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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m<br />

eslradaba como los judíos <strong>de</strong> aquel pueblo. Uabia permanecido<br />

algunos dias en Sichetn, les había predicado la palabra<br />

<strong>de</strong> Dios, no les escluia <strong>de</strong> la salvación, teniendo lanto<br />

interés por su conversión como por la <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Tampoco<br />

respon<strong>de</strong> el Salvador á la primera injuria, y se contenta<br />

con <strong>de</strong>cirles con su ordinaria dulzura que no estaba<br />

poseído <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio; que si les <strong>de</strong>cia las verda<strong>de</strong>s con<br />

mas fuerza que lo que ellos quisieran, no <strong>de</strong>bian tomar<br />

por furor lo que no era otra COSÍI que un zelo caritativo;<br />

que nada le movia mas que la gloria <strong>de</strong> su Padre, y su<br />

salvación; que bien podian cargarle <strong>de</strong> injurias, pero que<br />

no por eso <strong>de</strong>spertarían en él el resentimiento; que en<br />

cuanto bombre no buscaba su propia gloria; que <strong>de</strong>jaba<br />

todo el cuidado <strong>de</strong> esto á aquel sobre quien recalan los<br />

ultrajes que á él se le hacían, y que siendo el soberano<br />

Juez no <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> vengarle <strong>de</strong> sus caluinníadores. Queriendo<br />

templar, por <strong>de</strong>cirlo así, el Salvador esta terrible<br />

amenaza por una promesa agradable: «Yo os aseguro, les<br />

aña<strong>de</strong>, que cualquiera que observare mis preceptos, no<br />

morirá jamás.»<br />

<strong>Los</strong> judíos que <strong>de</strong>spreciaban igualmente sus promesas<br />

que sus amenazas, le respondieron con indignación: Nunca<br />

mejor que ahora conocemos que es el <strong>de</strong>monio el que<br />

le hace hablar. Abraham ha muerto, los profetas han muerto<br />

también, y i te atreves á <strong>de</strong>cir que los que guardaren<br />

tus preceptos no moriránI ¿Eres tú mayor que nuestro<br />

padreAbraham? ¿eres mejor que todos los profetas á quienes<br />

no ha perdonado la muerte? ¿quién piensas tú que<br />

eres? Todo este razonamiento rueda sobre un falso prin-<br />

«ipio; ellos suponen que Jesucristo habla <strong>de</strong> una vida temporal,<br />

y <strong>de</strong> lo que habla el Salvadores do la vida <strong>de</strong>l almat<br />

<strong>de</strong> la vida eterna.<br />

Vosotros pensáis, continúa, que lo que yo digo es una<br />

vanagloria que me aíribujo. No tengo yo que glorilicarme,<br />

bastante me glorilica mí Padre <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> vosotros<br />

por tan repetidos prodigios; él es el que hace brillar en mi<br />

su po<strong>de</strong>r por las maravillas que obro á vuestra vista, y<br />

por la verdad que os anuncio. Y no digáis que este Padre<br />

os es <strong>de</strong>sconocido, y que yo os hablo enigmáticamente:<br />

este Padre es el Dios que vosotros adoráis y cuyo testimonio<br />

os negáis á recibir: pue<strong>de</strong> aun <strong>de</strong>cirse que para vosotros<br />

es un Dios <strong>de</strong>sconocido, puesto que no reconocéis las<br />

obras que ejecuta por mi. Si le conocieseis, <strong>de</strong>scubriríais<br />

en mí persona lodos los caracteres <strong>de</strong>l Mesías, y me reconoceríais<br />

por hijo suyo: para mí, yo le conozco perfectamente,<br />

y haría traición á la verdad, si fuese capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />

lo contrario. Pueblo ingrato, vosotros no conocéis á<br />

vuestro Dios, ni á aquel que él os ha enviado para dárosle<br />

á conocer : yo sí, yo conozco á Dios mi Padre, y si dijese<br />

que no le conocía, sería tan mentiroso como vosotros diciendo<br />

que le conocéis. Si le conocieseis, guardaríais fielmente<br />

sus preceptos: yo los guardo con eslrema fi<strong>de</strong>lidad<br />

porque le conozco claramente. Se ve que Jesucristo habla<br />

aquí como hombre. ¡De qué honor no blasonáis, afia<strong>de</strong>,<br />

porque tenéis á Abraham por padre! Sabed, pues, que este<br />

gran patriarca, llu&li ado c«n luz divina conoció el día feliz<br />

en que yo <strong>de</strong>bía venir al mundo; le vió como lo había <strong>de</strong>seado<br />

