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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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Jesn. Venit autm et A'icocíemus,<br />

qui vcneral áá<br />

Jesum norte piminn, fcrens<br />

mixlmam myrrlice.,<br />

et aloes, quasi libras ccntum.<br />

Acceperunl ergo corpus<br />

Jcsu , et ligavertmt<br />

illud Untéis mm aromatibus,<br />

sicut mos erat Judaiis<br />

sepeliré. Erat aulem in<br />

loco, ubi crucifixus est,<br />

horlus : el in horlo moninncnlum<br />

novum, inqm<br />

mndum quisquam positus<br />

eral. Ibi ergo propier Parascevem<br />

Judmrum, quia<br />

juxla erat monumenlum,<br />

pomeruHl Jesum.'<br />

po <strong>de</strong> Jesús. Nico<strong>de</strong>mus, que<br />

ía primera vez Labia ido <strong>de</strong><br />

noche á ver á Jesús, vino también<br />

allí , llevando consigo<br />

cerca <strong>de</strong> cien libras <strong>de</strong> una<br />

composición <strong>de</strong> mirra y aloes.<br />

Tomaron, pues, el cuerpo <strong>de</strong><br />

Jesús, y le envolvieron en<br />

lienzos con drogas aromáticas<br />

según acostumbraban á sepultar<br />

los judíos, lliibia, pues, un<br />

buerto en el lugar en don<strong>de</strong><br />

habia sido crucificado, y en<br />

este huerlo un sepulwo nuevamente<br />

abierto , en don<strong>de</strong><br />

ninguno habia sido colocado.<br />

Allí pusieron á Jesús, á causa<br />

<strong>de</strong>que era la víspera <strong>de</strong>l sábado<br />

<strong>de</strong> los judíos, y el sepulcro<br />

estaba cerca.<br />

MEDITACION.<br />

De la pasión <strong>de</strong> meslro Semr Jesucristo en el Calvario.<br />

PUMO PUIMIÍRO. — Consi<strong>de</strong>ra el espectáculo que aquí se<br />

nos presenta: Jesucristo abrumado bajo <strong>de</strong> una pesada<br />

cruz que lleva sobre sus hombros : Jesucristo espirando<br />

sobre la cruz. lié aquí la prueba <strong>de</strong> su amor, el objeto <strong>de</strong><br />

nuestra fé, el precio <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción; pero ¿y no es<br />

al mismo tiempo la prueba <strong>de</strong> nuestra infi<strong>de</strong>lidad, el motivo<br />

<strong>de</strong> nuestra reprobación, y la medida do nuestra ingratitud<br />

?<br />

¡ Qué prodigioso concurso <strong>de</strong> dolores , <strong>de</strong> amarguras)<br />

<strong>de</strong> ignominias y do tormentos para Jesucristo moribundo<br />

en el Calvario I Si se le <strong>de</strong>snuda antes do esten<strong>de</strong>rle sobre<br />

la cruz, es para renovar en aquel momento todos los<br />

dolores <strong>de</strong> su pasión , renovando todas sus llagas. Habia<br />

ya perdido el sagrado cuerpo toda su sangre, pero aun<br />

Conservaba todos sus nervios, instrumentos <strong>de</strong>l sentimiento<br />

y <strong>de</strong>l dolor: para <strong>de</strong>sgarrar pues á la vez lodos<br />

los nervios, se le traspasan los pies y las manos con<br />

gruesos clavos, y se lo clava sobre aquel lecho <strong>de</strong> dolor.<br />

Concibamos toda la ostensión y la dureza <strong>de</strong> estos dolores<br />

: comprendamos , si es posible, loda la crueldad do<br />

este suplicio.<br />

Parece que el divino Salvador quiero sufrir á cada<br />

raomenlo lodos los dolores juntos; una cruz levantada con<br />

frecuentes sacudidas; un cuerpo que pesa, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, sobre sus llagas , y que no está suspendido mas que<br />

por unos clavos; esta sola i<strong>de</strong>a hace estremecer ; y lal es<br />

el estado en que Jesús pasa las tres últimas horas-<strong>de</strong> su<br />

vida.<br />

<strong>Los</strong> oprobios <strong>de</strong> que se le carga , las injurias que se le<br />

hacen, igualan al esceso <strong>de</strong> los dolores que sufre; asi es<br />

que no muero hasta haber sido harto <strong>de</strong> ellos. Pero ¿por<br />

qué, adorable Salvador mió , uoa muerte tan dolorosa y<br />

tan bumillunle? Vuestro Padre no pi<strong>de</strong> estos cscesos,<br />

nuestra re<strong>de</strong>nción pue<strong>de</strong> hacerse á ménos precio; ¿ tanto<br />

era necesario para confundir nuestro orgullo, para con<strong>de</strong>nar<br />

