que esta inquietud:
Dios no os quiere ahora mas que en el estado en que estáis;
no os apliquéis lampoco mas que á cumplir todas
sus obligaciones. Considerad como una ilusión perniciosa
todas esas inconstancias del corazón y del espíritu que
consumen al alma en vanos sentimientos y en
frivolos
deseos, después de haber hecho ya la elección de un esta ~
do de .vida. No penséis mas que en cumplir con puntualidad
todos los deberes del estado que habéis abrazado.
Considerad hoy en particular lo que mas habéis descuidado.
¿Os servís de lodos los medios que tenéis en vuestro
estado para santificaros? No hay estado alguno en la vida
sin cruces, no hay rosa que no tenga espinas. Las dulzuras
de una fortuna floreciente, las amarguras de una familia
atrasada, los enredos de una condición tumultuosa, los
cuidados de un doméstico, las alegrías y los llantos do
esta vida, lodo pufde servir para la salvación. Examinad
qué uso habéis hecho do ello hasta aquí. Igualmente se
pierde un bien por falta de atención que de industria; examinaos
sobre lo uno y lo otro.
2 Es una práctica santa y muy útil el hacer todas las
mañanas una oración para pedir á Dios la gracia de cumplir
con fidelidad las obligaciones do su estado. No puedo
adoptarse ninguna mas bqlla que la que sigue, la cual es
de santo Tomás.
O Dios, lleno de bondad y de misericordia, conccdcdmc
la gracia de que. conozca verdaderamente, desee cou
ardor y trate con un sabio empeño de cumplir perfectamente
todo lo qnc os agrada, y siempre para vuestra^nayor
gloria. Reglad vos mismo lodas las cosas en el estado
á que me habéis llamado, y dadme á conocer lo que queréis
que haga. Haced que yo conozca todas mis obligaciones,
y que las cumpla con puntualidad y con fruto, Coneededme,
Señor y Dios mió, que no os desagrade en los
diferentes accidentes de la vida. Que sea humilde en la
prosperidad, y que las adversidades no dehililen jamás
mi confianza. Que no sienta pena ni alegría sino en loque
me aleje de vos, h me acerque á vos. Que no desee agradar
mas que á vos, y nada tema tanto como desagradaros.
Que me interese poco todo lo que pasa, y no quiera mas
que lo que viene de vos por amor vuestro, y á vos mas que
á todas las cosas. Que ioda alegría en que vos no tenéis
ninguna parte me sea amarga, y no encuentre placer sino
en lo que os agrada. En íin, eoncededme, Señor, por
vuestra misericordia la gracia de que haga lal uso do
vuestros beneficios en esta vida, que tenga la dicha do
poseeros, y gozar de la eterna felicidad en la patria celestial.
Por nuestro Señor Jesucristo, etc.
LUNES CUARTO DE CUARESMA.
Cuanto mas se acerca el santo tiempo de la Pasión, mas
escogidas y mas interesantes son las oraciones déla Iglesia.
La misa de este dia comienza por el salmo 53. «Dios
mió, salvadme por la gloria de vuestro nombre del peligro
_ 1 Todos los estados de la vida son otros lantoscaminos en que me hallo, y desplegando vuestro poder en favor
diferentes, que según el orden do la divina Providencia, mió, dad á conocer el juicio que hacéis de mi inocencia.
conducen lodos á nuestro último fin. Es una tentación el Escuchad, Señor, la súplica que os dirijo, prestad el oido
"naginurse que seria uno mejor en otra parte que en el á lo que me atrevo á representaros. Aquellos en quienes
estado que se ha abrazado. ¡Qué horror el no ocupar el yo he creido que podía confiar, me han sido contrarios y
etUendimicnlo mas que pensando lo que uno seria si estuviese
colocado en otro destino, y descuidar las obligacio-
parles de las fuerzas tremendas de mis enemigos, los cua­
se han declarado contra mí: yo me veo rodeado por lodas
nes de aquel en que está! Apenas hay artificio que 1c sal- tes traUm de quitarme la vidu.v Jamás se habia visto Da-