ardientemente, y dió saltos do alegría. <strong>Los</strong>judios,<br />

que no habían comprendido el pensamiento <strong>de</strong>l Salvador,<br />

le dijeron con un tono <strong>de</strong>spreciante: No tienes todavía cincuenta<br />

atlos y quieres hacernos creer que eres <strong>de</strong>l tiempo<br />

(h Abiaham. Tomando entonces el Hijo <strong>de</strong> Dios un tono <strong>de</strong><br />

DOMINGO<br />

maestro, y queriendo darles á enten<strong>de</strong>r sin alegoría y sin<br />

figura que él era en toda la eternidad como Dios: En verdad<br />

os digo, les respondió, si, yo oslo digo, y es verdad,<br />

yo soy ántes que Abrabam estuviese en el mundo. <strong>Los</strong> judíos<br />

comprendieron muy bien que el Salvador <strong>de</strong>cía que<br />

era tan eterno como su Padre; juzgaron esto como «na<br />

blasfemia, y tomaron piedras para apedrearle como blasfemo;<br />

pero Jesús que quería morir en la cruz y nó apedreado,<br />

<strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> sus ojos haciéndose invisible, y<br />

salió <strong>de</strong>l templo, reservando el sacrificio <strong>de</strong> su vida para<br />

el tiempo que su Padre le babia señalado.<br />

Vexilla Uegis pro<strong>de</strong>unl:<br />

Fulget Crucis mysterium,<br />

Qua vita mortem pertulit,<br />

Et mortem vilam protulit.<br />

Qum vulnerata lanceaí<br />

Mucrone diro criminnm,<br />

Ul nos lavaret sordíbus,<br />

Manavít unda et sanguinc.<br />

Impleta sunt qmeconcinit<br />

David ti<strong>de</strong>li carmine,<br />

Díccndo nationibus:<br />

Regnavit a ligno Deus.<br />

Arbor <strong>de</strong>cora et fulgida.<br />

Ornala Regís purpura,<br />

Electa digno stípite<br />

Tamsanctamembralangere.<br />

Beata, cujus brachiis<br />

Pretium pependil saeculi,<br />

Statera fucta corporis,<br />

Tulilque piu-dam tartarí.<br />

O Crux ave, spes única,<br />

Uoc Passionis lempore,<br />

Piis adauge gratiam,<br />

Ucisque <strong>de</strong>le crimina.<br />

HIMNO.<br />

Ya tremolan <strong>de</strong>l Rey los<br />

estandartes;<br />

De la cruz el mislerio resplan<strong>de</strong>ce,<br />

En la cual pa<strong>de</strong>ció muerto<br />

la vida,<br />

Y dió al hombre vida con<br />

su muerte.<br />

Herida con lanza, cuya<br />

punta<br />

Las culpas son, que nuestro<br />

error comete,<br />

Para lavar nuestras inmundas<br />

maméas,<br />

Manó agua y sangre porlenlosamenle.<br />

Ya está cumplido lo que<br />

David predijo,<br />

Cuando profetizó á todas las<br />

gentes,<br />

Que había <strong>de</strong> reinar Dios<br />

verda<strong>de</strong>ro<br />

{Llegado el tiempo) <strong>de</strong> un<br />

lefio pendiente.<br />

Arbol el mas brillante y<br />

mas hermoso,<br />

Por la púrpura real que te<br />

ennoblece,<br />

Y el contacto <strong>de</strong> aquellos<br />

miembros santos:<br />

Dichoso el tronco que logró<br />

tal suerte.<br />

Mil veces feliz tú, <strong>de</strong> cuyos<br />

brazos<br />

El que en precio se dió <strong>de</strong>l<br />

mundo, pen<strong>de</strong>:<br />

Que hecho peso <strong>de</strong> aquel<br />

sagrado cuerpo,<br />

Quitas la presa á las tartáreas<br />

huestes.<br />

Cruz , única esperanza.<br />

Dios te salve:<br />

En este tiempo en que Jesús<br />

pa<strong>de</strong>ce,<br />

A los malvados el perdón<br />

alcanza,<br />

A los piadosos las gracias<br />

acrece.

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