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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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lemer el esceso en esle punto, <strong>de</strong>cía el sabio canciller <strong>de</strong><br />

la universidad <strong>de</strong> París, mientras que hablemos <strong>de</strong> ella<br />

como inferior á Dios, y en el rango <strong>de</strong> las criaturas? no<br />

temáis llevar muy lejos vuestras alabanzas y vuestros pensamientos;<br />

sabed sí, únicamente, lo que nadie ignora, que<br />

lodos los bienes que ella tiene vienen <strong>de</strong> Dios, y que ella<br />

no es rica sino por ios bienes <strong>de</strong> su Hijo. Supuesta esta<br />

verdad, no temáis nada mas, hablando <strong>de</strong> María, continúa<br />

el mismo Doctor, que el <strong>de</strong>cir muy poco , por gran<strong>de</strong>, por<br />

estraordioario que parezca lo que se diga, teniendo presente<br />

que <strong>de</strong> quien se habla es <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios. El<br />

evangelista únicamente dice <strong>de</strong> María que es Madre <strong>de</strong><br />

Jesús; pero diciendo esto, lo ha dicho lodo. ¿Débese lemer,<br />

en efecto, <strong>de</strong>cir mucho, ó esce<strong>de</strong>rse en el culto que<br />

se la rinda ? ¿Quién no sabe que es honrar al Hijo, el honrar<br />

á la Madre? La <strong>de</strong>voción que se tiene á María no divi<strong>de</strong><br />

el corazón; por el contrario, le une mas estrechamente<br />

á Jesucristo. La confianza que tenemos en la protección <strong>de</strong><br />

la Santísima Virgen, no disminuye la conüarua que <strong>de</strong>bemos<br />

tener en su Hijo, antes bien la aumenta. Nuestro culto,<br />

nuestra <strong>de</strong>voción, nuestra confianza y nuestro amor á<br />

la Santísima Yírgen, es una prueba sensible <strong>de</strong>|nuestra fe<br />

en Jesucristo. Guiada <strong>de</strong> este espíritu, la Iglesia no pier<strong>de</strong><br />

ocasión alguna <strong>de</strong> bom ar á la Madre <strong>de</strong> Dios, autoriza<br />

con placer lodo lo que tien<strong>de</strong> á aumentar la <strong>de</strong>voción <strong>de</strong><br />

los fieles hacia este refugio <strong>de</strong> los pecadores y mulliplica<br />

tanto sus fiestas. La que se celebra en este dia bajo el título<br />

<strong>de</strong> nuestra Señora <strong>de</strong> la Piedad, ó <strong>de</strong> los Dolores, y <strong>de</strong><br />

la pasión <strong>de</strong> la Santísima Yírgen, <strong>de</strong>be sernos tanto mas<br />

interesante, cuanto que nosotros somos la causa <strong>de</strong> que su<br />

alma haya sido traspasada <strong>de</strong> dolor.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa es tomado <strong>de</strong>l <strong>de</strong> san Juan,<br />

capitulo 14.<br />

In illo lempore: Collegerunt<br />

ponüfices el pharisaii<br />

concilium adversus Jesum,<br />

et dicchant: Quid facimus,<br />

quia hic homo multa signa<br />

fácil? Si dimiiliinus eum ste,<br />

omnes cre<strong>de</strong>nt in eum : et<br />

venient Romani, el tollent<br />

noslrum locum et genlem.<br />

Vms autem ex ipsis, Caiphas<br />

nomine, cum esset pontifex<br />

ami illius , dixit eis:<br />

Yos tiescilis quidquam , neo<br />

cogilalis quia expedü vobis<br />

«í mus vwrialur homo pro<br />

populo, et non tota gens pereal.<br />

Uoc autem a semetipso<br />

«OÍI dixit: sed, cum esset<br />

En aquel liempo los sacerdotes<br />

y los fariseos juntaron<br />

consejo contra Jesús:<br />

¿Qué hacemos, <strong>de</strong>cian, porque<br />

este hombre hace muchos<br />

milagros? Si le <strong>de</strong>jamos<br />

seguir obrando asi,<br />

todo el mundo creerá en él,<br />

y vendrán los romanos y<br />

<strong>de</strong>struirán nuestro pais y<br />

nuestra nación. Mas uno <strong>de</strong><br />

ellos llamado Caifás, siendo<br />

gran sacerdote en aquel<br />

año, les dijo : Vosotros no<br />

lo entendéis y no hacéis reflexión<br />

que es interés vuestro<br />

que un hombre muera<br />

por la nación, y nó que toda<br />

ella perezca. No <strong>de</strong>cia esto<br />

pontifex anni illius, prophe"<br />

tavit quod Jesús morilurus <strong>de</strong> sí mismo, sino que como<br />

trat pro gente, et non tantum<br />

pro gente, sed MÍ filios<br />

iteí, qui erant disper&i, con-<br />

Qregaret in unum. Ab illo erijo<br />

die cogitavermt ul inter-<br />

ficerenl eum. Jesús ergo jam<br />

era gran sacerdole en aquel<br />

año, dijo con espíritu profético,<br />

que Jesús <strong>de</strong>bia morir<br />

por la nación, y no solo<br />

por la nación, sino también<br />

para reunir en un solo cuerwon<br />

tn palam ambulabat po los hijos <strong>de</strong> Dios que esaI>ud<br />

Judwos, sed abiü m<br />

TOHO, IV.<br />

taban dispersos. Así que,<br />

DE PASíOiN.<br />

regioncm juxla <strong>de</strong>sei'tum,<br />

in civitatem, quee dicitur<br />

Ephrem , et ibi'morabalur<br />

cum discipulis suis.<br />

MEDITACION.<br />

273<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> este dia ya no pensaron<br />