nuestra sensualidad, para hacernos amar la cruz,<br />

para ablandar la dureza <strong>de</strong>l corazón mas bárbaro? pero<br />

lodo esto ¿ ha disminuido nuestra ambición y nuestra va-<br />

TOMO iv.<br />

SANTO. 337<br />

nidad? ¿amamos mas la cruz? ¿estamos mas conmovidos?<br />

¿ hemos <strong>de</strong>rramado muchas lágrimas?<br />

Que la pasión, que la muerte ignominiosa y amarga <strong>de</strong><br />

un hombre-Dios, asombre á los pueblos bárbaros; que<br />

parezca increible á los paganos; que no puedan ellos<br />

compren<strong>de</strong>r que un Dios pudiese amar hasta este esqeso<br />

á los hombres , nada do esto nos <strong>de</strong>be parecer estrafio;<br />

pero que un cristiano mire con ojos enjutos é indiferentes<br />

á Jesucristo en el Calvario; que la imágen <strong>de</strong> Jesucristo<br />

en la cruz se encuentre «n todas parles, ménos en el corazón<br />

<strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> los cristianos; que lodos los<br />

afios se asista á sangre fría á la celebridad <strong>de</strong> osle gran<br />

misterio; ¿se asombrarían ménos los paganos á vista <strong>de</strong><br />

nuestra insensibilidad y do nuestra ingratitud , que á la<br />

vista <strong>de</strong>l precio <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción ? ¡ Dios mió I i quó<br />

impresión no <strong>de</strong>berla hacer esta reflexión bien meditada'.<br />

PUNTO SEGUNDO. — Consi<strong>de</strong>ra que el Salvador ha hecho<br />

<strong>de</strong> su cruz una cátedra: no es menester, por <strong>de</strong>cirlo así,<br />

mas que ojos para apren<strong>de</strong>r las lecciones que nos da en<br />

ella; son sus llagas las que allí nos dan estas lecciones:<br />

allí confun<strong>de</strong> nuestra necia vanidad , nuestro orgullo ; allí<br />

con<strong>de</strong>na altamente nuestra molicie y nuestra sensualidad;<br />

allí nos echa en cara <strong>de</strong> una manera viva yurgctUe nuestra<br />

dureza y nuestro amor propio. El Crucifijo <strong>de</strong>be ser<br />

el símbolo <strong>de</strong> la vida cristiana, y el espejo mas fiel do<br />

todos los cristianos; viéndonos en él lal como somos, veamonos<br />

cuales <strong>de</strong>beríamos ser. ¡Dios mió, qué elocuente<br />

es vuestro silencio en la cruz I<br />

«Cuando yo fuere levantado <strong>de</strong> la tierra,» <strong>de</strong>cía el<br />

Salvador, «lodolo atraeré á mí. (Joan. 12.) » Es necesario<br />

estar muy apegado á la tierra para no ver en nosotros<br />

el efecto <strong>de</strong> osle oráculo. Él se ha verificado en tantos<br />

pueblos bárbaros; en tantos príncipes infieles ; en tantos<br />

pecadores endurecidos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión : ¿ y quó<br />

impresión hace el día <strong>de</strong> hoy este divino objeto en la mayor<br />

parte <strong>de</strong> los cristianos? ¿ <strong>de</strong>spierta nuestra fé la vista<br />

do un Crucifijo? ¿amortigua nuestras pasiones? ¿es para<br />

nosotros un remedio eficaz contra ellas ?<br />

Jesucristo crucificado es un escándalo para los judíos,<br />

una locura páralos gentiles (1, Cor. 1.); pero ¿le miran<br />

todos los cristianos como la fortaleza <strong>de</strong> Dios, y su sabiduría?<br />

¿Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir como san Pablo : Por lo que á<br />

mí loca, guár<strong>de</strong>me Dios <strong>de</strong> gloriarme <strong>de</strong> otra cosa que <strong>de</strong><br />

la cruz <strong>de</strong> Jesucristo, por quien el mundo está crucificado<br />

para mí, y yo lo estoy para el mundo? ¿Seria mirado un<br />

Crucifijo con alegría y con respeto en esas reuniones mundanas;<br />

en esas aca<strong>de</strong>mias <strong>de</strong> juego y <strong>de</strong> ociosidad; por<br />

esas personas que constituyen una especie <strong>de</strong> honor en<br />

ser poco cristianas? Sin embargo este será el último objeto<br />

que se Ies presentará, el único en el que buscarán el<br />

consuelo contra los espantos <strong>de</strong> la muerte , en aquel momenlo<br />

en el que <strong>de</strong>berán comparecer ante el soberano<br />

Juez. Aquella mujer mundana, arjuel hombre vasm y poco<br />

religioso, aquel libertino , se tendrán por muy dichosos<br />

en espirar teniendo y aun besando el Crucifijo. Dulce consuelo<br />

para aquel para quien Jesucristo crucificado no ha<br />

sido una locura ni un escándalo.<br />

Presentarásenos al fin <strong>de</strong> nuestra vida esto Jesús moribundo<br />

por nuestro amor; ] qué consuilo 1 pero se nos presentará<br />

muriendo en una cruz , esto es , diciéndonos por<br />

tantas bocas como llagas, lo que él ha hecho y sufrido<br />

por nuestro amor, y lo que nosotros <strong>de</strong>bemos hacer por<br />

M

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