mas que en quitarle la<br />

vida. Por tanto Jesús ya no<br />

se presentaba públicamente<br />

entre los judíos, y se fué al<br />

pais vecino <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, á<br />

una ciudad llamada Ephren,<br />

y allí moraba con sus discípulos.<br />

De los Dolores <strong>de</strong> la Sanlisima Virgen.<br />

PUNTO PRIMERO.—Consi<strong>de</strong>ra que no sin razón la Iglesia<br />

llama á la Santísima Virgen reina <strong>de</strong> los mártires. No<br />

hay ninguno entre aquellos héroes cristianos que haya<br />

sufrido un martirio mas doloroso que esta Madre afligida.<br />

¿Queremos tener una i<strong>de</strong>a justa <strong>de</strong> las penas <strong>de</strong> la Santísima<br />

Virgen? Comprendamos, si es posible, cuál ha sido<br />

la ternura, la gran<strong>de</strong>za, el ardor y la pureza <strong>de</strong> su amor<br />

á su querido Hijo. <strong>Los</strong> tormentos que obran sobre el<br />

cuerpo, pue<strong>de</strong>n endulzarse y aun hacerse <strong>de</strong>leitables por<br />

las dulzuras interiores que Dios <strong>de</strong>rrama en una alma, y<br />

se han visto mártires que hallaron refrigerio en medio <strong>de</strong><br />

los braseros, como sucedió á los tres niños hebreos; pero<br />

¿qué es loqua pue<strong>de</strong> suspen<strong>de</strong>r ó dulcificarlos dolores<br />

<strong>de</strong>l alma? El martirio <strong>de</strong>l alma es un suplicio sin alivio.<br />

Cuando la misma alma es la que se siente traspasada,<br />

<strong>de</strong>be ser muy dolorosa la llaga, y tal ba sido el martirio<br />

déla Santísima Virgen. Sentirás el dolor mas vivo, lo<br />

habia dicho Simeón, cuando llevó su Hijo amado al templo<br />

; los ultrajes que se harán á lu,Hijo, serán para tí como<br />

otros laníos cuchillos que se clavarán en tu pecho.<br />

Jamás madre alguna amó á su hijo como la Sanlisima<br />

Virgen amó al Salvador; sabemos loque ha sufrido el<br />

Salvador durante su vida mortal; ¡qué humillaciones,<br />

qué pobreza, qué persecuciones l y durante su pasión<br />

¡qué dolores, qué oprobios! Concibamos por aquí lo que<br />

ha sufrido la Santísima Virgen que ha sido testigo <strong>de</strong> todo<br />

lo que ha sufrido su querido Hijo. Nunca hubo martirio<br />

mas largo ; la vida <strong>de</strong> treinta y tres años <strong>de</strong>l Salvador,<br />

ha sido la medida <strong>de</strong> la duración <strong>de</strong>l martirio <strong>de</strong> su divina<br />

Madre. Sus penas escedicron aun á la vida <strong>de</strong>l Salvadorv<br />

¿Qué no <strong>de</strong>bió sufrir la Santísima Virgen, viéndose en<br />

Belén cercana al parlo, y rechazada <strong>de</strong> lodo el mundo,<br />

reducida á retirarse á un establo, sin socorro, sin otro<br />

alivio para un Hijo que es Dios, que el aliento <strong>de</strong> dos viles<br />

animales y un puñado do paja? hagámonos cargo<br />

cuánto <strong>de</strong>bió sufrir en aquella ocasión, la mas tierna, la<br />

mas apasionada <strong>de</strong> las madres, en su persona y en la <strong>de</strong><br />

su querido Hijo. Traigamos á la memoria sus temores,<br />

pensando el cruel é impío <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> Here<strong>de</strong>s <strong>de</strong> quitarle<br />

la vida; ¿qué no tuvo que pa<strong>de</strong>cer en su viaje y en su<br />

estancia en Egipto? Pero ¿estuvo mas tranquila, ó al<br />

menos fué mas feliz á lo <strong>de</strong>l mundo en Nazareth? ¡Qué<br />

santas inquietu<strong>de</strong>s por la falta <strong>de</strong> todo lo necesario á que<br />

frecuentemente la reducía su estado pobre y oscuro!<br />

¡Qué agonía no pa<strong>de</strong>ció en los Ires dias que Jesucristo se<br />

quedó en Jerusalen 1 Pero, y ¡ qué no tuvo que sufrir<br />

viendo la ingratitud con que se pagaban los beneficios <strong>de</strong><br />

su querido Hijo, y sabiendo bastí dón<strong>de</strong> llevaban su odio<br />

y su envidia los escribas y los fariseos! Seria necesario<br />

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